El liderazgo humanista o antropológico tiene el reto de dotar de sentido el trabajo de los demás, según Pérez López (1998), quien muestra la esencia de su teoría de la siguiente manera: “Cuando un hombre de empresa no es capaz de mover a su gente más que a través de motivos económicos, es tan mal profesional como el médico que es incapaz de otra cosa que no sea atacar los síntomas que el enfermo dice que tiene. Cuando es capaz de llegar a motivos más hondos de la acción humana, ayudando a los subordinados a descubrir el valor y el sentido de lo que están haciendo, entonces y solo entonces, es un líder”.
Liderar desde el humanismo, desde la ética, nos hace suponer que el líder actúa bajo una serie de principios, más allá de los puramente financieros. Según el último informe Approaching the Future 2022, realizado por Canvas Estrategias Sostenibles y Corporate Excellence, donde se analizan las principales tendencias globales en reputación y gestión de intangibles, el liderazgo responsable y la ética se mantienen entre las principales prioridades de las empresas.
Post pandemia, guerra, inestabilidad económica y crisis climática están presentes en el contexto actual. Por ello, más que nunca, las formas de liderazgo que generen confianza y compromiso con la sociedad son imprescindibles. Durante la pandemia, los ciudadanos manifestaron confiar más en las empresas que en ONGs o gobiernos. Esta situación no solo se mantiene, según el Trust Barometer de Edelman, sino que, además, demanda que los CEO visibilicen más que su empresa trabaja en beneficio de la sociedad y se conviertan en los mayores impulsores de la transformación sostenible.
La pregunta es: ¿qué cualidades deben tener estos CEO? El movimiento #stayhuman, nacido en el contexto de la pandemia, cuyos impulsores veían señales de liderazgo humano donde los resultados financieros pasaron a un segundo plano para dar prioridad a la salud de las personas, señala una serie de valores inherentes a esta nueva forma de liderazgo humanista, liderazgo ético. Entre ellos, la justicia. En el marco de la empresa, un líder justo es aquel que vive y actúa de acuerdo con sus principios y valores; en el momento de la toma de decisiones es equitativo, pensando en la repercusión y bienestar del resto de las personas que forman parte de la empresa y su entorno, no solo en los beneficios personales que sus acciones puedan aportarle.
Un buen líder no se mide solo por lo que puede sumar a nivel individual, sino porque sea capaz de obtener e impulsar lo mejor de sus equipos, desarrollarlos y comprometerlos con la organización. En este punto, el respeto es un valor clave que se traduce en reconocer el esfuerzo, escuchar ideas, aceptar opiniones y puntos de vista diferentes, evitar prejuicios, silenciar el ego, permitir e impulsar iniciativas ajenas y potenciar sus capacidades. También, liderar con compasión, lo que implica reconocer que hay alguien sufriendo en el equipo y hacer todo lo posible por aliviarlo.
Cuenta, asimismo, por supuesto, la generosidad: ofrecer ayuda, compartir conocimiento, experiencia y tiempo de dedicación. Un liderazgo generoso permite que los demás consigan sus objetivos, sabiendo que están acompañados y apoyados en el camino.
Otro valor a tener en cuenta es la gratitud. Líder agradecido es aquel que demuestra a sus equipos y colaboradores que valora su esfuerzo y su trabajo. Desde el agradecimiento se impulsan mayores compromiso y lealtad de los equipos, reconocimiento y empoderamiento individual. También importa la humildad, que expone la fragilidad del líder ante equipo y colaboradores. Muestra cómo una persona es capaz de cometer y reconocer sus errores, asumir su responsabilidad y buscar soluciones.
En #stayhuman también citan la confianza, valor que representa la creencia o convicción que tenemos de que una persona va a actuar de la forma adecuada e íntegra. En la confianza se basa la capacidad de generar entornos y relaciones positivos, tanto desde el líder hacia sus equipos como de estos hacia aquél.
Además de líder ético, de liderazgo humanista, hay otra acepción, citada por Jorge G. Brito en el ensayo “La ética y los estilos de liderazgo”, que merece la pena traer a colación: los líderes carismáticos transformacionales, que operan con una preocupación real por los otros, son éticos por naturaleza y parecen guiados por un conjunto de valores morales que están basados en principios para hacer lo correcto. Según Bass y Avolio (1994), los líderes transformacionales auténticos colocan con frecuencia los intereses de los otros antes que los propios.
Brito hace una interesante reflexión y es que la literatura plantea la necesidad de verificar si las teorías sobre el liderazgo ético experimentan cambios o son compatibles con el género. Estudios recientes muestran un importante crecimiento de la participación de las mujeres dentro de las organizaciones y en su dirección. ¿Existe una asociación entre el desarrollo cognitivo y el liderazgo de las mujeres? ¿Las decisiones de las mujeres líderes son más éticas que las de los hombres?
Bibliografía
Pérez López, J. A. (1998). Liderazgo y Ética en la Dirección de Empresas. Bilbao: Deusto
#stayhuman: movimiento impulsado por la consultoría estratégica de marca Picnic, la consultoría de comunicación y asuntos públicos LLYC, la agencia creativa DDB y la Fundación máshumano.
Brito, J. G. (2016). La ética y los estilos de liderazgo. INNOVA Research Journal,
Bass, B. M., & Avolio, B. J. (1994). Improving organizational effectiveness through transformational leadership. Thousand Oaks, CA: Sage.
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