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“El problema de nuestra época consiste en que sus hombres no quieren ser útiles sino importantes”, escribió Winston Churchill. Una reflexión que cincuenta y cinco años después de que falleciera el que fue “premier” británico sigue teniendo actualidad y, si se me permite, profunda retranca. No hay mas que mirar alrededor y contemplar el panorama de nuestra clase política/dirigente (y de otras personas que, mas allá de ser útiles o importantes, solo quieren ser famosas o “influencers”) para darnos cuenta de que, a pesar de lo que hemos vivido y de las crisis, la condición humana varia escasamente. Somos así porque somos así, que diría mi amigo el taxista tautológico, inevitablemente argentino, que siempre olvida -como todos- el rol transformador de la Educación para enderezar tanto desatino.

Y, sin embargo, algo parece estar cambiando en el mundo empresarial para que se cumpla (y se perciba) la función social de la empresa y su utilidad, no tanto su importancia, que es otra cosa. Solo hay que recordar los esfuerzos de la  Comisión Europea, de la española Comisión Nacional del Mercado de Valores, CNMV, y de algunas compañías para instalar el Buen Gobierno en nuestras empresas, igualar la presencia de la mujer en los consejos de administración e incorporar la transparencia y la sostenibilidad a los deberes de los órganos de gobierno empresariales, garantes finales de su compromiso con la Responsabilidad Social, cuya política también debe aprobar (y controlar) el propio Consejo de Administración, y así lo exige la CNMV.

En Estados Unidos, en agosto de 2019, tercer año de la era Trump, el “Business Roundtable”, un “lobbie” empresarial que agrupa a casi doscientas de las más importantes empresas  U.S.A, nos sorprendió con un manifiesto/compromiso firmado por 182 mandamases (presidentes y CEO´s de sus respectivas y globales corporaciones) que titularon “Statement on the Purpose of a Corporation”, es decir, una especie de declaración de intenciones que, sin mencionarlo explícitamente, parecía entonar un mea culpa por actuaciones pasadas y anunciaba un decidido propósito de enmienda y el compromiso con empleados, clientes, proveedores, las comunidades donde trabajan, la transparencia y la generacion de valor con todos sus “stakeholders”, singularmente con sus accionistas.

Tras ese disruptivo, novedoso e importante Manifiesto de la “Roundtable”(que glosamos en un articulo en Diario Responsable a finales de agosto 2019), aparece ahora, en marzo 2020, una petición que sus firmantes (Colectivo de mujeres tituladas de los programas W30 y W50 de Mujeres Consejeras en UCLA ANDERSON SCHOOL OF MANAGAMENT, USA) hacen pública para que los hombres y mujeres que formen parte de un Consejo de Administracion cumplan veinte requisitos  “para que las empresas tengan una gobernanza exitosa y acorde con los nuevos retos”. Lo curioso es que el colectivo de mujeres firmantes (que provienen de la comunidad universitaria y/o son directivas de alto potencial, españolas o no, y han cursado programas patrocinados por Santander Universidades) pide a la CNMV española que vele por el aumento de presencia femenina en Consejos y puestos de Alta Dirección en empresas cotizadas, y a los presidentes de empresas del IBEX que cumplan con las sugerencias de la CNMV, “sin usar como pretexto la falta de mujeres preparadas”.

El Manifiesto aboga por los siguientes 20 requisitos para pertenecer a un Consejo de Administración:

-Tener experiencia ejecutiva de varios años.

-Tener experiencia y ser referente en algún tema estratégico para esa compañía.

-Tener conocimientos fundados en finanzas.

-Visión estratégica y de largo plazo. Visión de conjunto.

-Capacidad analítica que permita conocer la situación de la empresa.

-Neutralidad, independencia. Interés por el bien de la compañía y no por intereses personales.

-Habilidades comunicativas, de escucha activa, trabajo en equipo y resolución de conflictos. Tener empatía.

-Experiencia internacional en su sector.

-Comprensión del sistema de gobernanza y “compliance” de la compañía.

-Altas capacidades de negociación y persuasión.

-Entender la transformación digital necesaria en el entorno actual.

-Capacidad de inclusión. Capacidad de integrar la diversidad.

-Actitud emprendedora y pensamiento lateral.

-Comprender los sistemas de gestión de riesgos y control interno.

-Tener conocimientos de RSC

-Que ayude y complemente un Consejo con funciones que fomenten decisiones equilibradas.

-Personalidades con vocación de servicio y ética.

-Disponer de una buena agenda de contactos.

-Tener un rol activo de voluntariado en Fundaciones, ONG´s y Asociaciones.

-Velar por la transparencia en los procesos de selección de Consejeros y Consejeras.

Esto es lo que el colectivo solicita, que no es poco y está muy bien, pero que para implantarlo precisará convencimiento, ausencia de retórica, voluntad política, ganas, tiempo y decisión como la que ha tenido la propia CNMV al llamar la atencion a las auditoras y empresas cotizadas sobre el detalle, contenido, omisiones de información, falta de verificación y falta de desglose en los riesgos que ha encontrado en la supervisión de los preceptivos informes de Informacion Financiera 2018.

De todas formas, mire usted por donde, servidor echa de menos la inclusión entre los veinte requisitos que se demandan -algunos novedosos- de una sencilla mención al ejemplo porque, como dijo Albert Einstein, “dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera”, y esa exigencia obliga especialmente a las empresas que quieran ser excelentes y a los consejeros y consejeras que quieran ser útiles...

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