La economía azul es una evolución, un camino de redefinición, desde el que nos permitimos ajustar la mirada sobre las actividades que desarrollamos con relación al principal ecosistema planetario, y que de hecho define tanto cultural como simbólicamente nuestra relación con el medio del que dependemos: el Océano.
Vivimos en una sociedad fascinada por la tecnología, y la tecnología ha de salvarnos, dicen algunos… Pero la Economía Azul, representa también y sobre todo un camino de integración de la sabiduría que ha de ayudarnos a entender como definir un nuevo pacto con el ecosistema que sostiene nuestras vidas (aunque sea solo por aquello de que una de cada dos respiraciones proviene del mar). Es decir, que no solo se trata de innovación tecnológica, pero sí de cambio en la manera de ver las cosas: de cambio de paradigma. De integrar en nuestras estrategias económicas el valor de los servicios ecosistémicos, y de entender que vale la pena invertir en ello. El coste de oportunidad de no hacerlo es muy superior, sale mucho más caro. Conlleva mucho más riesgo. Ya lo dijo el famoso informe de la NASA: el “Business as usual” nos lleva al abismo.
Sectores como la acuicultura, la biotecnología marina y el turismo responsable son ejemplos de cómo podemos innovar y crecer de manera que beneficie tanto a la economía como al medio ambiente. La acuicultura, por ejemplo, ofrece una alternativa sostenible a la pesca tradicional, permitiendo la producción de mariscos y pescados sin la presión sobre las poblaciones silvestres. Y permite la creación de nuevos tipos de trabajo, para las nuevas generaciones. La biotecnología marina explora los organismos marinos para desarrollar nuevos productos y procesos, desde medicamentos hasta materiales sostenibles. Mientras que el turismo responsable promueve la conciencia y la conservación, incentivando a los visitantes a proteger los entornos marinos que disfrutan.
Por todo ello, desde Underwater Gardens con todo su equipo de profesionales de amplia experiencia en diversos sectores, unificamos conocimientos para la regeneración marina mediante la colaboración internacional y la ayuda de consorcios científicos. Esto incluye la investigación y desarrollo de nuevas técnicas para restaurar arrecifes (no solo los de coral), praderías de posidonia, y otros hábitats marinos críticos. Asimismo, promovemos destinos turísticos responsables para aumentar la conciencia sobre el papel de los ecosistemas marinos en la mitigación del cambio climático y la promoción de la biodiversidad. La transversalidad del conocimiento es clave en nuestro enfoque, integrando disciplinas como la biología marina, la ingeniería ambiental y la economía sostenible para desarrollar soluciones innovadoras y efectivas.
Hoy, en el Día Mundial del Océano, hay que detenerse a reflexionar sobre la inmensa importancia de estos cruciales ecosistemas que cubren más del 70% de nuestro planeta. El océano no solo regula la temperatura global y proporciona más de la mitad del oxígeno que respiramos, sino que también es una fuente esencial de sustento y bienestar para miles de millones de personas. Sin embargo, estos vastos cuerpos de agua están bajo amenaza constante debido a la sobreexplotación y el implacable avance del calentamiento global.
Pensar en azul, significa reconocer y actuar sobre la importancia crítica del océano en nuestra economía, nuestras vidas y el equilibrio del planeta. Es una visión que invita a todos a proteger y regenerar nuestros océanos, asegurando que sigan siendo una fuente de vida y bienestar para todos. Juntos, podemos marcar una diferencia y construir un futuro en el que la economía azul no solo sea una realidad, sino también una fuente de inspiración y esperanza en la complejidad actual del mundo.
La crisis climática presenta desafíos significativos, pero también oportunidades para la innovación y el cambio positivo, de hecho, nos obliga a ello. Debemos unificar nuestros esfuerzos y aplicar nuestro conocimiento de manera efectiva para mitigar sus efectos y proteger nuestros mares. Esto no solo tiene implicaciones ambientales, sino también socioeconómicas, ya que la salud del océano impacta directamente en la vida de millones de personas que dependen de él para su sustento.
Nuestra inspiración proviene de la intersección de nuestra pasión por el océano y la necesidad de acción ante el reto de la adaptación al cambio climático. Aprovechamos las oportunidades que presenta la economía azul para desarrollar modelos que nos permitan pasar de ser explotadores a cuidadores del entorno, ¡a jardineros del Mar!
Con todo, soy optimista sobre el futuro de nuestro océano, y el nuestro: Con una mentalidad cooperativa y sostenible, podemos lograr un impacto positivo significativo. Juntos, podemos asegurar un océano próspero y saludable para las futuras generaciones. La economía azul será integrativa y cooperativa, involucrando tanto a administraciones e instituciones como al sector privado.
La colaboración entre gobiernos, empresas, científicos y ciudadanos es fundamental para alcanzar este objetivo. Al unir esfuerzos y compartir conocimientos, podemos desarrollar soluciones innovadoras que protejan y restauren nuestros océanos, garantizando su salud y vitalidad para el futuro.
En resumen, la economía azul ofrece una visión de crecimiento económico que va de la mano con la conservación y regeneración de nuestros océanos. Al fomentar la innovación, la educación y la cooperación, podemos asegurar un futuro en el que los océanos continúen siendo una fuente de vida y prosperidad para todos.