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Microactivismo corporativo: la RSC en la era del propósito

Empecé a bucear en el mundo de la responsabilidad social corporativa a principios de los años 2000. Descubrir que había empresas que ambicionaban ir más allá de los estándares éticos que marcaba la ley para devolver a la sociedad parte de lo que le daba me llenaba de esperanza.

Como trabajadora dotaba de sentido a mi jornada laboral. Como consumidora me permitía colaborar con mis compras para mejorar el mundo. Era un enfoque con potencial si nacía del corazón de las empresas. En esos momentos me cautivó.

Desafortunadamente el tiempo ha demostrado que no siempre ha sido así. Durante años la RSC ha residido en un departamento estanco, liderando proyectos no siempre congruentes con el trabajo de otras áreas. Cuando ha buscado sinergias con otras divisiones, como marketing y comunicación, la balanza no siempre ha caído de su lado (storydoing). En muchas ocasiones ha sido el storytelling quien le ha robado el protagonismo.

En las últimas décadas el mundo ha cambiado mucho. El modelo capitalista basado en la globalización y el hiperconsumo nos está llevando a un colapso social y medioambiental. Lo que hagamos en estos próximos 10 años marcará el rumbo de nuestra historia.

El rol de las empresas es clave para cambiar esta tendencia. Lo que en su momento era una opción ahora debe ser prioridad. Lo que antes se consideraba importante ha pasado a ser urgente. En este contexto no es de extrañar que el propósito sea una de las principales prioridades de las empresas españolas, cada vez más dispuestas a alinear sus modelos de negocio con sus métricas de impacto.

El propósito empresarial está relevando al altruismo corporativo y la responsabilidad social entendida como hasta ahora. Una evolución necesaria para el futuro de nuestra especie y para la prosperidad de las corporaciones. Y es que las empresas con propósito han demostrado ser capaces de atraer y fidelizar a clientes y al mejor talento.

Es lógico. Las personas cada vez somos más conscientes de la importancia de adoptar un estilo de vida respetuoso, inclusivo y sostenible. Apoyamos con nuestras compras marcas con las que compartimos valores. Queremos trabajar en empresas que contribuyan a mejorar el mundo para dotar de sentido a nuestra jornada laboral.

El activismo corporativo es una estrategia que permite a las empresas con propósito conectar con la ciudadanía consciente, visibilizando y apoyando sus causas y capitalizando su compromiso en valores de marca. Trabajado con integridad repercute muy positivamente en reputación, capitalización bursátil y negocio.

Por es clave no empezar la casa por el tejado. Antes de impulsar acciones externas nos hemos de asegurar que los valores formen parte de la cultura de empresa. Sus personas y equipos deben hacer propia la causa, tomar conciencia de su rol como agente de cambio y comprometerse a tomar acción en su trabajo y en sus rutinas cotidianas.

La igualdad de género, la diversidad y la sostenibilidad son causas idóneas para promover este tipo de activismo corporativo basado en la suma de micro acciones de muchos. En Uttopy lo llamamos microactivismo y hemos identificado 5 pasos claves para impulsarlo:

  1. Concienciar sobre la causa: Vivimos en un mundo que cambia nuestras percepciones. En muchas ocasiones no tenemos conciencia de las injusticias que nos rodean o la magnitud de los retos. El primer paso es sensibilizar a los equipos sobre la importancia de apoyar las causas.
  1. Conectar desde la emoción: Más del 90% de las decisiones las tomamos desde la emoción. Para provocar un cambio de hábitos debemos compartir relatos que conecten emocionalmente para provocar así el verdadero compromiso.
  1. Poner en valor nuestro rol individual: A veces nos sentimos demasiado pequeños y perdemos la fe en nuestro potencial de impacto. Es esencial demostrar el potencial de la suma de nuestras pequeñas acciones. El cambio individual es clave para la transformación cultural necesaria para afrontar los retos.
  1. Co-diseñar un plan de acción accionable: Implicar a los equipos en el diseño de un plan de acción y compromisos ajustado a la realidad de cada persona. La co-creación es esencial para que no quede en una lista de buenas intenciones.
  1. Compartir el compromiso: Hacer público el compromiso lo hace más fuerte. Abanderar con orgullo y celebrar cada logro mantiene la motivación alta y ayuda a multiplicar el impacto.

Siguiendo estos 5 pasos integraremos las causas en la cultura de empresa, uniendo a los equipos a su alrededor, con todos los beneficios que conlleva en términos de impacto, clima laboral y productividad.

Entonces será el momento idóneo para impulsar acciones externas y llevar el mensaje más lejos. Capitalizando el compromiso en reputación de marca, fidelizando a clientes y stakeholders, y diferenciando a la empresa en un mundo cada vez más incierto y cambiante

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