La investigación parte de la gran cantidad de datos de los que se dispone de todo el comercio mundial desde el año 1962 hasta el presente. La Organización Mundial del Comercio ha ido recopilando todas las cifras de intercambio, para centenares de productos, entre cada par de países, año por año. Con ellos se puede obtener una imagen de cómo es la desigualdad del comercio mundial, hay unos pocos países que controlan muchísimo volumen de exportaciones e importaciones mientras las naciones menos favorecidas se reparten una fracción mínima.
Aplicando un modelo matemático de ciencia de redes, la investigación ha conseguido describir el mecanismo de formación de la red. La probabilidad de que una nueva oportunidad de comercio vaya a parar a un par de países es proporcional a la participación de esos países en el conjunto. Así, es muy probable que el par China-Alemania, acapare mucho más comercio que el par Sudán-Laos. Esta situación se conoce en Economía como el Efecto Mateo, por el pasaje evangélico en el que se dice que a los que tienen mucho se les dará más y a los que no tienen casi nada aun eso se les arrebatará. Es una propiedad autosostenida que tiende a perpetuarse. Usando el modelo propuesto, las redes sintéticas que se generan tienen las mismas propiedades que la red de comercio y producen la misma desigualdad.
Una de las estrategias para fomentar el desarrollo ha sido rebajar las barreras para que los países más débiles económicamente puedan intercambiar bienes con mayor libertad. Esta es la base de la globalización. Sin embargo, esto lo que favorece es que los nodos más poderosos acaparen también esas nuevas oportunidades. En el ejemplo anterior, aunque la fracción de comercio mundial de Laos sea muy pequeña, la probabilidad de que comercie con China o Alemania es mucho mayor que la de que lo haga con Sudán. De esta manera, los nodos dominantes se aprovechan de ese comercio mucho más que los desfavorecidos.
La solución parece apuntar a que las políticas de fomento de comercio para el desarrollo deben favorecer el comercio entre nodos débiles. Simulando sobre el modelo la aplicación de estas políticas, se comprueba que actuando sobre el 1% del volumen que se reparten las naciones más pobres, puede reducirse el índice con el que se mide la desigualdad hasta en un 10%. Estas conclusiones han sido publicadas recientemente en dos artículos en las revistas “Scientific Reports” y “Complexity”.
La aplicación de la ciencia de datos a problemas complejos, permite descubrir patrones como el descrito, que explican la permanencia de determinados fenómenos muy difíciles de cambiar. El análisis de datos ofrece una herramienta para tomar decisiones basadas en evidencias cuantitativas, que pueden indicar a los organismos internacionales qué políticas resultan más eficaces a la hora de abordar estas cuestiones.