El informe de la AEMA "Los beneficios para la biodiversidad de una economía circular fuerte" explora cómo la economía circular puede reducir y, en algunos casos, revertir los impactos de la producción y el consumo sobre la biodiversidad.
Si bien es cierto que hay daños que son ya irreversibles, causados por el modo de consumo y producción lineal típico de nuestro sistema capitalista. Lo cierto es que aún estamos a tiempo de cambiar (y mejorar) las cosas. El documento recientemente publicado subraya que, además de los esfuerzos en curso para prevenir los residuos, las prácticas específicas de la economía circular en el abastecimiento de materias primas tienen un potencial significativo para proteger y mejorar la biodiversidad.
Pero, antes de avanzar, es preciso recodar de qué hablamos cuando decimos “economía circular”. Según los expertos en la materia, la economía circular es un concepto económico y ambiental que busca cambiar la forma en que se produce, consume y descarta bienes y recursos. A diferencia del modelo económico tradicional, que se basa en un enfoque lineal de "tomar, hacer, desechar", la economía circular busca minimizar la extracción de recursos naturales y la generación de residuos, alentando la reutilización, el reciclaje y la renovación de productos y materiales. El objetivo principal es crear un sistema más sostenible y eficiente, donde los recursos se mantengan en uso durante el mayor tiempo posible.
La investigación de la AEMA advierte que varias evaluaciones recientes han hecho saltar las alarmas sobre la pérdida de biodiversidad y el declive de los ecosistemas en Europa y en el mundo debido a modelos insostenibles de producción y consumo. En este sentido, el nuevo informe señala que las prácticas de economía circular pueden ayudar a salvaguardar la biodiversidad reduciendo el uso de recursos primarios, previniendo la contaminación y, sobre todo, obteniendo materiales mediante prácticas respetuosas con la biodiversidad.
Según los expertos a cargo de la investigación el abastecimiento respetuoso con la biodiversidad de, por ejemplo, alimentos, materiales de construcción y textiles, merece más atención, ya que puede amplificar el potencial de la economía circular para reducir o incluso invertir la pérdida de biodiversidad. Tales prácticas incluyen el uso de algas marinas para la alimentación animal o como abono para los cultivos, la recirculación del agua de los tejados verdes y el uso de métodos de producción agroforestal para los textiles. Este tipo de abastecimiento respetuoso con la biodiversidad debe añadirse a la jerarquía tradicional de "reducir, reutilizar y reciclar" en las acciones de economía circular, afirma el informe.
Es preciso afirmar entonces que la relación entre la economía circular y la biodiversidad se encuentra en cómo este enfoque puede contribuir a la conservación y mejora de la biodiversidad:
E documento sostiene además que los responsables políticos, las empresas y los ciudadanos pueden contribuir a que las medidas de economía circular sean más beneficiosas para la naturaleza. Los responsables políticos deben diseñar políticas que garanticen una fuerte integración entre las acciones de economía circular y los aspectos relacionados con la biodiversidad a lo largo de todo el ciclo de vida de los bienes y servicios. Las empresas deben desarrollar y ampliar las innovaciones, prestando atención a la vida útil de los productos, la contaminación y el origen de los materiales. Los consumidores pueden apoyar estas acciones reduciendo el consumo global y exigiendo opciones más respetuosas con la biodiversidad. Los cambios en la dieta por sí solos pueden ayudar a liberar tierras, reducir el consumo de agua y disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, concluye el informe de la AEMA.