Publicado el

Piensen ustedes en el Mal. No en Lucifer o Satanás, ni en Drácula o el Hombre Lobo. Y por favor, ni mucho menos en el Doctor Muerte o Magneto. Piensen en algo más humano, tal vez, mundano, pero sin duda real y posible. Piensen en una figura, alguien terrible y cruel, el mal sobre la Tierra. A mí, quizá influenciado por el cine y la televisión, de la que casi nadie escapa hoy en día, se me viene a la mente un tipo más bien alto, de mentón prominente, recio, con ojos fríos y desalmados. Habla en un idioma que parece áspero debido a su tono autoritario y decidido, que usa para disponer frases imperativas a quien se tercie. Viste un uniforme militar negro y luce con orgullo un brazalete rojo y blanco con una cruz gamada dibujada en el centro. Pues sí, nuestro arquetipo maléfico moderno: un nazi.

Hay más o menos una especie de conciencia social común que coloca a los nazis como los “eternos malvados”, aquellos que son indebatiblemente malos. Y aún así, si uno analiza como mínimo las circunstancias socioeconómicas de la Alemania de la posguerra, puede llegar a entender por qué millones de ciudadanos apoyaron las locuras y aberraciones que llevaron a cabo los miembros del partido encabezado por Adolf Hitler. Porque, dentro de su marco ideológico, económico y social, estaban haciendo el bien. Cuando el alemán de a pie, veterano de guerra, volvía del frente a un país derrotado, hambriento, y contemplaba el sufrimiento y las miserias de su familia, no dudaba en unirse en cuerpo y alma a cualquiera que le prometiera un pedazo de pan para sus hijos, tuviera o no razón en lo que predicaba. En términos concretos, aquel hombre entendía que hacía lo necesario para el bienestar de los suyos, posicionándose con el emergente poder.

Los que me hayáis seguido en mi blog personal, seguramente detectaréis que mis anteriores post no han hecho sino allanar el camino para escribir estas líneas. He tocado de forma muy superficial para lo que merece, temas tan profundos como la Ecología, la Equidad y la Economía, desde un punto de vista empresarial quizás algo diferente. Estos son los tres pilares que soportan mi manera de ver las cosas. Como en una estructura equilibrada, cada pilar debe ser fuerte por sí mismo, pero sin ser más alto que ningún otro. 

Cuando he hablado de RSE y de sostenibilidad, siempre lo he hecho pensando en la riqueza como objetivo. Porque hay que evitar caer en fundamentalismos basados en uno solo de estos parámetros, pues puede llevar a hacer una mala lectura de la situación y bloquear el crecimiento de la estructura global, como aquél alemán de la posguerra, que entendió que su fin era correcto y sus medios aceptables. 

Y ahora es cuando me explico: piensa en la visión que tenemos de una empresa cualquiera. Su objetivo es hacer dinero, generar riqueza. Una posición fundamentalista sería el capitalismo puro y duro, basado en la producción a toda costa. Potenciar el pilar de la Economía, incrementar márgenes de beneficio tal vez explotando a sus trabajadores con condiciones infrahumanas, y sin importar la porción del mundo natural que destruya por el camino.

Parándonos a pensar en fundamentalismos basados que sólo buscan el beneficio de los empleados y los que se mueven en torno a las empresas, a veces enarbolando plásticas banderas de Equidad, caeremos quizás en la duda de señalar como culpables a socialismos y sindicatos demasiado radicales. Pero a lo que realmente debemos prestar atención es a esa presión casi infantil de la gente al empresario que gana más dinero, derivando en un desprecio con retrogusto a injusticia al condenar su riqueza. A esa forma de pensar que reclama un reparto mayor de los beneficios porque sí, como si la empresa tuviera un corte más cercano al de una ONG.

Desde el punto de vista de la Ecología radical, nos encontramos con los archiconocidos activistas, los que algunos llaman “terroristas ecológicos”, que ostentan una actitud irreconciliable con la empresa catalogándola como entidad destructora, y promulgan restricciones y estrategias ecológicas que ofrecen un camino diametralmente opuesto a las intenciones de riqueza de su actividad económica.

Un modelo que actúe equiparando estos tres parámetros, incorporado en una estrategia a nivel de toda la industria, permite crear valor en los tres campos y ser definitivamente fuerte. Una empresa que no se adapte a un diseño que repete la diversidad de estos niveles, que reinvente su modelo industrial, se está perdiendo todas las posibilidades que ofrece, pero una en especial: convertirse en líderes.

Y ojo, que no vale calcular la rentabilidad económica desde una postura convencional y luego anotarse puntos por obras o beneficios sociales, y reducir el impacto medioambiental: se trata de integrar Economía, Equidad y Ecología en un diagrama equilátero que sirva como modelo definitivo, pero también primario. 

¿Acaso no es posible crecer económicamente mientras nuestra actividad se integra en la naturaleza, en lugar de destruirla? ¿No es posible cambiar el concepto de basura por el de desecho? ¿No es posible que nuestros empleados tengan un sueldo digno para poder crear una familia y vivir, desarrollando una actividad que no dañe su salud? ¿Es imposible que nuestra estrategia ecológica dé beneficios económicos en términos de rentabilidad y resulte en un producto atractivo para el consumidor?

Son preguntas de hoy por hoy rigen el pensamiento de la RSE, pero que resultan muy difíciles de responder. Sin embargo, sólo haciéndonos las preguntas adecuadas podremos obtener la respuesta que buscamos. 

No todo es blanco o negro, ya lo decía mi abuela. Todos lo sabemos. Ahora, apliquémoslo. Te reto, como empresario, como trabajador y como ecologista, a no posicionarte en ninguno de estos puntos. Te reto a comprenderlos y aceptarlos como parte de un todo, donde no hay que justificar ni debatir por qué defendemos una causa, o si ésta es o no justa. Donde no hay bien ni mal.

Nicolás Perdomo

responsable de RSE

MILTRESCIENTOSGRAMOS

En este artículo se habla de:
OpiniónEmpresas

¡Comparte este contenido en redes!

300x300 diario responsable
 
CURSO: Experto en Responsabilidad Social Corporativa y Gestión Sostenible
 
Advertisement
Este sitio utiliza cookies de terceros para medir y mejorar su experiencia.
Tu decides si las aceptas o rechazas:
Más información sobre Cookies