Una investigación de Amnistía Internacional reveló graves vulneraciones a los DDHH en minerías de cobalto. Se conoce como mineral de sangre el que se obtiene en zonas afectadas por conflictos armados. En 2009, la OCDE diseñó una guía de diligencia debida para las cadenas de suministro de minerales responsables minimizando así el uso de minerales de conflicto. Dicha guía ha servido posteriormente como base para el Reglamento 2017/821 del Parlamento Europeo y del Consejo de 17 de mayo de 2017, por el que se establecen obligaciones para los importadores de la Unión en materia de diligencia debida en la cadena de suministro de oro y minerales de estaño, tantalio y wolframio originarios de zonas de conflicto o de alto riesgo.

En su número de junio de 2014 (1), la prestigiosa revista New Scientist identificaba dentro de esta categoría a cuatro minerales: aluminio, tungsteno, tantalio y oro. La República Democrática del Congo (RDC) era señalada como el país con mayor incidencia de conflictos asociados a la extracción de estos metales tan valiosos para la tecnología actual, incluyendo violencia sexual generalizada y ejecuciones arbitrarias por parte de grupos armados y elementos criminales según Tyler Gillard, director en París del programa de minerales en conflicto de la OCDE en 2014. Un problema añadido era la naturaleza informal o artesanal de las minas, donde la mayoría de los trabajadores y trabajadoras acudía a trabajar en pantalón corto y chanclas. Los túneles eran agujeros de centenares de metros excavados sin soporte alguno ni medidas de seguridad, según revelaba Sophia Pickles de la ONG Global Witness. Tras la reacción del gobierno de la RDC para frenar esta situación estableciendo una cadena de custodia de los sacos de mena a los que se asignaba una etiqueta con un identificador único, las milicias armadas establecieron nuevas tácticas para extorsionar a los mineros, robar sacos y etiquetas y utilizarlos ilegalmente. 

Los minerales de sangre representan un recurso precioso que todavía hoy se paga demasiado caro en vidas humanas. Pero la lista no se termina en los cuatro metales antes mencionados. Uno que debería incluirse, por razones que veremos a continuación, es el cobalto. Este mineral se emplea en la fabricación de baterías, esenciales en las tecnologías limpiascomo los coches eléctricos que no dependen de combustibles fósiles. También es un componente de la mayoría de baterías de los teléfonos móviles. Resulta ser un mineral crítico para Europa al depender de su importación, y así aparece en la lista de las materias primas fundamentales anexada a unaComunicación de la Comisión Europea de 2011, en la que se aborda los retos de los mercados de productos básicos y de las materias primas, https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/?uri=CELEX:52011DC0025. Estasmaterias primas son fundamentales porque presentan un riesgo particularmente elevado de escasez de abastecimiento para los próximos diez años y son particularmente importantes en la cadena de creación de valor. El riesgo de abastecimiento se vincula al hecho de que la producción está concentrada en unos pocos países y a la escasa estabilidad político-económica de algunos proveedores. En muchos casos, este riesgo se exacerba con escasas posibilidades de sustitución del producto y bajos índices de reciclado. En muchos casos, un suministro estable es importante para objetivos climáticos y de innovación tecnológica.

Un informe de Amnistía Internacional (AI) de 2016 titulado “This is what we die for. Human right abuses in the Democratic Republic of the Congo power the global trade of cobalt” (2) demuestra la existencia de trabajo infantil en las minas de cobalto de la RDC, acompañado de numerosos abusos y violaciones de los derechos humanos y medioambientales. Más de 40.000 niños y niñas trabajan en esta minería según UNICEF, cobrando en promedio alrededor del equivalente de dos dólares diarios por hasta doce horas de trabajo. Es importante destacar que muchos lo hacen para ayudar a sus familias a pagar los costes de su educación, trabajando en las minas el fin de semana o durante media jornada para ir a clase la otra media. El trabajo de los menores suele ser el transporte de pesados sacos de mena extraídos de los túneles, de hasta 50 kilos de peso, y su lavado en el río para seleccionar las rocas con mineral. Los accidentes mortales son muy frecuentes. La salud de las personas que trabajan en las minas de la RDC se deteriora de forma irreversible por la aspiración del polvo y el lavado del mineral porque se carece de medidas de protección y herramientas y vestuario adecuados.

Como señala el artículo 1 del Reglamento 2017/821, su objetivo es aportar transparencia y seguridad jurídica por lo que se refiere a las prácticas de suministro de los importadores de la Unión, las fundiciones y las refinerías que se abastecen en zonas de conflicto o de alto riesgo. Además, establece que «la Comisión adoptará actos delegados (…) destinados a completar el presente Reglamento mediante la determinación de la metodología y los criterios que permitan a la Comisión evaluar si los programas de diligencia debida de la cadena de suministro facilitan el cumplimiento de los requisitos del presente Reglamento por parte de los agentes económicos y que permitan a la Comisión conceder el reconocimiento a los programas», fruto de lo cual es el Reglamento Delegado de 11 de enero de 2019 por el que se completa el Reglamento 2017/821, y que se basa en el mismo enfoque: básicamente, introduce en el orden jurídico de la UE, mutatis mutandis, una metodología de la OCDE que ya existe para la evaluación de los programas de diligencia debida de la cadena de suministro de minerales, que se finalizó en abril de 2018 y se desarrolló en un proyecto multilateral. 

Importar cobalto sigue siendo un asunto complejo porque las garantías de su procedencia de minería responsable no están claras todavía. Por ello, la Comisión Europea trabaja en una hoja de ruta previa a la preparación de una legislación sobre baterías sostenibles. La idea es definir unos criterios de sostenibilidad para la importación de baterías en Europa, con la intención de abordar las cuestiones laborales en la cadena de suministro. En particular, la Comisión se comprometió a garantizar que las baterías desarrolladas y utilizadas en Europa sean seguras, eficientes y cumplan con los altos estándares ambientales y sociales en el nivel de producción, uso y eliminación, dentro del contexto de la economía circular. En el Plan de acción, la Comisión anunció su intención de presentar requisitos de sostenibilidad para todas las baterías distribuidas en el mercado de la UE.

Las empresas que forman parte del comercio global del cobalto pueden hacer mucho para revertir esta situación. La ruta del cobalto de las minas de la RDC pasa en primer lugar por China. AI identificó a Huayou Cobalt como principal comprador del mineral. En China tiene lugar la fundición y refinamiento, y en China y Corea se ubican las principales empresas intermediarias de distribución donde lo compran empresas fabricantes de baterías, por ejemplo, Samsung y LG. Las baterías terminan en multinacionales de tecnología electrónica y de automoción, desde Apple hasta Mercedes. De las 16 compañías multinacionales consultadas por AI, ninguna pudo proporcionar suficientes datos para una verificación independiente de la procedencia del cobalto que emplean en los dispositivos que comercializan (2). Desde AI se postula la necesidad de que las empresas e instituciones se tomen en serio este problema para que la minería de cobalto deje de conllevar la actual carga de sufrimiento humano. 

Referencias

Fdo: Laura Caneiro Oliveira, Pilar Cartón Álvarez, Micaela Domínguez González, Diana García Fernández, Eva García Vázquez 

Amnistía Internacional de Asturias: este artículo refleja las opiniones de las autoras y no es una comunicación oficial de Amnistía Internacional.

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