La Cumbre de la ONU sobre Biodiversidad ha iniciado en Cali, Colombia, con un mensaje contundente de António Guterres, Secretario General de la ONU, quien instó a las delegaciones de más de 190 países a "hacer las paces con la naturaleza". El objetivo central es detener la pérdida acelerada de biodiversidad y preservar los ecosistemas que sostienen la vida en el planeta.
Este encuentro, conocido oficialmente como la COP16, marca la primera gran reunión global sobre biodiversidad desde la adopción del Marco Global Kunming-Montreal en 2022, un plan que busca revertir el daño ambiental y proteger la diversidad biológica. A lo largo de las próximas dos semanas, delegados gubernamentales, activistas medioambientales y representantes de pueblos indígenas debatirán sobre los desafíos más apremiantes que enfrenta la humanidad
Durante la inauguración, Guterres resaltó la necesidad de pasar de las palabras a los hechos. "El Marco Global Kunming-Montreal no puede quedarse en el papel. Para que la humanidad prospere, la naturaleza debe florecer. Necesitamos planes claros y acciones nacionales alineadas con los objetivos de este marco", afirmó. Además, subrayó la urgencia de establecer mecanismos sólidos de monitoreo y transparencia que garanticen el cumplimiento de los compromisos adquiridos.
El Secretario General también destacó la importancia de movilizar financiamiento, especialmente para los países en desarrollo, que a menudo son los guardianes de vastas riquezas naturales pero carecen de los recursos necesarios para protegerlas. "Es fundamental que quienes se benefician de la naturaleza contribuyan a su preservación", agregó, refiriéndose a la necesidad de generar nuevas fuentes de inversión pública y privada para alcanzar los ambiciosos objetivos del acuerdo.
Uno de los puntos clave de la cumbre será el reconocimiento del papel crucial que desempeñan los pueblos indígenas y las comunidades locales en la protección de la biodiversidad. Estas comunidades, según Guterres, son los verdaderos guardianes de los ecosistemas, y su conocimiento debe ser central en la acción global para restaurar y conservar los entornos naturales.
Este enfoque también fue respaldado por la presidenta de la COP16, Susana Muhamad, quien enfatizó la necesidad de recomponer la forma en que vivimos y de construir un modelo de desarrollo más sostenible. “No podemos seguir viendo a la naturaleza como una víctima del progreso. Debemos repensar cómo coexistimos con la diversidad y garantizar que nuestras acciones contribuyan a la regeneración de la vida en el planeta”, afirmó Muhamad, quien también es la ministra de Medio Ambiente de Colombia.
Biodiversidad y cambio climático: una batalla compartida
En su discurso, Muhamad subrayó el fuerte vínculo entre la crisis climática y la pérdida de biodiversidad. Según la ministra, el uso intensivo de los recursos naturales está no solo detrás del 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero, sino también del 90% de la pérdida de biodiversidad global. Restaurar los ecosistemas, añadió, podría ser una solución clave para estabilizar el clima y reducir el impacto del cambio climático.
Por su parte, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, hizo un llamado a la comunidad internacional para que reestructure la deuda de los países en desarrollo, cambiándola por acciones concretas contra el cambio climático. "Si no transformamos las economías que dependen de la explotación de los recursos naturales, dejaremos a la humanidad sin herramientas para enfrentar la crisis climática", señaló. Petro planteó la necesidad de un "plan Marshall" ambiental que ayude a descarbonizar la economía global y permita que los países más afectados por la crisis climática accedan a recursos financieros para proteger sus ecosistemas.
Con la COP16 en marcha, las expectativas son altas. Los delegados deberán llegar a acuerdos concretos que aceleren la implementación del Marco Global Kunming-Montreal, que incluye 23 metas específicas, como la protección del 30% de las tierras y mares para 2030. Pero más allá de los compromisos internacionales, los países deben traducir estos objetivos en acciones locales, con un enfoque en la justicia social, el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas y la restauración de los ecosistemas.
La cumbre en Colombia ofrece una oportunidad única para que la comunidad internacional ponga en marcha las transformaciones necesarias para proteger la biodiversidad y enfrentar los desafíos del cambio climático de manera conjunta. A medida que los líderes se preparan para la conclusión de esta cumbre, los ojos del mundo están puestos en Cali, esperando ver si las palabras se transformarán en las acciones urgentes que el planeta requiere.