Publicado el
Hola, Jordi. Hemos compartido tanto y tantos años que se me hace raro tener que contarte cosas que tú ya sabes. Ni siquiera recuerdo cómo nos conocimos. Probablemente en algún encuentro con medios en aquellos inicios de la RSC en los que éramos tan pocos que nos gustaba llamarnos el autobús de la RSC…¡y nos sobraban plazas!
Una plaza en el autobús

Jose Alías, Ana Medina, Laura (primero la Martín y después la Martínez), Pablo, y tú, siempre tú (a condición de que no fuera a primera hora, ¿te acuerdas?) hicimos piña. Allá íbamos en comandita de empresa en empresa y de institución en institución en los albores de la RSC en España. Y ya en el autobús hablábamos de “la cosa” y de lo que ha venido para quedarse, y del ADN y de todo aquello. Lo hablábamos nosotros con la Trujillo y el Andreu, y Almagro y Ballabriga, y Castilla, y Orencio y Germán y el ministro Jaime…Y seguro que me dejo a alguien, pero que no llenábamos un autobús, eso era seguro.

Cuando los plumillas nos quedábamos ya solos nos gustaba recordar entre risas cómo en ocasiones habíamos puesto en un aprieto a alguna empresa con nuestras preguntas y reflexiones, algunas de ellas procedentes de la afilada lengua del Jaumà que, oye, es que no tenía filtro, comentábamos nosotros.

Y luego, cuando ya habíamos conseguido que en nuestros respectivos medios dejaran de preguntarnos que qué era esa información de erreesequé que siempre querían relegar a los espacios menores a pesar de nuestros intentos de explicar lo importante que era, algunos fuimos ocupándonos de otras tareas…Alías y yo, desde fuera…Ana y Laura, todavía al pie del cañón y tú, Jordi, reinventándote siempre…qué mérito tiene, nos decíamos el Alías y yo, con cierta envidia cariñosa pensando en sus laxos horarios y en su método para brillar a pesar de cualquier adversidad.

Jordi, te acordarás también de nuestra etapa de tertulia radiofónica erresecera con Francisco García Cabello, con Juan Cardona, Ricardo Gómez, Isabel Roser, Alías tú y yo… y Clarita. ¡Qué risas, cuánta gente entrevistada y qué buenos momentos de cañas en el bar de al lado!

Poco a poco las tareas profesionales de cada uno de nosotros fueron cambiando, pero siempre mantuvimos el contacto, Jordi. Me llamabas para quejarte de lo que no te salía bien, de las faenas que te hacían estos o aquellos; también para pedirme que te buscara a alguien que te ayudara, para despotricar de algunos…Quiero pensar que siempre estuve a tu lado…a pesar de que nuestros caminos profesionales se habían separado un poco.

Recuerdo el último día que estuviste en mi casa, ya encorsetado en una silla de ruedas, cuando fuiste feliz con tan poca cosa como la de que te pudiéramos coger casi en volandas para poder sentarte un rato en una silla normal…Luego llegó el maldito virus. Y hablamos por teléfono. Yo estaba enfadada con el mundo y me dijiste divertido que nunca me habías visto así, pero que te gustaba. Y luego yo quería volver a verte, pero ya no va a poder ser, Jordi. No lo entiendo. Y es que estas cosas nunca las he logrado entender. Eso de que estás hoy y mañana no, no me entra mucho en la cabeza, pero tendré que acostumbrarme…

Acabo de hacer un repaso a tu whatsapp y dice en tu estado que estás disponible y yendo para atrás el primer mensaje que me deja ver es el del 30 de enero de 2017 y me hablabas del funeral por la muerte de tu padre y de que no hacía falta que fuera pero que me lo decías para que no te echara la bronca, algo que según tú haría fijo. No estuve…estaba de viaje y me pediste que echara unas flores al mar. Y lo hice. Y volveré a hacerlo, cuando pueda acercarme a una orilla. Pero esta vez con mucho más dolor. Loviu yo también.

En este artículo se habla de:
OpiniónPalabras para Jordi

¡Comparte este contenido en redes!

300x300 diario responsable
 
CURSO: Experto en Responsabilidad Social Corporativa y Gestión Sostenible
 
Advertisement
Este sitio utiliza cookies de terceros para medir y mejorar su experiencia.
Tu decides si las aceptas o rechazas:
Más información sobre Cookies