No hay dudas de que cuidar el medioambiente es responsabilidad de todas y todos. Los diferentes sectores tienen roles diversos en la titánica tarea de proteger, nada más y nada menos, que nuestra tierra. Este año, 2022, nos encontramos a menos de ocho años para llegar a la fecha límite propuesta por Naciones Unidas para alcanzar las metas de la de la Agenda 2030 y, ciertamente, estamos lejos de poder cumplirlas. El quinto y último informe de la Perspectiva Mundial sobre la Diversidad Biológica de la ONU expone con toda crudeza que la comunidad mundial está incumpliendo sus obligaciones con el planeta. De los 20 objetivos de biodiversidad fijados a nivel internacional, sólo seis se han cumplido parcialmente en el plazo de 2020.
Harold Pauwels, Director de Estándares, Global Reporting Initiative (GRI), la organización internacional independiente que ayuda a las empresas y a otras organizaciones a responsabilizarse de sus impactos, publicó un artículo recientemente, que explica la importancia de que las empresas se comprometan en la preservación de la biodiversidad. El experto insiste en la importancia de aumentar el compromiso por parte del sector privado. En este snetido, retoma un reciente estudio de Swiss Re el cual indica que el 55% del PIB mundial depende de una biodiversidad de alto funcionamiento, lo que pone de relieve la necesidad de que empresas y gobiernos colaboren. Este informe 2020 subraya la naturaleza global de la tarea que tenemos entre manos. En total, se identificaron 39 países con ecosistemas frágiles que cubren al menos un tercio de su masa terrestre, mientras que las principales economías de Europa, el sudeste asiático y los Estados Unidos están especialmente expuestas al riesgo de disminución de la
En medio de un contexto adverso y de fuerte degradación medioambiental, Pauwels insiste en que, dada la gravedad de la situación, el sector privado no puede permitirse el lujo de quedarse al margen. Para tener una oportunidad de cumplir el plazo de 2030 es necesario que todas las organizaciones actúen, incluida la mejora de la gestión y la divulgación de sus impactos en la biodiversidad, de modo que todas las empresas y partes interesadas puedan hacer evaluaciones informadas en apoyo del desarrollo sostenible.
En este sentido, el investigador afirma la necesidad de hacer que las organizaciones rindan cuentas de sus impactos es crucial para romper la cadena de acontecimientos tanto en la pérdida de biodiversidad como en el cambio climático, para lo cual la transparencia es el facilitador de base. De este modo, la divulgación de información de alta calidad no sólo conducirá a una mejor evaluación por parte de las empresas, sino que también servirá para mejorar la toma de decisiones por parte de los interesados, incluidos los gobiernos, la sociedad civil y los inversores. Sin embargo, el artículo advierte que la información actual no es coherente ni suficiente. Según la encuesta de KPMG sobre informes de sostenibilidad, menos de una cuarta parte de las grandes empresas con riesgo de pérdida de biodiversidad informan sobre este tema. Por lo tanto, una norma revisada para la presentación de informes puede permitir a muchas más empresas abordar su papel en la biodiversidad y satisfacer las expectativas de transparencia de las partes interesadas.
El documento explica que, con el objetivo de contribuir a revertir esta situación, el Consejo de Estándares Globales de Sostenibilidad de GRI (GSSB) inició la revisión de GRI 304: Biodiversidad 2016 con el fin de proporcionar un estándar actualizado que refleje las mejores prácticas mundiales para la elaboración de informes sobre biodiversidad, apoyando a más organizaciones para que muestren su responsabilidad sobre sus impactos. Las revisiones propuestas ayudarán a las organizaciones a informar mejor sobre sus impactos a lo largo de la cadena de valor, incluyendo la forma en que contribuyen a los principales impulsores de la pérdida de biodiversidad (cambio climático, especies invasoras, cambio de uso del suelo y del mar, sobreexplotación y contaminación). Sobre la base de la información existente, el proyecto de norma reitera la importancia de la información específica de cada lugar. También se espera que permita a las organizaciones informar de las acciones utilizando la jerarquía de mitigación, un enfoque de mejores prácticas para gestionar los impactos negativos para detener e invertir la pérdida de biodiversidad.
El experto concluye que los retos a los que nos enfrentamos para abordar y revertir los impactos sociales sobre la biodiversidad son formidables. Sin embargo, considera que una mayor transparencia por parte de las organizaciones impulsará las acciones que contribuyan a los cambios que necesitamos ver con urgencia. La viabilidad futura del medio ambiente, así como la sostenibilidad de las economías y comunidades de todo el mundo, dependen de ello.