Con la llegada del frío en muchos países, se desata una nueva ola de solidaridad entre voluntarios dedicados a aliviar las condiciones adversas de quienes viven en las calles, ya sea por elección o necesidad. Este crudo momento deja a su paso numerosas víctimas que luchan por soportar las gélidas temperaturas de diversas regiones.
El voluntariado no se limita a ofrecer abrigo y alimentos calientes, sino que también se erige como un salvavidas tangible, más allá de meras expresiones de buena voluntad. Un suéter, una comida caliente, una bebida reconfortante y unas palabras de afecto y consuelo pueden parecer gestos simples, pero para aquellos que carecen de todo, representan un todo.
Para algunos, salir de su zona de confort para brindar comida o ropa a quienes duermen en las calles puede ser una penitencia; para otros, una bendición poder servir y apoyar de esta manera. No estoy aquí para juzgar a quienes no participan, sino para reconocer y agradecer a quienes sí lo hacen. Si esto sirve de ejemplo, me sentiré doblemente feliz.
Este compromiso voluntario se destaca especialmente en las regiones más frías, pero sucede en todas partes, ya que el hambre y el frío no discriminan. Además, el voluntariado no se detiene con el cambio de estación: donde no hay frío, puede haber olas de calor que también ponen en riesgo la vida. La hidratación se vuelve crucial para la supervivencia, incluso en situaciones que parecen inverosímiles, como la sed entre personas sin hogar.
Es fundamental recordar que la ayuda va más allá de proporcionar agua; implica cuidar la piel, protegerse del sol y disponer de ropa adecuada para el clima. Estas medidas, aunque comunes para muchos, representan desafíos significativos para quienes viven en la calle.
Existen diversas formas de participar en el voluntariado, accesibles para cualquier persona, incluidos los niños. De hecho, fomentar el voluntariado entre los más jóvenes no solo les conecta con la realidad fuera de las redes sociales, sino que también les enseña valores fundamentales como el amor y el respeto por los demás, lo cual es invaluable para su desarrollo humano y social.