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¿Fiarse o asegurarse? Ahí está la cuestión.  De niños, creemos lo que nuestros padres nos dicen, escuchamos maravillados las historias que nos cuentan nuestros abuelos y nunca dudamos de la palabra de un amigo.  Pero vamos creciendo.  La vida nos enseña que no todo lo que brilla es oro y que es mejor mirarle el diente al caballo, aunque sea regalado.

La confianza pasa de ser una virtud a ingenuidad.  Aprendemos de las malas experiencias y poco a poco vamos desarrollando nuestro propio criterio para tomar decisiones.  Pasamos de creer en la palabra de un colega a estipular condiciones en un compromiso escrito, firmado por duplicado y ante notario.  Lo hacemos las personas, lo hacen las empresas.  Algunos con mejor acierto que otros.

Durante muchos años, el grupo de rock americano Van Halen fue conocido no sólo por su música sino también por la famosa cláusula 126 de su contrato.  Aquella estipulaba el derecho unilateral del grupo a cancelar un concierto si encontraban m&m’s marrones en su camerino.  Divos, caprichosos, arbitrarios… fueron los calificativos utilizados para describir una exigencia tan absurda, con unas consecuencias tan drásticas.

Pero aquella cláusula tenía un motivo.  Era la 126, estaba en la página 40.  Antes estaban las cláusulas que estipulaban los requisitos técnicos y de seguridad que debían cumplirse en las instalaciones donde Van Halen daría su concierto.  Encontrar m&m’s marrones tan sólo era una forma fácil de comprobar que el promotor del concierto no se había leído el contrato.  Si había fallado en algo tan sencillo como quitar los m&m’s marrones de un bol… ¿Qué se podía esperar de la instalación eléctrica? Esto podía suponer un riesgo, tanto para la banda como para el público que asistía al concierto.

Aquellos caramelos de chocolate eran una evidencia de que se había roto el círculo de la confianza.

Cuando leí por primera vez esta historia de Van Halen, me pareció una táctica brillante.  Con entrar en el camerino, y a golpe de vista, sabían si eran necesario realizar una inspección técnica de las instalaciones para el concierto.  Una forma muy inteligente de ahorrar tiempo y dinero.  ¿Qué mas daba lo que otros hablaran de ellos? Poco importa que te llamen caprichoso, cuando tu sabes el verdadero motivo por el que has tomado la decisión de suspender el espectáculo.

Lo mismo nos pasa en el día a día.  Tendemos a juzgar rápidamente a las personas, sin conocer realmente los motivos que les llevan a tomar las decisiones que toman, a comportarse de la manera en la que lo hacen.  Desconocemos muchas de sus experiencias anteriores y por tanto no sabemos en qué momento de su historia decidieron incluir sus propias cláusulas de los m&m’s marrones.

Pero algo es seguro, consciente o inconscientemente, todos las tenemos. El reto consiste en leer la letra pequeña.

                                              bob-esponja-y-patricio3

 

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