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El pasado fin de semana, el país ha sufrido un episodio climático sumamente nocivo a causa del calentamiento global. Las temperaturas alcanzaron más de 60°C poniendo en riesgo cultivos y la vida de las y los habitantes. Testimonios aportados por Alianza por la Solidaridad-ActionAid, ONG que trabaja en el territorio, confirman que las pérdidas de medios de subsistencia por lluvias torrenciales, sequía y, ahora, estos picos de temperaturas son ya irreparables.
La ola de calor extremo en la India pone en riesgo la vida de millones de personas

Una de las principales consecuencias del calentamiento global son los fenómenos climáticos extremos, los cuales traen trágicas consecuencias. Uno de estos eventos ha sido a ola de calor que se ha sufrido estos días en la India y Pakistán, en la que se han llegado a registrar 62°C en la tierra, vía satélite, y casi 50° en el aire. Una vez más, los países con menores recursos son quienes más se ven afectados por los embates del cambio climático. India es responsable del 6,5% de las emisiones de efecto invernadero a nivel global, por detrás de China, Estados Unidos y la Unión Europea. El porcentaje es alto debido al consumo de carbón, si bien hay que tener en cuenta que el subcontinente asiático acoge a más del 18% de la población mundial, mientras que Estados Unidos, por ejemplo, con el 4% de población mundial, es responsable del 13,5%  de la contaminación por esos gases.

Alianza por la Solidaridad-ActionAid, ONG que trabaja en el territorio en cuestión, advierte que las altas temperaturas han dejado tras de sí daños que afectan a mil millones de personas, ya sea por impactos en la salud humana o en cultivos y animales domésticos fundamentales para la subsistencia. Solo en India, el 7% de la población vive en la extrema pobreza y el cambio climático está aumentando este porcentaje de forma acelerada.

Este reciente aumento de las temperaturas ha afectado especialmente al norte del país, en Uttar Pradesh. Allí trabaja, desde 2020, Alianza por la Solidaridad-ActionAid con proyectos innovadores relacionados con la mejora de la subsistencia, a través de cultivos o de pequeñas granjas que ya se vieron afectadas el pasado febrero por lluvias torrenciales y granizo fuera de temporada. En marzo y abril, sin embargo, la temperatura promedio fue la más alta registrada en 122 años, según el Departamento Meteorológico de India. Y mayo ha comenzado con una ola de calor.

Meena, del pueblo de Durgapur, en el distrito Jhansi, expresó: “Estoy muy triste porque, debido al aumento extremo de la temperatura en nuestra área, una cabra bebé que nació hace poco tuvo diarrea y murió, y para nosotros era muy importante que saliera adelante”. Por su parte, (Bhagwati, en una aldea de Salat Mahoba sostuvo: “Este verano, el agua subterránea está disminuyendo día a día y nuestras fuentes de agua, como la bomba manual y el pozo, tienen un nivel muy bajo, así que no podemos regar las verduras y la producción será baja y afectará a los ingresos que tenemos para vivir”.

Estos testimonios, recogidos por Alianza-ActionAid, son una muestra de la angustia de millones de campesinos y campesinas que ven cómo sus esfuerzos por adaptarse al cambio climático no son suficientes ante la virulencia de sus impactos. De hecho, a nivel internacional, el último informe del IPCC (Panel Intergubernamental en Cambio Climático) ya señalaba que no se está financiando esa adaptación tal como sería necesario. A ello se suma que deberían compensarse los daños y pérdidas que el cambio climático está generando en quienes no lo han provocado. Precisamente, el Gobierno indio es uno de los que han reclamado en las últimas cumbres climáticas mundiales un fondo destinado a pagar estos perjuicios. Algo que, de momento, sigue sin ser una realidad.

Según fuentes de India, solamente los golpes de calor han acabado con la vida de 11.571 personas en la última década (2011-2020), unas cifras que podrían ser mayores dada la dificultad para realizar los registros en zonas rurales. En 2015, contabilizaron más de 2.000 muertes por golpes de calor durante un evento similar al que ahora ha sucedido, del que aún no hay cifras.

La ayuda humanitaria y el trabajo comprometido en estas zonas es vital. Conscientes de ello, Alianza-ActionAid tiene en marcha un proyecto, financiado por el programa Work4Progress de la Fundación La Caixa, en los distritos de Lalitpur, Jhansi y Mahoba, región de Bundelkhand, estado de Uttar Pradesh. Se trabaja en 40 comunidades, con más de 1.500 familias, apoyándolas para mejorar su generación de ingresos. Es  una zona donde el 75% de las familias vive con menos de 600 euros al año, pese a que tienen tierras, porque no las pueden cultivar por falta de medios y problemas en el acceso al agua. Desde 2021, tras el parón de la pandemia, se les apoya para implantar actividades productivas de cría de pollos y cabras, cultivos hortofrutícolas, producción de abonos orgánicos y de semillas de calidad adaptadas a las condiciones climáticas. Todo ello, introduciendo mejoras y técnicas de innovación para reducir al máximo los costes de producción y asegurar la sostenibilidad ambiental.

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