Desde mi punto de vista toda justicia es, en sí misma, social, porque la justicia es “dar a los demás lo que se merecen”. Al incorporar el adjetivo social a la palabra justicia se busca incidir en la naturaleza relacional de los seres humanos: somos animales racionales y dependientes unos de otros. Por ello, todos merecemos, en razón de nuestra humanidad, ser tratados como iguales, es decir, como “otros yo” y por tanto merecemos de los demás no solo justicia en sentido estricto, sino también solidaridad. Así, construir una sociedad justa, una comunidad de iguales, requiere que todos nos esforcemos en mirar a los demás como a nosotros mismos y ejercer las virtudes de la generosidad y la compasión. En este mundo global y diverso, la justicia social nos recuerda que todos somos iguales, dignos de respeto y amor.