Desde mediados de los 90s, las organizaciones que trabajan sobre las relaciones laborales en las fábricas han ido identificando, con mucho acierto, la necesidad de hacer participar a los trabajadores en la toma de decisiones. ¿Quién no querría sentirse partícipe en su trabajo? Las fábricas, sobre todo en el sector manufacturero, están pobladas de jóvenes trabajadores que dedican muchos años de sus vidas a estas tareas, y que conocen lo que hacen en profundidad. Hacerlos partícipes de los problemas y las soluciones resultó clave para la incrementar la productividad y la permanencia en el empleo.
Así lo entendieron sectores que instauraron comités de trabajadores y gerencia en sus fábricas. Estos comités, con igual número de gerentes y trabajadores, son un órgano de discusión, cooperación y representación de las voces de ambos lados, donde se plantean problemas comunes y se llega a acuerdos tomando en cuenta los conocimientos complementarios que aporta cada uno. Suena bonito, ¿no? Lamentablemente en la mayoría de los casos todavía funcionan sólo como una fachada. La división de poderes es tan prevalente que hace imposible llegar a un punto de encuentro productivo. ¿Cómo hacer que semejante idea tan avanzada sea realmente lo potente e innovadora que debería y podría ser?
Cabe enfatizar: estos comités, formados y manejados con las metodologías adecuadas pueden lograr cambios radicales en una fábrica y armar un puente para superar diferencias y acortar distancias. La voluntad de trabajadores y la gerencia de formar un comité, conducidas con herramientas para la acción y el impacto, pueden traer a la fábrica un gran sentido de satisfacción y avance. Las metodologías no sólo deben acompañar el proceso de encontrar soluciones a los problemas, sino que deben abarcar todo un abanico de temas: buscar juntos las causas raíz de los temas, trabajar sobre temas de relevancia mutua, aprender a simplificar los mensajes para comunicarse dentro del comité y hacia el resto de los trabajadores, saber medir el resultado de las acciones y usar esa información para estrategizar el aporte del comité al buen funcionamiento de la fábrica y al bienestar de todos y todas.
Entender que detrás del fracaso de un comité de trabajadores y gerencia está una mala gestión de la idea y la aplicación de metodologías inadecuadas, puede ser de gran alivio para sus miembros, para la fábrica, y para las organizaciones que promueven la idea. Tener la visión de formar un comité es estar a mitad de camino al éxito. Los pasos siguientes corresponden a encontrar las técnicas correctas para llevarlo a buen puerto.
Problemas en las fábricas: 5 ejes para identificar soluciones eficaces y sostenibles (I)