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Un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente advierte que las contribuciones propuestas para el año 2022 representan una reducción de apenas 0,5 gigatoneladas de CO2, que equivalen a menos del 1% de las emisiones globales proyectadas para 2030. Los expertos denuncian que los planes para cumplir el Acuerdo de París no son creíbles.

En vísperas de la Conferencia anual de la ONU sobre el Cambio Climático que se celebra en Sharm El-Sheikh (Egipto) en noviembre de este año un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente advierte que la comunidad internacional sigue estando muy lejos de alcanzar los objetivos del Acuerdo de París para contener el calentamiento global al máximo convenido de 1,5° centígrados. La directora ejecutiva del Programa, Inger Andersen, sonó la voz de alarma al indicar que el estudio “nos dice en términos científicos fríos lo que la naturaleza nos ha estado diciendo a lo largo del año a través de inundaciones devastadoras, tormentas e incendios sin precedentes: todos debemos dejar de llenar nuestra atmósfera con gases de efecto invernadero y actuar lo más pronto posible”. En este sentido, Andersen destacó que la oportunidad de efectuar cambios graduales ya pasó y que “únicamente la transformación de pies a cabeza de nuestras economías y sociedades puede salvarnos de la aceleración de la catástrofe climática”.

El informe señala que con los compromisos actuales y dependiendo de distintas circunstancias el calentamiento global variará entre 2,4 y 2,8 grados, una situación que pone de manifiesto en términos de temperatura las implicaciones de la diferencia entre las promesas y la acción concreta. A partir de una exhaustiva investigación, el documento demuestra que, pese a la decisión tomada por todos los países participantes en la Cumbre sobre el Clima (COP26) de 2021 en Glasgow de potenciar las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (los planes en los que expresan sus compromisos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mitigar el cambio climático), los avances fueron “lamentablemente insuficientes”.  

La publicación denuncia que las contribuciones propuestas para el año 2022 representan una reducción de apenas 0,5 gigatoneladas de CO2, que equivalen a menos del 1% de las emisiones globales proyectadas para 2030.Esta falta de progreso conduce al mundo a un aumento de la temperatura muy por encima del objetivo del Acuerdo de París que busca un incremento de temperaturas inferior a los 2°, y preferiblemente en 1,5°.

El mensaje de los expertos es claro: estamos lejos de cumplir con los objetivos del Acuerdo de París. Para hacerlo el mundo entero necesita reducir los gases de efecto invernadero a unos niveles nunca vistos en los próximos ocho años. Según las estimaciones realizadas en el estudio, se calcula que las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional reducirán las emisiones mundiales en 2030 entre un 5% y un 10%. Pero para que el calentamiento global se mantenga en 1,5 °C, las emisiones deben reducirse en un 45% de aquí a 2030. Para alcanzar el objetivo de los 2°, se necesita una disminución del 30%.

Esta enorme reducción de emisiones implica la necesidad de implementar una transformación a gran escala, rápida y sistémica. El informe permite explorar cómo llevar a cabo parte de esta transformación en sectores y sistemas clave. Una de las principales conclusiones que se desprende del estudio es la urgencia de reformar los sectores energético, industrial, del transporte y la construcción. Al respecto se muestra que la transformación hacia emisiones netas cero de gases de efecto invernadero en el suministro de electricidad, la industria, el transporte y la construcción está en marcha, pero necesita avanzar mucho más rápido. En esta misma línea, se observa que la transformación mundial hacia una economía de bajas emisiones requerirá inversiones de al menos cuatro a seis billones de dólares al año. Se trata de una parte relativamente pequeña (1,5-2%) del total de activos financieros gestionados, pero significativa (20-28%) en términos de los recursos anuales adicionales por asignar.

Pese a la declaración de intenciones, la mayoría de los agentes financieros han implementado medidas limitadas en la mitigación del clima debido a sus intereses a corto plazo, objetivos contradictorios y al reconocimiento insuficiente de los riesgos climáticos. Finalmente, el informe recomienda seis enfoques sobre la reforma del sector financiero, que deben materializarse de manera simultánea:

  1. Conseguir una mayor eficiencia de los mercados financieros, entre otras cosas, a través de la fiscalidad y la transparencia
  2. Fijar los precios del carbono, en forma de impuestos o por los sistemas de límites máximos e intercambio de los derechos de emisión de gases de efecto invernadero ("cap-and-trade systems")
  3. Apuntalar el comportamiento financiero, mediante actuaciones de políticas públicas, impuestos, gastos y regulaciones
  4. Crear mercados para el uso de tecnologías con bajas emisiones de carbono, cambiando los flujos financieros, estimulando la innovación y ayudando a establecer normas
  5. Movilizar a los bancos centrales: los bancos centrales están cada vez más interesados en hacer frente a la crisis climática, pero se necesitan medidas más concretas en materia de reglamentación
  6. Establecer "clubes" climáticos de países cooperantes, iniciativas financieras transfronterizas y asociaciones de transformación justa, que pueden alterar las normas sustantivas y cambiar el curso de la financiación a través de mecanismos de compromiso financiero creíbles, como las garantías soberanas

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