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El informe cuatrienal del Grupo de Evaluación Científica del Protocolo de Montreal relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono confirma que la eliminación progresiva de casi todas las sustancias prohibidas que la dañaban consiguió proteger a este escudo protector del planeta. Se estima que, de mantenerse las políticas climáticas actuales, la capa de ozono podría recuperar los valores de 1980 aproximadamente hacia 2066 en la Antártida, en 2045 en el Ártico y alrededor de 2040 en el resto del mundo.
El Protocolo de Montreal podría ser clave para recuperar la capa de ozono

Si bien el panorama en cuanto al estadio del medioambiente, en general, es desalentador, no todas son malas noticias. La capa de ozono está en vías de recuperarse en las próximas cuatro décadas y la eliminación progresiva de las sustancias químicas que la dañan ya están contribuyendo a mitigar el cambio climático. Esta es una de las conclusiones de un grupo de expertos respaldado por la ONU, presentada recientemente en la 103ª reunión anual de la Sociedad Meteorológica de los Estados Unidos.

Concretamente, el informe cuatrienal del Grupo de Evaluación Científica del Protocolo de Montreal relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono confirma que la eliminación progresiva de casi todas las sustancias prohibidas que la dañaban consiguió proteger a este escudo protector del planeta, lo cual permitió una notable recuperación en la estratosfera superior y una disminución de la exposición humana a los perjudiciales rayos ultravioleta del sol.

El informe realiza una serie de predicciones muy esperanzadoras: de mantenerse las políticas actuales, se espera que la capa de ozono recupere los valores de 1980 (antes de la aparición del agujero) aproximadamente hacia 2066 en la Antártida, en 2045 en el Ártico y alrededor de 2040 en el resto del mundo.

Las variaciones en el tamaño del agujero de ozono antártico, especialmente entre 2019 y 2021, se debieron en gran medida a las condiciones meteorológicas. No obstante, hay que resaltar que desde el año 2000 fue mejorando lentamente la superficie y profundidad del agujero.

El décimo informe del Grupo de Evaluación Científica confirma la repercusión positiva del Tratado en el clima. Como ejemplo, la Enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal, un acuerdo adicional alcanzado en 2016 que exige la reducción progresiva de la producción y el uso de algunos hidrofluorocarbonos. Estas sustancias sintéticas no agotan directamente el ozono, pero son potentes gases de efecto invernadero. En efecto, según las pesquisas del Grupo, la Enmienda debería evitar el calentamiento global entre 0,3 y 0,5 °C de aquí a 2100 (aunque no incluye la contribución de las emisiones de HFC-23, un potente gas de efecto invernadero).

La última evaluación se basa en amplios estudios, investigaciones y datos recopilados por un gran grupo internacional de expertos, muchos de ellos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA), la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) y la Comisión Europea.

Sobre los resultados, el secretario general de la OMM, el profesor Petteri Taalas, afirmó:  “Las medidas adoptadas en relación con el ozono sientan un precedente para la acción climática. El éxito obtenido gracias a la eliminación progresiva de las sustancias químicas que destruyen la capa de ozono nos muestra lo que puede y debe hacerse ―con carácter de urgencia― para abandonar los combustibles fósiles, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y limitar, por lo tanto, el aumento de las temperaturas”.

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