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Estamos en un año decisivo para reducir el impacto en nuestras vidas de la emergencia climática. El último informe de Naciones Unidas al respecto revela que estamos muy lejos de llegar al objetivo de 1.5º C a finales de este siglo, un compromiso sellado en el Acuerdo de París. Para los expertos la situación es preocupante: solo nos quedan 10 años para llevar a cabo transformaciones profundas. Por eso hay que tomar decisiones en el presente. Estamos hablando de cambios hacia una transición energética, en movilidad y también en sectores como el textil.

La industria de la moda es el segundo sector más contaminante del mundo, según la ONU, ya que genera más de 92 millones de toneladas de residuos y consume 1,5 billones de toneladas de agua al año. Estas cifras convertidas en ejemplos no dejan indiferente a nadie: para confeccionar un par de vaqueros se necesitan 7.500 litros de agua, el equivalente a lo que puede beber una persona en siete años, o el hecho de que la producción de ropa y calzado es la causante del 8% de los gases de efecto invernadero.

Es por esto que cada vez hay más empresas interesadas en ofrecer al consumidor una moda basada en la sostenibilidad y el cuidado del Medio Ambiente. Y el ciudadano de a pie también está dispuesto a firmar este tipo de compromiso. Según la OCU, 7 de cada 10 consumidores toman ya decisiones de compra por motivos éticos y ecológicos y muchos demandan además a las empresas que la sostenibilidad no se quede sólo en una estrategia de marketing.

Las ideas surgen no sólo entre las grandes empresas de moda sino también de emprendedores vinculados a la economía circular. Es el caso de Lapona, una compañía que nace desde el convencimiento de que se puede avanzar hacia un modelo de consumo más consciente, sostenible y responsable con el medio ambiente, sin renunciar a la moda ni a la calidad. El cambio está en nuestra mano y en nuestro pequeño entorno. Y qué mejor forma de aportar nuestro granito de arena que reutilizando ropa de bebe. Además, a esta edad tan temprana  la ropa se les queda pequeña en apenas 2 meses. 

¿Y cómo lo hacemos? Sustituimos la habitual compra de ropa de bebé por el alquiler de la misma. De esta manera no solo contribuimos a reducir el impacto medioambiental, sino que supone un importante ahorro para la economía familiar, en torno a un 30%.  

Es decir, no renunciamos a las tendencias pero ponemos más cordura en el consumo, con uno de cercanía, ya que nuestras prendas están confeccionadas por marcas españolas y portuguesas de acuerdo a lo que se lleva en ese momento. Y a todo esto añadimos la reutilización de las cajas donde hacemos las entregas, dando así un claro ejemplo de lo que significa la economía circular.

Más allá de los beneficios para la economía familiar, la fórmula que seguimos en Lapona es la de reducir el uso de materias primas, la huella de carbono de los procesos de fabricación y distribución de moda infantil, y la generación de residuos, en este caso en forma de ropa. Son pequeños pasos en el día a día de las pymes, que se unen a las grandes empresas para mejorar nuestra calidad de vida y la del Planeta.

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Opinión#EspecialMedioAmbiente2021

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