La sostenibilidad impacta en las principales palancas de creación de valor en las empresas, afectando directamente la cuenta de resultados y el balance. Esta ha sido una de las principales conclusiones de la III Impact Week, organizada por EY. Durante este evento, estructurado en tres sesiones, se debatió sobre el impacto de la sostenibilidad en los órganos de gobierno, en los órganos de gestión y en la cultura corporativa de las empresas. Esta iniciativa, desarrollada por EY en la región de EMEIA, busca incrementar las capacidades de sus cerca de 5.000 profesionales expertos en sostenibilidad a nivel mundial y divulgar conocimiento técnico.
Luego del evento, Alberto Castilla, EMEIA Climate Change & Sustainability Market Leader y Spanish Country Leader de EY, junto con Alberto Andreu, Senior Advisor de Sostenibilidad de EY, plantearon una serie de lecciones clave para considerar estos temas prioritarios en las empresas hoy en día:
La primera sesión del evento fue “El Impacto de la sostenibilidad en los órganos de gobierno”, donde CEOs y miembros del Consejo abordaron la prioridad de integrar la sostenibilidad en la estrategia empresarial. Durante un diálogo moderado por Alberto Castilla, Alberto Andreu y Tomás Pascual, este último señaló: “En nuestra cadena de valor, la sostenibilidad está presente en todo momento, y la tenemos en mente al diseñar estrategias, no solo en la parte medioambiental sino también en la social y en la importancia que damos al consumidor, que quiere un producto saludable y sostenible”. José Antonio López, CEO y consejero delegado en Lyntia, enfatizó: “La sostenibilidad sigue siendo nuestra guía para hacer negocios, pero hay que ser sensibles con el hecho de que no todas las empresas tienen el mismo nivel de madurez y capacidad para abordar los costos que conllevan legislaciones como la Corporate Sustainability Reporting Directive (CSRD)” y pidió “una cierta racionalidad”.
En una mesa moderada por Lourdes Centeno, socia responsable de Derecho Societario de EY, y Alberto Andreu, se debatió cómo abordan los consejos y sus comisiones (especialmente las de Auditoría, Riesgos y Sostenibilidad) la gobernanza de la sostenibilidad y los retos de la implantación de la CSRD. Los participantes de la mesa redonda, integrada por Alberto Horcajo, presidente de la Comisión de Auditoría de Lyntia y Grupo Lantero; Mar Martínez-Cosentino, presidenta de la Comisión de Sostenibilidad de Cosentino; Antonio Carrascosa, presidente de la Comisión de Riesgos de Unicaja y María Jesús Garrido, secretaria y consejera en empresas públicas y público-privadas, coincidieron en que la sostenibilidad requiere un trabajo coordinado de las tres comisiones. La comisión de auditoría es responsable de la supervisión de los informes de sostenibilidad, la comisión de sostenibilidad debe fijar la estrategia y objetivos ESG, y la de riesgos, especialmente en las entidades financieras, debe gestionar el mapa de riesgos. También destacaron la importancia de la formación en sostenibilidad y el reparto de roles en el Consejo de Administración.
Luego de este gran comienzo, la segunda sesión, centrada en “Cómo impacta la sostenibilidad en los órganos de gestión”, concluyó que la sostenibilidad es cada vez más una habilidad transversal en la gestión. En un primer diálogo entre Eduardo Manso, director de Corporate and Financial Reporting de la CNMV, y Alberto Andreu, se discutieron temas de especial interés. Manso destacó que “la supervisión última en esta materia corresponde a la Comisión de Auditoría, aunque esta debe basarse en la de Sostenibilidad, que va ganando mayor peso”.
La mesa redonda posterior abordó cómo impactará la CSRD en las áreas directamente afectadas: finanzas, auditoría y control, sostenibilidad e innovación. Participaron Juan José Botella, responsable de Control Económico de Ebro Foods; Marta Gil, directora general de Estrategia, Innovación y Sostenibilidad de Sacyr; Isabel Moreno, directora de Auditoría, Control y Riesgos de Repsol; y Cristina Ordoñez, Chief Compliance & Sustainability Officer de Arteche. Todos concluyeron que cada sector y compañía se encuentran en distintos niveles de madurez en sostenibilidad y que el gran reto es incorporar la sostenibilidad en los presupuestos de ingresos y gastos, e implantar sistemas de control interno y de información que permitan la disponibilidad y trazabilidad de los datos ESG. Alberto Castilla afirmó que el gran reto hoy es “traducir a números lo que hasta ahora algunos pensaban que eran ideas abstractas”.
Este último tema fue abordado en la tercera y última sesión de la III Impact Week de EY: “El Impacto de la sostenibilidad en la cultura corporativa”, donde se discutió el nivel de madurez de la empresa española para acometer la transformación cultural que exige la sostenibilidad. En una mesa moderada por Jorge Aguirre, socio responsable de Workforce del área de People Advisory Services de EY, y Alberto Andreu, participaron Tatiana Espinosa, directora de Relaciones Laborales y Diversidad de Telefónica; Ignacio Rivas, Sustainability Talent Workstream Principal Manager de BBVA; y Pilar Rojas Marco, Head of Corporate Culture and Diversity de Repsol. Se destacaron ideas sobre cómo incorporar la sostenibilidad en la cultura: acelerar la implementación de tecnología para capturar los datos exigidos por la CSRD; desplegar los objetivos ESG en el día a día de la plantilla y su retribución; hacer vivir el propósito y valores a través de comportamientos observables susceptibles de incorporarse en la evaluación del desempeño; y flexibilizar los sistemas de control de gestión y las formas de trabajo para impulsar la transversalidad de tareas y presupuestos.
Para finalizar, Alberto Castilla destacó que todo el contenido de las jornadas “se concreta en un solo indicador, el CapEx (capital expenditure o gasto en capital), del que dependerá la ambición y las oportunidades que tengan las empresas para impulsar la sostenibilidad”. Subrayó la importancia de invertir en tecnología y desarrollo para traducir la sostenibilidad de “pájaros y flores” a “números”, utilizarla como una aliada en las transformaciones culturales, y cómo la directiva CSRD, a la larga, habrá supuesto una ayuda que simplifique la tarea de las compañías.