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Todo es relativo. Y en momentos como este, todavía más. La salud va por delante, siempre. Y esto lo tenemos todos claro. Incluso los que estamos bien, que es cuando menos sueles apreciar la suerte que tienes. Menos ahora, claro. Ahora todo se hace más latente.

Todo es relativo. Y en momentos como este, todavía más. La salud va por delante, siempre. Y esto lo tenemos todos claro. Incluso los que estamos bien, que es cuando menos sueles apreciar la suerte que tienes. Menos ahora, claro. Ahora todo se hace más latente.

Sin embargo, hay otra realidad que todos sabemos, vemos y tememos, que es la realidad económica. No en números macro, como los del Gobierno. Sino en números micro. Qué digo números: nombres. Nombres y apellidos, de emprendedores que se dejaron la piel por crear no sólo proyectos basados en oportunidades de negocio, sino sueños por aportar otro tipo de empresa. Con más impacto, más cercanos, más responsables, más sostenibles.

Hoy, están temblando porque ven peligrar esos sueños. Y ya no por ellos, sino sobretodo por el equipo que tienen detrás. Un equipo que, en la mayoría de los casos, está 100% implicado con el proyecto. Pero que hoy vive el miedo del "qué pasará". O incluso ha conocido lo que es un ERTE.

Emprendedores como Pepe y Víctor, de Minimalism, que hoy cerraban su tienda. Ellos, que sólo venden online. Pero por responsabilidad no quieren fomentar que haya más gente en la calle haciendo repartos, corriendo el riesgo de contagiarse. O de tener cualquier accidente, tal como están los hospitales. En un esfuerzo enorme para el negocio, han sido coherentes con lo que reza su marca: si no lo necesitas, no lo compres. Y son conscientes que ahora mismo, para estar en casa, no necesitas nada de lo que ofrecen. Ni siquiera con el día del Padre a la vuelta de la esquina.

O como Cosme, Jaime, Jorge y Nacho de Pompeii, que en menos de un mes han pasado de estar en lo más alto, a tener que poner en standby todo su proyecto. JODER, como ellos mismos titulan la carta a sus clientes. Un JODER de impotencia, de saber que la subsistencia de su negocio no es ahora lo más importante, cuando lo que está en juego es la subsistencia de vidas humanas. Pero JODER. Porque por más que paralicen sueldos, hay muchos otros costes que no paran, que siguen avanzando. Por eso intentan mantener abierta la tienda online, aprovechando lo que ofrece la tecnología. Pero con la posibilidad de repartir cuando todo esto termine, por responsabilidad.

O Cris y Vero, dos emprendedoras de mi zona que hace 5 años abrieron su propio proyecto de peluquería y estética, invirtiendo todos sus ahorros. Y habían conseguido entrar en velocidad de crucero gracias a muchas horas de trabajo y mucho mimo. La semana pasada ya decidieron, con los ojos vidriosos, que cerraban, por responsabilidad.

Auaraque mientras se tambalea el negocio, sigue con su cometido de donar agua donde la necesitan. Normalmente es África. Hoy es España. Llevan donados más de 40.000 litros a hospitales y centros donde necesitan botellas de agua para evitar el aumento del riesgo de contagio del agua de grifo.

Esto va para largo. Por eso, Laura de Malasmadres desde su IG, pedía con muy buen criterio que nos digan cuánto durará la situación, porque la previsión para aguantar no se puede hacer improvisando día a día: no es lo mismo aguantar 15 días cerrado que 3 meses. Y no parece que la primera opción se vaya a cumplir.

Aguantar una crisis como la que ha empezado no se resuelve tácticamente, hace falta una visión a largo plazo, que es el plazo que ya visualizamos para volver a la (nueva) normalidad.

Estoy segura de que como emprendedores, esta situación hará que colaboremos incluso más de lo que ya se hacía antes. La resiliencia que tanto caracteriza la actitud emprendedora, ahora se hace más necesaria que nunca.

Como consumidores, ayudemos a quien intenta vender, al emprendedor que busca maneras para mantener ingresos en la medida de lo posible, siempre desde la responsabilidad con sus empleados y entorno.

Ayudemos a que todo avance. Busquemos maneras de digitalizar la economía, mientras no se pueda hacer de otra manera. Hace falta que algunos avancen ahora, para arrimar el hombro después, cuando se puedan llenar los bares, restaurantes, comercios y espacios que ahora han tenido que cerrar. Pero para eso, tenemos que seguir avanzando tanto como podamos, también ahora.

Desde aquí, toda mi energía, apoyo y ayuda en la medida en la que pueda ser útil, a todos los emprendedores. De esta tendremos que salir, por fuerza, más fuertes. Pero intentemos que cuando salgamos, sigamos todos ahí, subiendo persianas.

Sigamos. Seguimos.

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