En la composición del valor de las empresas en el mercado, el factor reputacional ocupa un espacio cada vez más relevante, lo que lleva a numerosas compañías a invertir cuantiosos recursos en generar una buena percepción en los públicos clave con los cuales mantiene vínculos.
Recorriendo Reportes de Sustentabilidad de las empresas, puede apreciarse un esforzado intento por reforzar su reputación contando las iniciativas y los logros alcanzados.
Algunas de ellas incluso buscan refuerzo en la acreditación de terceras partes que otorgan un status especial a través de una certificación o sello que valida ciertos atributos diferenciales, pero, ¿cómo saber cuánto de lo que las empresas dicen de sí mismas u otros dicen de ellas es realmente así?
La respuesta: muéstreme su sistema de gestión y le diré si su empresa es o sólo parece.
Un sistema de gestión es una herramienta destinada a dirigir y evaluar el desempeño sistémico de la organización, y expresa de qué forma la empresa se gana la vida.
Es sólo a partir del sistema de gestión que puede comprobarse cómo es el desempeño de la empresa. Ninguna otra evidencia tiene la consistencia para validar el nivel de coherencia entre desempeño e imagen.
Buenas acciones aisladas presentadas como si fueran el abordaje integral de conducción de una empresa podrían enmascarar una gestión en la que, dichas acciones busquen compensar prácticas sistémicas basadas en rentabilidad a cualquier precio.
Es más, ni los indicadores que operan a partir de un sistema de gestión son del todo fiables, ya que si bien pueden mostrar logros e impactos aceptables, ningún indicador puede contarnos cómo fue la forma en que dicho objetivo fue alcanzado, qué recursos se utilizaron y qué costos se afrontaron.
La gestión empresarial responsable no sólo no niega el deber de las empresas de ganar dinero sino que coloca a este deber como la primer responsabilidad social que tienen las empresas. La gran pregunta es “cómo” lo están haciendo, y lo único que realmente responde esta pregunta es el sistema de gestión.
Todo lo demás, puede llevarnos a percepciones erróneas y a muchas desilusiones.
Por Fernando Esteban Passarelli
Consultor profesional. Docente Universitario de Postgrado. Coordinador de Valor, RSE+Competitividad - fpassarelli@amia.org.ar