La transición energética es un desafío importante que no solo tiene que ver con la sustitución de fuentes de energía, sino también con cómo logramos que ese proceso sea justo y beneficioso para todos. Para impulsar este progreso, el empleo verde se convierte en un importante motor de cambio que, además, debe fomentar valores como la inclusión, la equidad de género y el acceso para todos los sectores de la sociedad.
Tradicionalmente, las mujeres han tenido menos representación en los sectores técnicos y científicos, en las profesiones ligadas a los conocimientos STEM, incluidos los relacionados con la energía. Pero lo cierto es que el papel de la mujer es imprescindible para la construcción de una economía verde que sea sostenible a largo plazo, ya que la transición energética no puede ser justa si no cuenta con el 50% de la sociedad.
Avanzar hacia una transición energética justa exige la generación de oportunidades para todas las personas, sin importar su género, sexo, origen étnico o nivel educativo, lo que pasa por garantizar que las personas, especialmente mujeres y otros colectivos desfavorecidos, tengan acceso a formación técnica de calidad.
El papel de las empresas en la transición
El sector empresarial desempeña un rol fundamental para afrontar los desafíos actuales y futuros en materia de sostenibilidad, no solo en cuanto a medio ambiente, sino también en el ámbito social y económico. Por eso, liderar el camino hacia un modelo de negocio más sostenible sin tener en cuenta a las personas no es suficiente. Es necesario que las empresas asuman su responsabilidad como agentes de cambio para garantizar una cadena de valor inclusiva y respetuosa con los derechos humanos.
Para Naturgy, el bienestar de las personas y las comunidades, especialmente las más vulnerables, es una prioridad; por eso, en nuestro compromiso con la disminución de la brecha de género en el sector de la energía, en 2023 pusimos en marcha un proyecto piloto para mejorar la empleabilidad de las participantes, a partir de la enseñanza de técnicas elementales para la instalación eléctrica y fotovoltaica. Así surgió ‘Formación profesionalizadora en clave de género: instaladoras de sistemas fotovoltaicos’, curso certificado por Fundación Naturgy y la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), en colaboración con la Plataforma por el Empleo y el Emprendimiento Verde y el Instituto para la Transición Justa (ITJ).
Esta iniciativa, dirigida exclusivamente a mujeres en situación de desempleo ha sido reconocida recientemente con el Premio Bertelsmann-Educaweb para Empresas que Inspiran 2024, por impulsar la empleabilidad, la formación y la inclusión social.
El objetivo de esta formación, donde las energías renovables y la igualdad de género juegan un papel crucial, es fomentar la equidad en el acceso a nuevas oportunidades de empleo vinculadas con diversas actividades enmarcadas dentro de la transición energética, como puede ser el despliegue de las energías renovables, la conservación del medio ambiente y la sostenibilidad.
De camino hacia un modelo económico más sostenible
Si entre todos conseguimos construir una economía con perspectiva de género, no solo estaremos afrontando los retos que presenta hoy el cambio climático, sino que estaremos mejorando también la calidad de vida de millones de personas. Conseguirlo depende de varios factores: el primero de ellos, entender que la responsabilidad es colectiva, por lo que está en nuestras manos garantizar que la transición energética sea no solo ecológica, sino también justa.
Otro factor relevante es poner a disposición de las personas, y especialmente las más vulnerables, formación en habilidades verdes para que nadie quede atrás en esta transición. Por último, para avanzar hacia un modelo económico más justo también es vital poder contar con políticas públicas que favorezcan la inclusión y la equidad, asegurando las mismas oportunidades de capacitación, crecimiento y liderazgo en la economía verde.
