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Virtuosa economía circular

El camino recto no siempre es el mejor. ¿Cuántas veces hemos escogido la línea recta pensando que llegaríamos antes a un destino y nos hemos dado de bruces con un sendero escarpado, lleno de obstáculos y riesgos, o que simplemente se cortaba en mitad del camino dejándonos en medio de la nada?

Algo parecido es lo que ha ocurrido con el modelo de producción que ha imperado durante las últimas décadas. Su aparición parecía ser la panacea económica. Hijo de la Revolución Industrial, el modelo lineal prometía disparar el consumo y los beneficios empresariales, llevándonos hacia la prosperidad económica. Lo que no se tuvo en cuenta, o no se quiso ver, es que todo aquello tendría fuertes consecuencias a largo plazo. Suponía crecer, sí, pero a costa de la degradación ambiental y de poner en entredicho el futuro de las generaciones venideras.

El plan estaba claro: extraer, producir, consumir y desechar. Y así hemos llegado a esta situación tan paradójica en la que, según WWF, desperdiciamos el 40% del total de alimentos a nivel mundial, al tiempo que, si seguimos haciendo uso de los recursos naturales a este ritmo se necesitarían 2,6 planetas como la Tierra  para satisfacer este ritmo de consumo. Es como tirar los recursos naturales. Un planteamiento con el que hay que acabar.

Y si pensábamos que esto no iba a pasar factura al planeta, nos equivocábamos. Lluvias torrenciales, temperaturas extremas, enfermedades que emanan con el deshielo de los polos… Son los mensajes que nos manda la Tierra como efecto de las enormes transformaciones que está sufriendo. Mensajes de un cambio climático imparable que ya va camino de marcar el incremento de 2ºC de la temperatura por encima de los niveles preindustriales. Y todos los estudios apuntan a que, de seguir perpetuando el modelo lineal, nos dirigiremos vertiginosamente a un escenario de entre 3 y 6 °C para el año 2044. Un aviso: el punto de no retorno en el que la Tierra se vuelve inhabitable se encuentra en los 3ºC; por lo tanto, debemos cambiar nuestra manera de producir, consumir y gestionar los desechos.

Y para ello la mejor opción es buscar un sistema que esté en sintonía con la naturaleza, que imite los procesos que se dan en ella. Y tomando como referencia a la naturaleza, donde no existen residuos y el círculo se cierra con sistemas regenerativos, surge el modelo circular. Su objetivo es que el valor de los materiales se mantenga en la economía durante el mayor tiempo posible reduciendo el uso de materias primas e incentivando el rediseño, la reutilización, la reparación, la remanufacturación y el reciclaje en cada paso de la cadena de valor. Ésta es sin duda, la alternativa y la solución a gran parte de los problemas ocasionados por el modelo lineal actual.

No estamos hablando solo de un modelo que da respuesta a los desafíos ambientales, sino también de un sistema que genera valor para las empresas y la economía. Según nuestro último paper Modelos de negocio basados en la economía circular: cómo pueden las empresas pasar de la linealidad a la circularidad” la transición a un modelo circular podría desbloquear un crecimiento del PIB mundial de hasta 4,5 billones de dólares hasta 2030. Y solo en España, se podrían llegar a generar hasta 160.000 puestos de trabajo antes de 2030 si se aumenta el reciclaje.

Es por ello que, tanto a nivel comunitario como nacional, se impulsan cada vez más estos procesos. En nuestro país contamos con la Estrategia Española de Economía Circular (EEEC), “España Circular 2030” y su primer Plan de Acción. Con estos documentos se marcan objetivos para esta década que permitirán situar las emisiones de gases de efecto invernadero del sector residuos por debajo de los 10 millones de toneladas en 2030. Para ello se pone el foco en el sector empresarial, que tiene la llave del cambio. Un cambio que ya se está viviendo en el tejido empresarial español, pero de forma paulatina. Según nuestro paper, un 43% de las empresas españolas ha impulsado procesos de economía circular, porcentaje que aumenta hasta el 86% en el caso de las empresas del Ibex 35.

Sin embargo, estas cifras no son suficiente para producir un cambio sistémico de la economía. Aún a día de hoy nuestro país es solo un 11,2% circular, según Eurostat. Por ello necesitamos que todas y cada una de las empresas abandonen el obsoleto modelo lineal y abracen el circular. Queremos alentar al sector empresarial a comenzar esta transformación, en la que además encontrarán una importante contribución a la Agenda 2030, pues prácticamente una quinta parte de las metas del marco de Naciones Unidas están relacionadas con este modelo.

En definitiva, se trata de alinear de forma circular a los negocios con la naturaleza para lograr el equilibrio medioambiental, económico y social que necesitamos. Y para ello, debemos de abandonar el sendero lineal que seguíamos hasta el momento y desviarnos al que nos marca la economía circular: el camino hacia una próspera recuperación de la economía con bajas emisiones de carbono que tiene presente los límites planetarios.

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