El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha desarrollado desde 2007 en la zona del Sahel una iniciativa llamada “La Gran Muralla Verde” (GGW por sus siglas en inglés). Cuando comenzó, hace ya más de 15 años, la Gran Muralla Verde se concibió como una iniciativa de plantación de árboles para restaurar los paisajes degradados de África y transformar millones de vidas. Dirigida inicialmente a 11 países del Sahel, la campaña se creó para detener el avance del desierto del Sahara, que ha crecido un 10% desde 1920.
El objetivo era plantar miles de millones de árboles a lo largo de 8.000 kilómetros que se convertirían en un símbolo vivo del compromiso de África para hacer frente a la crisis climática y dar paso a una nueva era de sostenibilidad y crecimiento económico. La iniciativa se vincula con la protección del medio ambiente, la inclusión social, las oportunidades económicas y la construcción de la paz en una región asolada por la desertificación y el cambio climático.
Es sabido que el avance del cambio climático está siendo brutal en los últimos años y los países más pobres son quienes están pagando las consecuencias más caras. Ante la urgencia de la crisis climática, la iniciativa impulsada por el PNUD ha evolucionado considerablemente en la última década. Si bien continúan con el espíritu de plantar árboles, la iniciativa reconoce plenamente la importancia de la gobernanza de los recursos naturales como herramienta clave para la estabilización y la paz en la región. Esto se refleja en sus prioridades de "hacer crecer una razón para quedarse para ayudar a romper el ciclo de la migración" y "hacer crecer un símbolo de paz en los países donde el conflicto sigue desplazando a las comunidades".
Gracias a su impacto positivo en las comunidades africanas, en los últimos años, la iniciativa ha recibido un mayor impulso por parte de organismos y entidades internacionales, los donantes y el sistema de las Naciones Unidas, con una clara comprensión de que la restauración de los ecosistemas y la mejora de la gobernanza de los recursos naturales tendrán beneficios ambientales, sociales y económicos de gran alcance tanto a nivel local como mundial. Y, a su vez, estos beneficios servirán de catalizadores para los procesos de consolidación de la paz y desarrollo sostenible que están en el centro de una gran variedad de iniciativas y prioridades de los donantes en toda África, y en el Sahel en particular.
Con el apoyo del PNUD, las naciones vulnerables de toda la región en cuestión están diseñando intervenciones innovadoras y de gran alcance que se centran en la restauración y protección del paisaje, la introducción de prácticas resilientes y eficientes desde el punto de vista energético para reducir la presión sobre los recursos naturales en caso de crisis climáticas, la provisión de un acceso fiable al agua para la agricultura, la ganadería y el consumo doméstico, la mejora de la gestión de las aguas transfronterizas o la sensibilización de las partes interesadas y la planificación para el reparto pacífico de los recursos naturales.
Todas las intervenciones apoyadas por el PNUD están en consonancia con el espirítu de la Gran Muralla Verde y están produciendo importantes beneficios sociales y económicos al apoyar el desarrollo de micro, pequeñas y medianas empresas y mejorar el acceso a los mecanismos de financiación (como préstamos y seguros) para los grupos vulnerables. Bajo el lema de no dejar a nadie atrás, se presta especial atención a las mujeres y los jóvenes. De este modo, al aliviar la presión sobre los recursos naturales, mitigar los riesgos del cambio climático y ofrecer nuevas oportunidades de subsistencia, estas iniciativas están reduciendo las causas de los conflictos y la inseguridad en el Sahel, que pueden estar directamente relacionadas con el aumento de los riesgos climáticos, la pobreza, la inseguridad, los desplazamientos y otros factores.
Ubicación Geográfica
La Gran Muralla Verde abarca países donde entre el 60% y el 75% de la población trabaja en la agricultura (como la República Centroafricana, Chad, Etiopía, Malí y Níger). Con el cambio climático que provoca sequías, inundaciones y altera los patrones meteorológicos, las vidas y los medios de subsistencia están en el punto de mira. La presión humana sobre los recursos naturales -en particular la extracción de agua para el riego y la madera para la energía- está aumentando en toda la región. Los expertos relacionan estas presiones sobre los recursos naturales con los conflictos e incluso con el aumento del terrorismo y la insurgencia en la región. Diversas investigaciones muestran el vínculo indisociable entre efectos del cambio climático y conflictos sociales d diversa índole.
En la cuenca del lago Chad, el río Komadugu Yobé atraviesa 6 estados de Nigeria y la región de Diffa en Níger. Las obras de desarrollo no planificadas en la parte alta del río en Nigeria están provocando cambios significativos en los regímenes hídricos aguas abajo en Níger debido a la reducción de la capacidad de infiltración de las riberas modificadas de los alrededores. Ante esto, el Proyecto de la Cuenca del Lago Chad, financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) y ejecutado por la Comisión de la Cuenca del Lago Chad (LCBC), ha iniciado conversaciones para aumentar la comunicación y la cooperación entre los representantes de los distintos Estados nigerianos y de la región de Diffa para mejorar la gestión de los recursos y sistemas hídricos.
Otra causa frecuente de conflicto en el Sahel es la competencia por las tierras de pastoreo entre pastores y agricultores. En la Cuenca del Níger y el Sistema Acuífero de Iullemeden Taoudéni Tanezrouft (NB-ITTAS), un proyecto del PNUD-FMAM, ejecutado por la Autoridad de la Cuenca del Níger (NBA), está introduciendo corredores de pastoreo para delimitar claramente las zonas dedicadas a los desplazamientos de los pastores que eviten la destrucción de las zonas agrícolas y los ecosistemas importantes, garantizando al mismo tiempo el acceso de los pastores al forraje y el agua necesarios para el ganado.
Por su parte, en Senegal, un proyecto apoyado por el PNUD y financiado a través del Fondo para los Países Menos Adelantados (FPMA) del FMAM -Promoción de la financiación innovadora y de la adaptación basada en la comunidad en las comunas que rodean las reservas naturales comunitarias- también está trabajando estrechamente con los agricultores y pastores para introducir perímetros de pastoreo, con forraje para el ganado durante todo el año. Esto da la oportunidad a los pastores de establecerse y evitar largos y agotadores viajes.
Además de establecer una mejor gobernanza y diálogo sobre los recursos naturales, los proyectos apoyados por el PNUD también contribuyen directamente a la protección y restauración de los ecosistemas. Por ejemplo, en Burkina Faso, se aprobó recientemente un proyecto financiado por el FPMA para restaurar la cuenca del Nakambé, que proporciona importantes servicios de gestión del agua a las comunidades, los agricultores, los pescadores y los pastores. Sobre este proyecto, Clarisse Coulibaly, jefa de equipo de medio ambiente del PNUD en Burkina Faso explica que: "La restauración de la tierra, definida a través de un fuerte compromiso de la comunidad e implementada a través de actividades de dinero por trabajo, está teniendo beneficios ambientales, sociales y de paz para los habitantes de las aldeas. Las comunidades se dividirán en grupos, con diferentes zonas de intervención, y compartirán la producción y los ingresos entre los diferentes grupos. Los trabajos realizados aumentarán el rendimiento y los servicios del ecosistema en la cuenca de Nakambé, al tiempo que reforzarán la cohesión social en el pueblo. Además, al ofrecer oportunidades de trabajo a los jóvenes, será menos probable que trabajen en las minas de oro o se enrolen en el yihadismo."
No obstante, la mejora de la gobernanza de los recursos naturales no será la única solución para la consolidación de la paz en el Sahel, y el PNUD está trabajando junto con otras partes interesadas en la estabilización. Esto incluye una programación más amplia, como es el caso de la región de Mopti en Malí, donde recientemente se aprobó un proyecto financiado por el FMAM para restaurar los ecosistemas para la construcción de la paz y que formará parte de un programa más amplio de seguridad climática con financiación del Gobierno de Dinamarca.
La Gran Muralla Verde es una muestra de cómo es posible – y necesario- usar la naturaleza de manera respetuosa y en favor del desarrollo sostenible de las comunidades y no todo lo contrario. El trabajo del PNUD con los gobiernos, los socios locales y un amplio abanico de partes interesadas, como la Agencia Panafricana de la Gran Muralla Verde, seguirá siendo fundamental para la ampliación de estos esfuerzos, proporcionando los cimientos para la sostenibilidad y una visión a largo plazo para la paz en África.