En la encrucijada entre las exigencias del mercado y la creciente conciencia ambiental, la inteligencia artificial (IA) emerge como el gran arquitecto de una nueva era industrial. Con una capacidad sin precedentes para optimizar procesos y reducir el impacto ambiental, la IA no solo redefine la producción, sino que desafía la noción de que la innovación y la sostenibilidad son fuerzas opuestas.