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La violencia, la inestabilidad y el cambio climático son las principales causas del desplazamiento de niños en América Latina y el Caribe, una región donde el 25% de los migrantes son menores de edad, la mayor proporción a nivel global. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) alerta de que las y los niños que se desplazan son cada vez más pequeños, el 91% de ellos no llega a los once años.
La crisis de migración infantil acecha América Latina

La migración infantil se refiere al fenómeno en el que niños y niñas cruzan fronteras internacionales o se desplazan dentro de sus países de origen en busca de mejores condiciones de vida, seguridad, educación o por otras razones. Este fenómeno puede ser motivado por una variedad de factores, incluyendo la pobreza, la violencia, la persecución, la falta de oportunidades económicas o la búsqueda de reunificación familiar. Existen dos categorías principales de migración infantil:

  1. Migración Internacional Infantil: En este caso, los niños cruzan las fronteras nacionales, a menudo acompañados por sus familias o, en algunos casos, solos. Esto puede incluir a niños que son refugiados, solicitantes de asilo, migrantes económicos o víctimas de trata de personas.
  2. Migración Interna Infantil: Esta forma de migración implica que los niños se desplazan dentro de su propio país en busca de mejores condiciones de vida. Esto puede deberse a factores como la falta de servicios básicos en sus lugares de origen, conflictos armados, desastres naturales o la búsqueda de oportunidades económicas en áreas urbanas.

En América Latina y el Caribe las y los niños migran en números récord, desplazándose principalmente a lo largo de tres rutas: la selva del Darién entre Colombia y Panamá, la migración hacia el exterior desde América del Sur, y en puntos de tránsito clave en el norte de Centroamérica y México, informó el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). La proporción de menores en situación de movilidad en la región alcanza al 25% de los migrantes, la tasa más alta a nivel mundial -la media es del 13%-, señaló UNICEF en una alerta publicada hoy que menciona la violencia, la inestabilidad y el cambio climático como los máximos detonadores de estos desplazamientos de población. Esos factores se van apoderando de la región, cambiando de forma dramática la naturaleza de la migración en la última década.

Los expertos alertan sobre una realidad preocupante: cada vez son más pequeños y provienen de sitios más remotos. UNICEF destacó que en los peligrosos viajes en los que se embarcan los migrantes se observa a niños cada vez más pequeños, detallando que el 91% de ellos son menores de once años en algunos puntos de tránsito. “Cada vez hay más niños en movimiento, de edades cada vez más tempranas, a menudo solos y de diversos países de origen, incluso de lugares tan lejanos como África y Asia”, dijo el director de UNICEF para América Latina y el Caribe. Garry Conille advirtió que cuando los niños cruzan varios países y, a veces, toda la región, pueden sufrir enfermedades y lesiones, separación familiar y abusos.

En este sentido, el organismo afirmó que los riesgos físicos a lo largo de las rutas migratorias irregulares son innumerables, especialmente para los niños, que a menudo atraviesan selvas, ríos, vías férreas y carreteras, arriesgando su integridad, al margen de que pueden convertirse en víctimas de violencia, explotación y otros atropellos graves.

Sin dudas, esta realidad plantea desafíos a las políticas migratorias nacionales y a las respuestas humanitarias en los países de origen, tránsito y destino. Pero esto no es fácil puesto que los flujos migratorios de la región a menudo se cruzan de manera que la mayoría de los países son puntos de origen, tránsito, destino y retorno al mismo tiempo, haciendo de América Latina el escenario de una de las crisis de migración infantil más grandes y complejas del mundo. Para solventar esta situación, UNICEF insta a adoptar un enfoque regional integrado que garantice protección a los niños migrantes y refugiados y a sus familias, y que aborde las raíces de la migración forzada. El Fondo para la Infancia delineó cinco puntos orientados hacia ese objetivo: 

  • Movilizar la protección internacional y atender las causas fundamentales de la migración específica de los niños, para aprovechar la naturaleza interconectada de los movimientos migratorios y las respuestas políticas en la región
  • Invertir en los países de origen para mejorar el acceso a los servicios, prevenir y responder a la violencia, y crear oportunidades de educación y medios de vida para niños, jóvenes y familias vulnerables, y apoyar a los niños que permanecen en el país de origen mientras sus padres han migrado
  • Ampliar las vías migratorias seguras y regulares para niños y familias, incluidos mecanismos de reunificación familiar y manteniendo el derecho al asilo. Se debe permitir que los niños y las familias ingresen al territorio de un estado para solicitar asilo y quedarse allí mientras dure el procedimiento 
  • Fortalecer los procesos fronterizos y de recepción para que tengan en cuenta a los niños y para que sean dirigidos por las autoridades de protección infantil en la etapa más temprana posible, implementando salvaguardias específicas, preservando la unidad familiar y garantizando el acceso a servicios legales
  • Invertir en sistemas nacionales sólidos de protección infantil para salvaguardar a todos los niños, incluidos los migrantes y refugiados, de la explotación y la violencia, garantizando el cumplimiento de procedimientos adecuados para determinar su interés superior y promoviendo el cruce fronterizo seguro

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