
Así lo refleja el informe Approaching the Future 2025, que elaboramos CANVAS Estrategias Sostenibles y Corporate Excellence – Centre for Reputation Leadership y que analiza, desde hace una década, las principales tendencias en gestión de intangibles a partir de la visión de más de 2.100 profesionales de 16 países.
El estudio revela, entre otras muchas cosas, un desfase entre la relevancia que los líderes empresariales otorgan a intangibles como la reputación, el propósito o la sostenibilidad, y los recursos que realmente se destinan a su gestión. La falta de indicadores claros, la dificultad de romper silos y la necesidad de nuevas capacidades profesionales emergen como los principales obstáculos para que las empresas dediquen más recursos a los intangibles.
La sostenibilidad bajo presión
La sostenibilidad se ha consolidado como un eje central en la agenda de la alta dirección. Sin embargo, enfrenta hoy una doble exigencia: por un lado, la presión regulatoria, que obliga a cumplir con normativas cada vez más estrictas y, por otro, la demanda social de transparencia, impulsada por una ciudadanía informada que reclama cambios profundos en el modelo empresarial.
El impulso transformador no depende solo de los gobiernos: la sociedad exige un nuevo rumbo. De hecho, el 76,5% de la población reclama una gran transformación del sistema (Estudio CANVAS, Propósito y liderazgo transformador).
En paralelo, los inversores refuerzan esta exigencia. Siguen viendo en la sostenibilidad una fuente de valor a largo plazo y priorizan la inversión bajo criterios ESG. Así, la sostenibilidad deja de ser únicamente una respuesta a presiones externas y se convierte en un imperativo estratégico y financiero.
Las empresas han avanzado en compromisos y estrategias, pero aún afrontan un desafío crítico: demostrar con datos cómo generan valor social y ambiental. El 49,8% de la alta dirección identifica la medición del impacto como su mayor reto. Sin embargo, solo un 21,3% declara estar trabajando activamente en ello.
Este contraste revela una brecha evidente: mientras los discursos y compromisos se multiplican, la capacidad de demostrar resultados verificables sigue rezagada. En un momento en que la ciudadanía pide rendición de cuentas y los reguladores exigen más información no financiera, contar con métricas contrastables se convierte en un requisito de supervivencia.
Nueve tendencias que marcarán el futuro
Impulsar la sostenibilidad no es el único desafío para las empresas. Existen otros ocho grandes retos que, en conjunto, redefinen la manera de hacer empresa:
Estos retos se confirman también en otros análisis internacionales. El Sustainability Trends Report 2024 de Generation Investment Management señala cómo la combinación de crisis climáticas, tensiones geopolíticas y disrupciones energéticas acelera la presión sobre las empresas para pasar del discurso a la acción sostenible.
Todas estas tendencias están interconectadas: la reputación se ve afectada por la sostenibilidad, la comunicación puede impulsar o frenar el propósito, y los nuevos modelos de trabajo determinan la capacidad de atraer el talento necesario para la transformación digital y ética.
La conclusión más evidente es que la gestión de intangibles solo generará valor si se traduce en acción coherente y medible. Las empresas que integren la sostenibilidad en la estrategia, inviertan en capacidades profesionales y desarrollen sistemas de medición fiables estarán mejor preparadas para competir y prosperar en un entorno de incertidumbre.
En definitiva, la sostenibilidad se ha convertido en la base de la legitimidad social de las organizaciones. Y solo aquellas compañías que sepan convertir su discurso en decisiones tangibles podrán liderar un futuro más resiliente y sostenible.