La desigualdad es, junto al cambio climático, uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta la humanidad en este mundo globalizado e interconectado. Sin dudas, el crecimiento inclusivo puede contribuir a luchar contra ambas problemáticas, y es aquí a donde las empresas pueden desempeñar un papel fundamental. El sector privado tiene una oportunidad para redefinir su propósito en una búsqueda más decidida por la creación de valor social y económico. En este sentido, el IV informe elaborado por el Observatorio Empresarial para el Crecimiento Inclusivo (OEPCI) introduce un conjunto de buenas prácticas que sirven de guía para las empresas que quieran mejorar su impacto social.