Esta es una de las principales conclusiones que se desprende del último informe sobre el cambio climático elaborado por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU -IPCC-. El mismo realiza una evaluación sobre la emergencia climática y cómo abordarla. El resumen de Síntesis de este Sexto Informe es el resultado del análisis de 743 personas expertas de diferentes ramas de la ciencia, que han revisado miles de publicaciones científicas para llegar a unas conclusiones compartidas. El documento advierte que, si bien la situación medioambiental a nivel global es mala y está empeorando rápidamente, si se logra aumentar el compromiso de todos los Estados, aún es posible mejorar.
No todo está perdido: la acción climática urgente puede garantizar un futuro habitable
Markus Spiske

La emergencia climática es palpable. Ya es imposible mirar para otro lado. Sin embargo, los responsables políticos de muchos países parecen no querer actuar en consecuencia. Con el objetivo de brindar información confiable y precisa que oriente a la acción, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ha publicado recientemente un nuevo informe. El documento reconoce la interdependencia entre el clima, los ecosistemas, la biodiversidad, y las sociedades humanas; el valor de las diversas formas de conocimiento; y la importancia de la evidencia científica en la lucha por detener la emergencia climática.  

Este Informe de Síntesis ha sido publicado a propósito de que este 2023 es el año en el que los países revisarán los avances hacia los objetivos del Acuerdo de París, incluido el objetivo de mantener el calentamiento global muy por debajo de los 2 °C mientras se prosiguen los esfuerzos para limitarlo a 1,5 °C. En este contexto, la publicación ofrece una visión general del estado de los conocimientos sobre la ciencia del cambio climático, haciendo hincapié en los nuevos resultados desde el Quinto Informe de Evaluación de 2014. El texto se basa plenamente en los informes de los tres Grupos de Trabajo del IPCC, así como en los tres Informes Especiales sobre el Calentamiento Global de 1,5°C, sobre el Cambio Climático y la Tierra, y sobre el Océano y la Criosfera en un Clima Cambiante. 

Si bien el panorama es claramente desalentador, los expertos sostienen que aún existen diversas opciones viables y eficaces para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y adaptarse al cambio climático provocado por el ser humano. Cabe destacar que, en 2018, el IPCC puso de relieve la escala sin precedentes del desafío que suponía limitar el calentamiento a 1,5 °C. Cinco años después, el desafío es aún mayor debido al aumento constante de las emisiones de gases de efecto invernadero. El ritmo y la escala de las medidas adoptadas hasta el momento, así como de los planes actuales, son insuficientes para hacer frente al cambio climático.

Entre las principales causas de la grave situación que vivimos actualmente, el informe destaca la quema de combustibles fósiles y el uso desigual e insostenible de la energía y las tierras durante más de un siglo. Esto, advierten los especialistas, ha provocado un calentamiento global de 1,1 °C por encima de los niveles preindustriales. Como resultado, se han producido fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes y más intensos que han generado impactos cada vez más peligrosos en la naturaleza y las personas en todas las regiones del mundo.

La tragedia esta frente a nosotros: cada aumento del calentamiento se traduce en peligros que se agravan rápidamente. El informe sostiene que los daños son cada vez más graves y las consecuencias más irreversibles. Las olas de calor de mayor intensidad, las lluvias más fuertes y otros fenómenos meteorológicos extremos exacerban los riesgos para la salud humana y los ecosistemas. En todas las regiones del mundo, el calor extremo está causando la muerte de personas. Se prevé que la inseguridad alimentaria y la inseguridad hídrica asociadas al clima se incrementarán debido al aumento del calentamiento. Cuando los riesgos se combinan con otros fenómenos adversos, como las pandemias o los conflictos, resulta aún más difícil controlarlos.

En este escenario por demás complejo, en el informe, aprobado durante una reunión de una semana de duración celebrada en Interlaken (Suiza), se hace especial hincapié en las pérdidas y los daños que ya se han ocasionado y que continuarán en el futuro, los cuales perjudican especialmente a las personas y los ecosistemas más vulnerables. La adopción de las medidas adecuadas en la actualidad puede dar lugar a un cambio transformador esencial para lograr un mundo sostenible y equitativo.

No todo está perdido

A pesar de los datos negativos publicados en el documento, los especialistas a cargo de la investigación explican que, en esta década, la acción acelerada para adaptarse al cambio climático es indispensable para reducir la brecha entre las medidas de adaptación en vigor y las que se necesitan. Por otra parte, a fin de limitar el calentamiento a 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales, es preciso lograr reducciones drásticas, rápidas y sostenidas de las emisiones de gases de efecto invernadero en todos los sectores. Las emisiones ya deberían haber disminuido y será necesario reducirlas casi a la mitad de aquí a 2030, si se desea limitar el calentamiento a 1,5 °C.

El mensaje es claro, la solución radica en el desarrollo resiliente al clima. Ello implica integrar las medidas de adaptación al cambio climático con acciones orientadas a reducir o evitar las emisiones de gases de efecto invernadero, de manera tal que aporten mayores beneficios. El informe concluye que el desarrollo resiliente al clima se torna cada vez más difícil con cada aumento del calentamiento. Por este motivo, las decisiones que se tomen en los próximos años serán fundamentales para determinar nuestro futuro y el de las generaciones venideras. Para que esas decisiones resulten eficaces, deben estar basadas en nuestros diversos valores, opiniones y conocimientos, incluidos los conocimientos científicos, indígenas y locales. Este enfoque facilitará el desarrollo resiliente al clima y generará soluciones adecuadas a nivel local y aceptables desde una perspectiva social.

La buena noticia que se desprende del documento es que existe suficiente capital en el mundo para disminuir rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero si se reducen los obstáculos existentes. Para lograr los objetivos climáticos a escala global, es importante aumentar la financiación destinada a las inversiones en la esfera del clima. Los gobiernos, mediante la financiación pública y unas señales claras a los inversionistas, son fundamentales a la hora de reducir estos obstáculos. Los inversionistas, los bancos centrales y los reguladores financieros también pueden aportar su contribución en este sentido.

En esta línea, la publicación sostiene que existen medidas de política de eficacia comprobada que pueden ayudar a lograr una reducción drástica de las emisiones y a impulsar la resiliencia al clima si se amplían y se aplican de manera más generalizada. De este modo, el compromiso político, las políticas coordinadas, la cooperación internacional, la administración de los ecosistemas y la gobernanza inclusiva revisten importancia para propiciar la acción climática eficaz y equitativa.

La pregunta clave es ¿cómo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero? Al respecto, el documento dirá que, a través de los cambios en el sector alimentario, la electricidad, el transporte, la industria, los edificios y el uso de la tierra. Al mismo tiempo, estos cambios pueden ayudar a las personas a llevar un estilo de vida con bajas emisiones de carbono, lo cual también promoverá la mejora de la salud y el bienestar. Con un mayor conocimiento de las consecuencias del consumo excesivo, las personas pueden tomar decisiones mejor fundamentadas.

El momento de actuar es ahora. La ONG Greenpeace publicó un decálogo de los mensajes clave del informe, y los últimos puntos advierten que lo que hagamos en esta materia, importa. Para lo cual es preciso desarrollar soluciones reales, que deben ofrecerse en la vida real, no solo en modelos. Además, para esto, la equidad y la inclusión social son fundamentales, imprescindibles: es necesario garantizar los fondos y la financiación para conseguirlas. Es por ello, que es urgente pasar de hacer cambios paulatinos a transformadores ya que todos los sectores y todas las manos deben actuar, ¡YA!

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