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En dos ciudades muy alejadas del mundo, Croacia y Ohio, nacían en pleno siglo XIX los dos principales causantes de que la electricidad llegue hoy a nuestras casas. Thomas Edison y Nikola Tesla, dos cerebros prodigiosos que, en plena batalla por las patentes, iniciaron la ‘Guerra de las Corrientes’, el conflicto más famoso de la historia de la energía.150 años después, la historia parece haber dado la razón a Tesla: la corriente alterna es la opción mayoritaria en el mundo, pese a lo que defendía Edison. Más allá de volver a la discusión de los primeros pioneros de la energía, “¿corriente continua o alterna?”, la pregunta actual de la ciudadanía gira en torno a si este invierno podremos encender la calefacción en Europa.

También, 150 años después, la "Guerra de las Corrientes" se ha convertido en un chascarrillo histórico después de que el 24 de febrero de 2022 se desencadenara un verdadero conflicto energético en el momento en que Rusia decidió invadir Ucrania. Seis meses después, la generación de electricidad se ha convertido en un arma capaz de alterar el orden mundial.

Más allá de volver a la discusión de los primeros pioneros de la energía, “¿corriente continua o alterna?”, la pregunta actual de la ciudadanía gira en torno a si este invierno podremos encender la calefacción en Europa. Vivimos una crisis geopolítica sin precedentes, en la que la anticipación de los posibles acontecimientos negativos que puedan surgir en los próximos meses se nos plantea como un escudo protector. En definitiva, como la mejor solución.

Ante la situación extrema en la que nos encontramos, motivada también por una emergencia climática que este verano ha demostrado con creces sus devastadoras consecuencias, es necesario tomar soluciones con carácter de urgencia. Por ello, desde UNEF nos sumamos, una vez más, al llamamiento para que se racionalice el consumo energético de cara al contexto geopolítico de incertidumbre y a la crisis climática.

No hay duda de que el ahorro y la eficiencia energética son recursos útiles, inmediatos e imprescindibles para lograr una mayor soberanía e independencia por parte de los países de la Unión. Sin embargo, estas herramientas necesitan complementarse con una aceleración real de la C del continente europeo, en general y de España, en particular. La energía solar debe ser la protagonista.

Los números no sólo hablan, sino que también demandan soluciones urgentes: en la actualidad, España tiene una dependencia energética del exterior de, aproximadamente, un 73%, lo que se traduce en una importante falta de seguridad energética y en un incremento sin precedentes del precio de la energía que repercute muy negativamente en la prosperidad económica de empresas, PYMES y familias.

¿Por qué esperar a 2030 para lograr los objetivos marcados para nuestro país y revertir la situación? Si seguimos avanzando con paso firme y aumentamos la velocidad, no sólo conseguiremos protegernos de la situación actual, sino que habremos puesto unas bases sólidas para generar cohesión social y reindustrializar nuestro país.

Ya en tiempos de Edison y Tesla el mundo comenzaba a comprender que todas las infraestructuras capaces de producir energía serían determinantes para el futuro que estaba por llegar. Hoy lo comprendemos más que nunca.

Es momento de apostar por la “solidaridad energética”, esa apuesta concienzuda por la eficiencia energética por mí, por los demás y por el planeta, a la vez que aceleramos una transición energética, con la energía solar como protagonista, que además de amortiguar los efectos de esta crisis nos permita convertirnos en un país de oportunidades.

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