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La biodiversidad es un elemento central a la hora de analizar la economía verde. En la inversión sostenible esta tiene un rol fundamental que muchas veces es dejado de lado. Un informe recientemente publicado por el líder mundial de índices FTSE Russell, advierte que los inversores deberían tomar nota de la importancia que tiene la biodiversidad tanto en los ecosistemas como en las economías, de su importancia para otras cuestiones de sostenibilidad, en particular el cambio climático, y de la necesidad de considerarla como parte integrante de la agenda de inversión sostenible. La investigación muestra que la pérdida de biodiversidad que se está sufriendo en casi todo el mundo impacta de manera negativa en la economía y el crecimiento sostenible.

En FTSE Russell es un proveedor líder mundial de índices de referencia, análisis y soluciones de datos con capacidades multiactivas. Recientemente ha publicado un informe a donde explica por qué proteger la biodiversidad es central a la hora de apostar por el crecimiento sostenible. En este sentido, los expertos reconocen que la biodiversidad es una parte clave del riesgo climático a nivel nacional, del rendimiento medioambiental a nivel corporativo y una parte integral de la economía verde.

La diversidad biológica, a través de ecosistemas sanos, proporciona servicios críticos que sustentan los sistemas sociales y económicos del mundo, como la producción agrícola, ganadera y pesquera, la polinización, la protección de las costas y la retención de carbono, entre muchos otros. La degradación de los ecosistemas puede tener graves repercusiones en múltiples sectores de la economía, lo que se traduce en riesgos financieros. Según el Foro Económico Mundial, más de la mitad del producto interior bruto mundial (44 billones de dólares) depende moderadamente o en gran medida de los servicios relacionados con la naturaleza.

El informe explica que aquellos países con escasa biodiversidad tienen peores resultados en materia de sostenibilidad y clima. Por el contrario, los que presentan áreas con buenos resultados en materia de biodiversidad pueden tener un mayor impulso hacia el rendimiento en áreas de crecimiento sostenible, como la agricultura sostenible, el ecoturismo o el secuestro biológico de carbono. Sin embargo, el estudio pone de manifiesto la complejidad que puede suponer para los inversores la evaluación de las estadísticas de biodiversidad, ya que los países con mejores resultados en términos de biodiversidad amenazada tienen niveles relativamente bajos de existencias de biodiversidad. Por ello, es importante que los inversores examinen una serie de datos que muchas veces son dejados de lado.

La escala de la presión sobre la biodiversidad es significativa, desde la pérdida de selvas tropicales hasta la pérdida de vida silvestre. Los problemas de la biodiversidad también pueden convertirse rápidamente en temas políticos candentes, como la delicada cuestión de la pesca en la política europea, la presión sobre Brasil por los desmontes en el Amazonas o la posibilidad de que el comercio de carne de animales salvajes provoque nuevas pandemias. Es por esto, que el documento sostiene que ayudar a proteger la biodiversidad es esencial para la viabilidad a largo plazo de ciertos modelos de negocio.

Por otra parte, se estima que la biodiversidad también es fundamental para que el mundo pueda cumplir los objetivos de mitigación del cambio climático lo cual nuevamente impacta en los riesgos de inversión. La agricultura, la silvicultura (disciplina que trata sobre la gestión de los bosques o montes forestales​) y otros usos del suelo son la fuente del 23% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Además, existe el riesgo de que la degradación de los ecosistemas libere la enorme cantidad de gases de efecto invernadero almacenados en los bosques y suelos del mundo, aunque también son únicos en su capacidad de secuestrar cantidades masivas de carbono. Los inversores deben pensar en los árboles y las plantas en sus objetivos de cambio climático, no sólo en las energías renovables y los vehículos eléctricos.

No obstante, el equipo de investigadores de FTSE Russell explica que limitarse a abordar los impactos negativos sobre la biodiversidad para reducir las pérdidas (por ejemplo, mediante cuotas de pesca o, en el caso de las inversiones, listas de exclusión) puede no ser suficiente tanto para la preservación del ecosistema como para la sostenibilidad financiera de las carteras. Existen oportunidades de inversión más activas, ya que muchos sectores pueden ofrecer ahora productos y servicios ecológicos con beneficios para la biodiversidad. Por ejemplo, se prevé que el mercado de la carne de origen vegetal, que ofrece una alternativa a los productos de origen animal, pase de 4.300 millones de dólares en 2020 a 8.300 millones en 2025, lo que supone una tasa de crecimiento medio compuesto del 14%.  

A pesar de lo anteriormente desarrollado, el estudio sostiene que la biodiversidad sigue siendo un área especializada en las finanzas e incluso los gestores de activos más comprometidos pueden tener dificultades para encontrar proyectos relevantes a los que destinar sus inversiones. La economía verde sigue siendo un mercado en crecimiento. A principios de 2020, la OCDE determinó que la financiación privada y pública que apoya la biodiversidad es entre cinco y seis veces menor que las subvenciones que la perjudican (por ejemplo, el apoyo a los combustibles fósiles y el gasto público en agricultura, silvicultura o pesca potencialmente perjudiciales para el medio ambiente), que ascienden a unos 500.000 millones de dólares cada año.

Si bien es innegable que ha habido avances en la materia, aún no los suficientes. La financiación de la biodiversidad aún carece de claridad en cuanto a métricas, materialidad y metodologías de inversión, lo que significa que a menudo se pasa por alto en la agenda de inversión sostenible. Es por esto, que el informe concluye que se necesita un consenso más claro sobre cómo medir los resultados de las inversiones, por ejemplo, a través de un conjunto de indicadores comunes, para que se convierta en una parte natural del ecosistema de la inversión sostenible.  

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