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La Conferencia de las Partes (COP) 28 marcó un hito significativo en la lucha contra el cambio climático al destacar la necesidad urgente de alejarse de los combustibles fósiles. Este evento global reunió a líderes, científicos y activistas con la misión compartida de trazar un camino hacia un futuro más sostenible y resiliente.
Alejarse de los combustibles fósiles: la conclusión de la COP28

Ayer, miércoles 13 de diciembre, los países reunidos en Dubai aprobaron una hoja de ruta para la “transición hacia el abandono de los combustibles fósiles”, algo inédito en una conferencia de la ONU sobre el clima, pero el acuerdo se quedó corto en lo que respecta a la exigida retirada progresiva del petróleo, el carbón y el gas.

Estaba previsto que la COP28 concluyera el martes, pero las intensas negociaciones nocturnas sobre si el resultado incluiría un llamamiento a "reducir progresivamente" o "eliminar gradualmente" los combustibles fósiles que calientan el planeta -como el petróleo, el gas y el carbón-, obligaron a la conferencia a realizar horas extraordinarias. Este punto de fricción, el principal que hubo, enfrentó a activistas y países vulnerables al cambio climático con naciones petroleras durante gran parte de las dos últimas semanas.

En un escenario como el actual, atravesado por la fuerte crisis climática, tras la adopción del documento final, el Secretario General de la ONU, António Guterres, dijo que la mención del principal contribuyente mundial al cambio climático llega después de muchos años en los que el debate sobre esta cuestión estuvo bloqueado. Guterres subrayó que la era de los combustibles fósiles debe terminar con justicia y equidad. "A aquellos que se opusieron a una referencia clara a la eliminación progresiva de los combustibles fósiles en el texto de la COP28, quiero decirles que la eliminación progresiva de los combustibles fósiles es inevitable, les guste o no. Esperemos que no llegue demasiado tarde", puntualizó.

En su declaración, Guterres afirmó que limitar el calentamiento global a 1,5°C, uno de los objetivos clave establecidos en el histórico Acuerdo de París de 2015, "será imposible sin la eliminación progresiva de todos los combustibles fósiles", como lo reconoce una coalición de países cada vez más amplia y diversa.

Los mediadores de la COP28 lograron compromisos para triplicar la capacidad de las energías renovables y duplicar la eficiencia energética para 2030, y avanzaron en cuanto a la adaptación y el financiamiento, incluida la puesta en marcha del Fondo de Pérdidas y Daños. Sin embargo, el Secretario General consideró que los compromisos financieros son muy limitados y hace falta mucho más para hacer llegar la justicia climática para quienes se encuentran en primera línea de la crisis.

Así, la conclusión más evidente de la COP28 fue el consenso generalizado sobre la importancia de abandonar progresivamente los combustibles fósiles. Los participantes reconocieron que la quema de carbón, petróleo y gas natural es una de las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero, contribuyendo de manera significativa al calentamiento global y sus consecuencias devastadoras.

La transición hacia fuentes de energía renovable emergió como un tema central en las discusiones. Los compromisos para aumentar la inversión en tecnologías limpias y acelerar la adopción de energías renovables fueron pilares fundamentales de las negociaciones. La necesidad de crear marcos políticos sólidos y promover la colaboración internacional se destacó como clave para facilitar esta transición de manera justa y equitativa.

Además, la COP28 resaltó la importancia de abordar las preocupaciones de las naciones en desarrollo, que a menudo enfrentan desafíos adicionales durante la transición hacia una economía baja en carbono. Se enfatizó la necesidad de proporcionar apoyo financiero y tecnológico a estas naciones para garantizar que puedan adaptarse y prosperar en un mundo posfósil. Sin dudas, la conclusión más poderosa de la conferencia es que la acción climática ya no es una opción; es una imperativa. Los participantes reconocieron que el tiempo apremia y que la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero debe ser una prioridad máxima. Los llamados a la acción se tradujeron en compromisos concretos, con muchos países anunciando planes ambiciosos para alcanzar la neutralidad de carbono en fechas más cercanas y medidas más audaces para frenar las emisiones.

Sin embargo, la verdadera prueba radica en la implementación de estos compromisos. La COP28 ha sentado las bases, pero ahora la responsabilidad recae en los gobiernos, la sociedad civil y el sector privado para transformar estos compromisos en acciones tangibles. La transición hacia un futuro sin combustibles fósiles requerirá una colaboración sin precedentes y una determinación constante.

En resumen, la conclusión de la COP28 es un llamado a la acción global. Alejarse de los combustibles fósiles no es solo una meta; es una necesidad urgente para preservar nuestro planeta para las generaciones futuras. La historia nos juzgará por nuestras acciones posteriores a la COP28, y el desafío es convertir las palabras en resultados concretos para construir un futuro sostenible y resistente al cambio climático.

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