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La energía es una parte fundamental de nuestra economía, pero más importante aún es que se trata de una necesidad básica para la vida en sociedad que se encuentra estrechamente relacionada al modo de vincularnos con los recursos naturales del planeta. El cambio climático es la prueba de que nuestra necesidad energética no puede estar disociada del cuidado medioambiental. Un informe recientemente publicado por Greenpeace advierte sobre la urgencia de tener un sistema energético sostenible. Sobre esto, el documento afirma que el camino para revertir el cambio climático no puede ser otro que la electrificación sostenible de la economía.

Partimos de la premisa acerca de que nuestra sociedad no puede funcionar sin energía. El último informe publicado por Greenpeace el pasado diciembre de 2020 titulado “Hacia la electrificación sostenible Universal” aborda la importancia de tener un sistema energético sostenible. El documento plantea que es fundamental para nuestra propia existencia que demos a la electricidad, como una de las principales formas de energía, el valor adecuado en función de su respeto al entorno natural. En este sentido, los expertos de la ONG afirman que cualquier impacto presente o futuro es un coste que debe ser asumido por el sistema y no trasladado al resto de la sociedad o a las generaciones futuras. El camino para revertir el cambio climático no puede ser otro que la electrificación sostenible de la economía.

Tener acceso a energía es un derecho. Sin embargo, la investigación demuestra que el 11% de los hogares españoles es incapaz de mantener su vivienda a una temperatura adecuada durante la estación fría con un incremento del 22% en los últimos dos años. Quienes más sufren esta injusta situación son mujeres mayores, familias monomarentales, personas desempleadas y analfabetas. La población femenina global es la más afectada por las desigualdades y el cambio climático. Esto se debe al desigual reparto de los recursos y a que los intereses en materia energética no están puestos en las personas y mucho menos en el planeta.

El sistema eléctrico está configurado por un mercado en el que unas pocas corporaciones multinacionales tienen la mayor parte de la capacidad de generación, distribución y comercialización de la misma. Sin embargo, el aprovechamiento de las energías renovables está al alcance de las personas y de las comunidades, y no debe concentrarse en pocas manos. Es por esto, que el informe sostiene firmemente que la electrificación sostenible no sólo que puede, sino que también debe ser universal.

Si bien la lucha contra las grandes corporaciones no es tarea sencilla, el informe sostiene que la producción comunitaria de energía tiene un enorme potencial en España, lo cual sería una gran solución a esta problemática. Sobre esto, la investigación desvela que una de cada tres personas en España podría estar produciendo en 2050 su propia energía renovable y de este modo cubrir hasta el 50% de la demanda eléctrica nacional. Claramente no se trata de una tarea fácil pero tampoco es imposible. Para contribuir a este desafío que tenemos por delante como sociedad, el informe propone algunas claves para lograr la electrificación sostenible universal.

1. Autoconsumo individual, colectivo y de proximidad

La buena noticia es que, tras los cambios normativos recientes en la legislación nacional y los derivados de la Directiva europea de Energías Renovables, el autoconsumo de electricidad renovable en España ya no está sujeto al llamado ‘impuesto al sol’ (cargo variable por energía auto consumida). En nuestro país se ha reconocido que llegó la hora de la emancipación energética de la ciudadanía. Sobre esto, el informe sostiene que si bien es cierto que la normativa actual es un gran avance respecto a la anterior y responde al objetivo comunitario de fomentar la participación ciudadana en autoconsumo de energía renovable, aún hay elementos por completar o mejorar.

2. Comunidades energéticas locales

Las Directivas europeas de Energías Renovables y de Mercado Interior de la Electricidad definen dos nuevas figuras de participación colectiva en la instalación y uso de energías renovables: Por un lado, las Comunidad ciudadana de energía (CCE) y por el otro, Comunidades de Energía Renovable (CER). Las primeras hacen referencia a aquellas comunidades que se limitan a actividades ligadas a la electricidad y su gestión, independientemente de la fuente de energía escogida, por lo que puede ser también no renovable. Las segundas, son aquellas que se enfoca a las energías renovables, independientemente de si son para uso eléctrico o térmico o de cualquier otra naturaleza.

3. Nuevas comercializadoras. Compra-venta directa de energías renovables entre consumidores y productores

La investigación sostiene que la apertura del mercado eléctrico ha favorecido a que entren en juego nuevas compañías que compran y venden energía eléctrica. Unas y otras utilizan el reclamo de la energía renovable para atraer a consumidores y favorecer la transición energética que necesita el sistema eléctrico. Es importante destacar que a día de hoy no hay ninguna comercializadora en España que venda energía 100% renovable.

4. Una red en la que todos suman: el papel de la demanda y la flexibilidad distribuidas

Otro punto sobre el cual se hace hincapié en el informe es que, para avanzar hacia la electrificación sostenible universal, además de las tecnologías de las energías renovables, son necesarias aquellas tecnologías y, también modos de consumo, que permitan reducir la demanda de electricidad, es decir la cantidad de electricidad que necesitamos realmente.

5. Gestión independiente y neutra de las redes de distribución

Otra de las claves que propone el informe es sobre la importancia de lograr una gestión reamente independiente. Una gestión verdaderamente neutra de las redes de distribución es esencial para que la transición energética ocurra a la velocidad adecuada y de forma democrática advierten los expertos de Greenpeace. La actividad de distribución cada año pesa en la factura eléctrica unos 5.000 millones de euros, un 29% del total de los costes regulados.

6. Acceso neutral y gestión independiente de los datos energéticos

Por último, la información y los datos son esenciales, no solo para la toma de decisiones, sino también para generar valor y lograr una diferencia competitiva en el mercado. Que cada persona pueda disponer de sus propios datos y que solo accedan a ellos personas autorizadas, es un derecho que no debe ser olvidado.

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