Big data para mejorar la gestión de estrategias medioambientales

Los datos se han convertido en el petróleo de nuestros días. Un petróleo que cada año crece de manera exponencial. Y es que, gracias a los datos, las empresas están mejorando su toma de decisiones, mejorando su eficacia y eficiencia. Por ejemplo, en el sector seguros pueden evaluar mejor sus riesgos a la hora de contratar una póliza, en el sector financiero pueden advertir con antelación de una posible estafa, en el sector energético se puede evaluar qué ahorros generará la creación de una determinada instalación de energía renovable, y así un largo etcétera.

Pero, ¿cómo está afrontando este proceso el sector medioambiental?

Uno de los retos que ha marcado la Unión Europea en el EU Green Deal es la digitalización del medioambiente, dado que, actualmente, este ámbito sigue siendo, en gran medida, analógico.

El medio ambiente siempre se ha tratado como ese hermano pequeño al que no se le hace mucho caso. Únicamente se le ha prestado atención cuando ha surgido algún problema serio. Entonces, todos nos echamos las manos a la cabeza.

Pero el cambio climático y, también en gran medida, el impacto de la pandemia del coronavirus, han cambiado totalmente esta concepción y lo han situado en primera fila. Procesos de desertización, inundaciones, olas de calor, etc. son fenómenos cada vez más frecuentes e intensos a los que ya estamos expuestos y a los tenemos que hacer frente de inmediato, ya que los cambios que se producen son cada vez más rápidos y los impactos más severos. Sin olvidar el efecto inmediato local y regional que tiene sobre nuestro planeta el aumento de temperatura a escala global.

Si durante mucho tiempo el estudio y mejora del medio ambiente era cuestión de científicos e investigadores de universidades o centros tecnológicos, a través de artículos científicos, la tecnología nos permite llevar todo este conocimiento del papel al ámbito digital.

Tecnologías como el Big Data o la Inteligencia Artificial, nos van a ayudar a procesar las grandes cantidades de información que se necesita gestionar para poder conocer cómo evolucionamos, evaluar y predecir con mayor precisión los impactos y, al mismo tiempo, eliminar las incertidumbres que años atrás giraban en torno al cambio climático.

Pero, más allá de tener un diagnóstico de nuestra situación actual, necesitamos conocer qué acciones serán las más eficientes a la hora de establecer estrategias de mejora y dónde deben ser aplicadas, para tratar de obtener mayor impacto social y ambiental.

Esta es otra tarea que en el ámbito medioambiental está por desarrollar y es contar con indicadores cuantitativos, más que cualitativos. Durante mucho tiempo, cuando se preguntaba cómo había funcionado una determinada estrategia o acción de mejora del medioambiente, se respondía “bien”. Esto se debía que no se tenía información que se pudiera medir con datos objetivos para conocer cuál era su impacto real.

Cuando creamos Green Urban Data, nos propusimos dar respuestas a estas preguntas. La primera de ellas era ayudar a decidir dónde debíamos llevar a cabo nuestras acciones de mejora medioambientales (eficiencia) para, después, poder determinar qué acciones iban a ser mejores que otras (eficacia).

Esto nos ha permitido medir el impacto que están teniendo las estrategias de mejora que se aplican y evaluar, de forma continuada, qué zonas son las que debemos mejorar, lo que permite participar de forma activa en el proceso de mejora de la calidad ambiental de los entornos urbanos.

*(Green Urban Data es una de las empresas que participan en los programas de Col·lab, aceleradora pública de triple impacto del centro de innovación Las Naves).

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