Ayer, martes 6 de diciembre, en Montreal Canadá, comenzó la Conferencia de Biodiversidad, también conocida como COP15. Durante su inauguración, el titular de la ONU, António Guterres, aseguró que las corporaciones multinacionales están "llenando sus cuentas bancarias mientras vacían nuestro mundo de sus dones naturales".
La  Conferencia de la ONU sobre Diversidad Biológica debe promover un acuerdo para acabar con este modelo de vida insostenible

Luego de la COP27, ha llegado el turno de la COP15: La Conferencia de Biodiversidad. Este año, el encuentro que ha comenzado en Montreal Canadá, pretende lograr un acuerdo histórico para detener e invertir la pérdida de naturaleza, a la altura del Acuerdo de París sobre el clima de 2015. Lo que se apruebe en la ciudad canadiense será esencialmente un plan mundial para salvar la biodiversidad del planeta, que cada vez es menor.

Durante el evento expertos y diplomáticos establecerán nuevos objetivos y metas destinados a detener la alarmante disminución de la naturaleza, como resultado de la actividad humana. La reunión se anuncia como una de las de mayor importancia para la biodiversidad, porque se espera que conduzca a la adopción de un nuevo Marco Global de Biodiversidad, que guiará las acciones en todo el mundo hasta 2030 para preservar y proteger la naturaleza y los servicios esenciales que ofrece a la humanidad.

Este marco incluye más de 20 objetivos, desde propuestas para reducir el uso de pesticidas, a abordar las especies invasoras, reformar o eliminar las subvenciones perjudiciales para el medio ambiente y aumentar la financiación para la naturaleza procedente de fuentes públicas y privadas. Además, el marco debe abordar los principales impulsores directos de la pérdida de naturaleza y sus causas subyacentes, como el consumo y la producción insostenibles.

Por su parte, se incluirá la importancia de la participación de los pueblos indígenas y las comunidades locales en los procesos de toma de decisiones relacionados con la naturaleza, y el reconocimiento de sus derechos sobre la tierra, son especialmente importantes. Además, deberá llegarse a acuerdos sobre financiación, incluida la cuantía con que las naciones ricas ayudarán a los países en desarrollo a financiar la conservación de la biodiversidad, así como sobre el acceso y el reparto de beneficios, concretamente en lo que se refiere al uso de datos derivados de los recursos genéticos.

Los delegados y organizadores esperan que esta Conferencia tenga un impacto más duradero para la naturaleza que su edición de 2010, cuando los gobiernos acordaron alcanzar metas muy ambiciosas para el año 2020, como la reducción a la mitad de la pérdida del hábitat natural y la implementación de planes para un consumo y una producción sostenibles.

La situación actual es crítica: el planeta está experimentando su mayor pérdida de vidas desde los dinosaurios. Según los últimos informes un millón de especies de plantas y animales ahora están en peligro de extinción. Los líderes políticos no pueden dejar pasar otra vez la oportunidad de tomar decisiones que puedan cambiar el curso del deterioro medioambiental.

En este contexto, durante su discurso inaugural, el Secretario General de la ONU, subrayó la urgente necesidad de actuar al señalar que la humanidad lleva tocando, durante cientos de años, "una cacofonía del caos, tocada con los instrumentos de la destrucción". El titular de la ONU catalogó a continuación algunos ejemplos de esta destrucción, que van desde la deforestación y la desertificación al envenenamiento del medio ambiente por químicos y pesticidas.

Un punto clave de su discurso estuvo destinado a las multinacionales. Guterres continuó apuntando a las grandes corporaciones trasnacionales de las que, dijo, están "llenando sus cuentas bancarias mientras vacían nuestro mundo de sus dones naturales" y convirtiendo a los ecosistemas en "juguetes de ganancias". La respuesta, sugirió el representante de Naciones Unidas, podría estar en un acuerdo mundial sobre biodiversidad que aborde los factores que impulsan su disminución, cambiando el uso de la tierra y del mar, deteniendo la sobreexplotación de especies, frenando el cambio climático y la contaminación, acabando con la introducción de especies no autóctonas invasoras. Para ello, aseguró que es necesario abordar las causas profundas como los subsidios perjudiciales, las inversiones mal dirigidas, los sistemas alimentarios insostenibles y los patrones más amplios de consumo y producción.

Por último, el Secretario General resumió las medidas que deben tomarse para salvar la naturaleza en tres áreas principales:

  1. Implementar planes nacionales que desvíen los subsidios y las exenciones fiscales de las actividades que contribuyen a la destrucción de la naturaleza hacia soluciones ecológicas como la energía renovable, la reducción de plásticos, la producción respetuosa de alimentos con la naturaleza y la extracción sostenible de recursos. Estos planes también reconocerían los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales.
  2. Reconocer que las ganancias y la protección deben ir de la mano, lo que significa un cambio de la industria alimentaria y agrícola hacia la producción sostenible y los medios naturales de polinización, control de plagas y fertilización. El “lavado ecológico” de las empresas, dijo refiriéndose a las afirmaciones de protección del medio ambiente sin fundamento que hacen las empresas, debe terminar, y el sector privado debe rendir cuentas por sus acciones en todos los eslabones de sus cadenas de suministro.
  3. Apoyo financiero mejorado de los países del Sur Global. Guterres hizo un llamado a las instituciones financieras internacionales y los bancos multilaterales de desarrollo para que alineen sus carteras con la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad.

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