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Si entráis en mi perfil de El Diario Responsable, veréis que trabajo para una empresa llamada Ener2Crowd. Se trata de una empresa que gestiona inversiones, mediante crowdfunding, en proyectos que reducen el nivel de CO2 emitido a la atmósfera. No quiero hacer publicidad (aunque, si os apuntáis, no os arrepentiréis), pero es necesario mencionarlo para entender lo que voy a explicar a continuación. Hay plataformas que permiten prestar dinero a particulares, a tipos de interés anualizados muy elevados. Está claro que los inversores se sienten atraídos por el rendimiento, pero ¿se sienten cómodos invirtiendo en un producto que no es sostenible para el deudor?
El dinero siempre manda

Recientemente, cumplí mi primer aniversario trabajando para la empresa, lo que me da ya una cierta perspectiva de la situación en la que se encuentra el sector y de las personas que invierten en los proyectos de la plataforma. Muy mayoritariamente, se trata de un perfil de persona que está muy concienciada a nivel medioambiental y que está ahorrando entre cien y trescientos euros mensuales, y que desea rentabilizar esos importes a la vez que ayuda a que tengamos un futuro mejor.

Sin embargo, el mundo del crowdfunding es mucho más amplio, y existen plataformas de todos los tipos. Principalmente, nos encontramos con plataformas que permiten invertir en startups, prestar dinero a PYMES o a particulares o invertir en el mercado inmobiliario. Éstas últimas, por ejemplo, han ganado popularidad en los últimos tiempos, por la evolución del mercado inmobiliario y, hasta hace poco, por los tipos de interés y por la facilidad de acceso al crédito.

Cuando hablo con expertos del sector del crowdfunding, con algunos de nuestros inversores, o veo las estadísticas de usuarios de las distintas plataformas, me sorprendo muchísimo. Existen plataformas de crowdfunding que solamente ofrecen proyectos de alta rentabilidad, pero que no ayudan a mejorar el mundo. A pesar de todo, muchas de estas plataformas tienen (de momento) más éxito que las plataformas que, como Ener2Crowd, apuestan por proyectos sostenibles.

Os pongo dos ejemplos. Hay plataformas que permiten prestar dinero a particulares, a tipos de interés anualizados muy elevados. Está claro que los inversores se sienten atraídos por el rendimiento, pero ¿se sienten cómodos invirtiendo en un producto que no es sostenible para el deudor?

Otro ejemplo es la inversión en el mercado inmobiliario. Como en el caso anterior, se pueden obtener rentabilidades elevadas, pero eso se consigue a cambio de incrementos en los precios de los alquileres y de la compraventa de inmuebles. Esto contribuye a que el acceso a la vivienda sea difícil para los jóvenes y, así, que su situación personal se vuelva insostenible, en muchos casos.

Al respecto, creo que los inversores optaron por ese tipo de inversiones porque aparecieron antes que la inversión en proyectos sostenibles. Podría ser incluso que, a día de hoy, muchos de ellos aún no nos conozcan. La cuestión es: cuando nos conozcan y valoren cambiar de plataforma para realizar sus inversiones, en su decisión, ¿primará más la rentabilidad o la sostenibilidad?

Creo que, a corto o medio plazo, los inversores cambiarán su mentalidad, pasando a considerar que, en términos de riesgo-beneficio, los proyectos sostenibles (como, por ejemplo, en energías renovables) son mejores que otros proyectos como los expuestos anteriormente. Además, el factor sostenible de la inversión será otro punto añadido a considerar, ya que, en pocos años, este factor también tendrá un valor económico tangible. Este último punto es importante: tenemos que entender cómo vamos a convertir el beneficio medioambiental en un beneficio económico, puesto que habrá inversores para los que… El dinero siempre manda.

En este artículo se habla de:
OpiniónCambio climático

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