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Vivimos un momento histórico, una década que está haciendo que algunos pilares se tambaleen, mientras vamos atravesando los desafíos que se van manifestando. Todas las zonas del mundo se ven afectadas por crisis, problemas o desastres naturales insólitos hasta el momento. Además de convertirse en retos que superar, también suponen una oportunidad para afrontarlos y “hacer empresa”, invirtiendo esfuerzos no solo en la capacidad de respuesta, sino también en la creatividad para tomar nota de los aprendizajes que surgen y aplicarlos en beneficio común.

Para poder afrontar esta situación que afecta a todas las organizaciones y a todos los lugares del planeta, hemos visto que una herramienta interesante a la que hemos dejado de lado en ocasiones, recobra especial importancia para que ahora podamos ser parte de ella y utilizarla para alcanzar un éxito que necesitamos conquistar: el talento.

El talento, tenido en cuenta desde cualquier ángulo, es sin duda, uno de los grandes retos que tenemos por delante, y devolverle su vertiente humana es más vital que nunca. La adaptación a la era digital, abordar el cambio climático, aceptar e integrar los cambios socioeconómicos y la transformación de los modelos productivos empresariales, son completamente imposibles sin reconocer, priorizar y visibilizar el talento.

Según mi opinión y después de haberlo pensado y expuesto con líderes y responsables de grandes y pequeñas empresas de diferentes sectores, tanto de este país como de fuera, es imprescindible tener en cuenta las distintas dimensiones que aborda el talento. Este desafío hay que mirarlo de frente y poder reflexionarlo, con cinco puntos de vista distintos.

En primer lugar, teniendo en cuenta qué actitudes estamos desarrollando para conectar el talento con nuestros equipos. Debemos plantearnos qué podemos hacer para ofrecer más valor y aprovechar el que ya tienen las personas que forman parte del sistema. Es un flujo bidireccional, porque motivando y ayudando a las personas a que expriman su potencial, las empresas consiguen fortalecerse a sí mismas, convirtiéndose en más responsables, colectivas, humanas y sostenibles.

El segundo elemento atiende a los nuevos modelos de estructuras y la manera en que estas pueden retener el talento que necesitan. De esta forma, hay que valorar el tipo de organic-grama necesario para hacer que la actividad se transforme. ¿Cómo se pueden conectar las personas con las características adecuadas y los roles y funciones necesarios en la organización? ¿Cómo identificar, atraer y seleccionar de manera diferente, transparente y coherente, a las personas pertinentes para los retos a los que se enfrenta la organización?

En tercer lugar: cómo generar un compromiso real, constante y continuo, entre la organización y las personas que pertenecen a ella. Esta dimensión se ha puesto de manifiesto durante la pandemia, porque implicaba activar el propósito de las empresas, alimentando las ganas de los empleados y trabajadores a la hora de mirar el futuro. ¿Cómo activar los valores que nos unen generando y dinamizando el contenido óptimo en torno a nuestra marca? ¿Qué canales, formatos y tono hay que implementar para conectar, interactuar con las personas y potenciar el compromiso con el ecosistema?

Un punto urgente es el cuarto de esta enumeración. Adquiere un peso más destacado en este mundo más conectado y colaborativo, e implica poder desarrollar nuevos entornos y espacios de trabajo que consigan motivar y desarrollar el talento que tenemos. Esto afecta a modelos, procesos o estructuras de trabajo. También a herramientas que puedan estimular el talento, alimentando un ambiente positivo, al tiempo que se promueven relaciones más ágiles y de calidad.

La quinta dimensión tiene que ver con el proceso de acompañamiento de los equipos. Más que nunca, es imprescindible ir juntos y evolucionar para generar un ambiente enriquecido en todos los aspectos. La transformación del sistema a la que asistimos debe ir acompañada de una evolución constante del mindset para afrontar los cambios. En otras palabras, ¿cómo acompañar a las personas en su crecimiento gracias a nuevos modelos que se generan y permiten que puedan crear nuevas capacidades y desarrollar su talento?

Es un gran reto al que nos enfrentamos, sin duda, complicado y complejo. Pero es vital adoptar una nueva forma de pensar y de afrontar la realidad que prescinde de tener respuestas a lo que acontece, para generar una conversación en torno a las preguntas que hay que abordar para superar la crisis. Aquí se han expuesto muchas de ellas.

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