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Lograr una movilidad urbana sostenible es uno de los principales retos que afrontan las ciudades europeas, por su alto impacto en el volumen de emisiones de CO2, en la contaminación acústica y, con todo ello, en la salud de las personas y en su entorno. Sin embargo, nos encontramos en un contexto en el que quien no apueste por fórmulas más respetuosas con el medio ambiente, es porque no quiere. En el mercado, encontramos ya diferentes soluciones logísticas verdes, con vehículos que contribuyen a conseguir una última milla sostenible, a la vez que rentable. Lo que realmente hace falta es un definitivo cambio de mentalidad hacia la sostenibilidad.

Entre las propuestas que ya han demostrado su eficiencia, sostenibilidad y rentabilidad que encontramos en el mercado, están las motos y furgonetas alimentadas con gas natural licuado (GNL). Esta fuente energética supone un gran avance para la logística verde, dados sus beneficios, pues, gracias a su utilización, es posible reducir las emisiones contaminantes hasta un 90% frente al diésel. Además, aporta un mayor ahorro de costes de combustible y un aumento de la vida de los motores. De esta manera, optando por estos vehículos eco-friendly, conseguiremos una última milla respetuosa con nuestro planeta.

El uso del gas renovable como combustible, debido sus beneficios, es ya una realidad en Europa. Según datos de un estudio de NGTV Europe, en 2019, las matriculaciones de nuevos vehículos que emplean este suministro se duplicaron en comparación al año anterior y, en la actualidad, ya hay más de 10.000 camiones alimentados por esta energía circulando en carreteras europeas. Además, confirmaba que, en 2020, había 4.120 estaciones de servicio con GNC y GNL activas y esta cifra está en constante incremento.

Encontramos otras alternativas, sin motor pero con asistencia al pedaleo, perfectas para las rutas de última milla urbanas más cortas, como las cargobikes (bicicletas de carga) o los triciclos, por las que apuesta Rodando Ecomensajería. Estos vehículos a pedales pueden recorrer cerca de 70 kilómetros diarios de forma completamente sostenible. Aportan grandes ventajas en la logística de proximidad, como una mayor agilidad cuando se producen restricciones de tráfico y una disminución de la polución y de la contaminación acústica. Por supuesto, también suponen un completo ahorro de combustible, pues no lo necesitan.

Aunque, para lograr un mayor uso de estas soluciones a pedales, sí será necesario invertir en infraestructuras que hagan más seguras las rutas en las ciudades. Países como Bélgica, los Países Bajos, Dinamarca y Alemania son ejemplo por sus zonas adaptadas para el tránsito de bicicletas. En concreto, destaca el caso de Ámsterdam, una de las ciudades con más vehículos a pedales del mundo. Su éxito se relaciona con los más de 400 kilómetros de carril bici implantados a lo largo y ancho de la urbe.

En definitiva, la principal clave para impulsar la implantación de estos nuevos medios de transporte es que logran minimizar los gastos producidos en el transporte de última milla (uno de los procesos más delicados y caros de la cadena de suministro) y, al mismo tiempo, reducir los impactos negativos en el medio ambiente y en las personas, contribuyendo a construir ciudades más sostenibles y resilientes.

*(Rodando Ecomensajería es una de las empresas que participan en los programas de Col·lab, aceleradora pública de triple impacto del centro de innovación Las Naves).

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Opinión#EspecialMedioAmbiente2021

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