La ONG Ecologistas en Acción expone que las emisiones del gases de efecto invernadero (GEI) de España en 2014 aumentaron un 1,1% respecto a las de 2013 y por primera vez desde que comenzó la crisis en el año 2008.
España ha avanzado estos datos a la Comisión Europea donde se indica que las emisiones de efecto invernadero durante el 2014 superaron los 325 millones de toneladas equivalentes de CO2, con un incremento de 3,5 millones de toneladas respecto del año anterior (1,1% de incremento). 2014 es el primer año en que se produce un incremento de las emisiones desde que en 2008 descendieran bruscamente debido a la crisis económica.
El incremento de emisiones es debido a un conjunto de factores, pero el principal, según subrayan los ecologistas es que, a pesar de que disminuyó la demanda de electricidad, se incrementó la generación de energía con carbón. Otro de los factores determinantes en este aumento ha sido el incremento en las emisiones generadas por los residuos (un millón de toneladas). Aumentó también el consumo de carburantes (2% diesel y 1% gasolina), debido al descenso en el precio del petróleo, y un 17% las emisiones del sector cementero, debido sobre todo a la actividad exportadora del sector, a pesar de que la demanda interna está bajo mínimos. La actividad industrial aumentó ligeramente, así como también lo hicieron las emisiones debidas al sector ganadero (2% fermentación entérica y un 5% debido al manejo de estiércoles).
Así, las emisiones del Estado español en el periodo 1990-2014 se incrementaron en un 12 %, siendo el país europeo que más aumentó sus emisiones en valores absolutos (34,8 millones de toneladas). El resto de países europeos que aumentaron sus emisiones en ese periodo fueron Portugal, Chipre, Irlanda y Malta.
Por su parte, las emisiones en el conjunto de la Europa de los 28 disminuyeron en un 24,4%, debido sobre todo a los impactos de la Gran Recesión de 2008. "Estos datos son un aval nefasto para el Gobierno español de cara a la COP21 de París", señalan desde Ecologistas en Acción.
La contabilidad oficial de emisiones excluye las debidas al tráfico aéreo y marítimo internacional y tampoco tiene en cuenta los efectos del comercio internacional, dado que la mayoría de países desarrollados importan una parte importante de las mercancías manufacturadas que consumen (desde China, India, etc.). Si se contabilizaran las emisiones, debidas a los productos importados y consumidos en su territorio, la llamada "huella de carbono" es posible que la Unión Europea aumentara sus emisiones en lugar de reducirlas.