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La Asamblea General de las Naciones Unidas ha designado el 31 de octubre como el Día Mundial de las Ciudades. En un año particular, en el cual la pandemia ha golpeado fuertemente las grandes urbes, esta es una buena oportunidad para reflexionar sobre la importancia de lograr que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles.

Mañana 31 de octubre, se celebra el Día Mundial de las Ciudades y se espera que la fecha promueva en gran medida el interés de la comunidad internacional en la urbanización mundial, impulsando la cooperación entre los países para aprovechar las oportunidades y hacer frente a los problemas de la urbanización, para de este modo, contribuir al desarrollo urbano sostenible en todo el mundo. Porque con políticas públicas transformadoras y esfuerzos conjuntos, lograr ciudades sostenibles puede ser una realidad.

El mundo cada vez está más urbanizado. Actualmente, más de la mitad de población mundial vive en zonas urbanas. Se espera además que esta cifra vaya en aumento, ya que se prevé que, en 2050, alcanzará los dos tercios de la humanidad. Ante este crecimiento, el Día Mundial de las Ciudades se presenta como una importante cita que nos permite reflexionar sobre la urbanización, sus desafíos y las oportunidades que esta nos ofrece para crear sociedades que generen empleo y riqueza, en las que se fomente la igualdad y se impulse la cohesión social de las diferentes culturas.

Las ciudades y las áreas metropolitanas son centros neurálgicos del crecimiento económico, ya que contribuyen al 60 % aproximadamente del PIB mundial. Sin embargo, también representan alrededor del 70 % de las emisiones de carbono mundiales y más del 60 % del uso de recursos.

La pandemia lo ha cambiado casi todo desde que llegó a nuestras vidas en marzo de este año. El impacto de la COVID-19 ha remodelado la vida urbana en todo el mundo. Además de ser en las grandes ciudades a donde se ha sentido con más fuerza las consecuencias del virus, fueron las comunidades locales las que han desempeñado un papel fundamental en la contribución a la seguridad de las personas y el mantenimiento de algunas actividades económicas.

El último Informe Mundial sobre las Ciudades de ONU-Hábitat refuerza los beneficios de las ciudades que dirigen sus esfuerzos en ser más sostenibles. El Secretario General de la ONU, ha determinado que las ciudades y sus comunidades están en la primera línea de la respuesta a COVID-19 y es por esto que lograr transformaciones reales es más urgente que nunca.

Un aspecto importante de las ciudades sostenibles es el valor del sentido de comunidad en ellas. Las actividades comunitarias ya no pueden darse por sentadas ni contar con recursos insuficientes. Los encargados de formular políticas públicas y los administradores urbanos deben hacer participar a las comunidades de manera sistemática y estratégica en la planificación, la aplicación y la vigilancia urbanas para crear conjuntamente las ciudades del futuro. El valor de la comunidad abarca a la organización de personas en sus propios barrios, así como los movimientos sociales que desafían la pobreza, la discriminación sistémica y el racismo. En los asentamientos informales y los barrios marginales, en particular, las comunidades están haciendo una importante contribución.

El reconocimiento del valor de las comunidades debe mantenerse más allá del brote del virus. En la transición hacia una nueva normalidad urbana sostenible, las comunidades locales deben desempeñar un papel más amplio de apoyo a los planes de estímulo gubernamentales para la creación de empleo, la prestación de servicios esenciales, la garantía de una transformación económica ecológica, el suministro de viviendas y espacios públicos adecuados que fomenten la igualdad y la inclusión.

La urbanización ofrece la posibilidad de nuevas formas de inclusión social, entre ellas una mayor igualdad, el acceso a los servicios y a nuevas oportunidades, y un compromiso y una movilización que reflejen la diversidad de las ciudades, los países y el mundo. Sin embargo, con demasiada frecuencia ésta no es la forma del desarrollo urbano. Más bien todo lo contrario, actualmente abundan la desigualdad y la exclusión, a expensas de un desarrollo sostenible que beneficie a todos.

El Objetivo de Desarrollo Sostenible 11, que formula la ambición de que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resistentes y sostenibles, es una guía primordial para caminar rumbo a un horizonte de ciudades en las cuales nadie se quede fuera. Las desigualdades en las ciudades han aumentado, las ciudades más grandes del mundo suelen ser también las más desiguales, y el tema de este año se enmarca en la acción y la aplicación del Nuevo Programa Urbano, que sitúa el tema de las ciudades inclusivas como uno de los principales pilares del cambio urbano.

Dependerá de nosotros y del compromiso que las administraciones pongan en sus políticas públicas  lograr construir ciudades más inclusivas, a donde nadie quede atrás. La buena calidad de la legislación y su concreta aplicación, son elementos fundamentales para cumplir con los propósitos de la Nueva Agenda Urbana y evitar el surgimiento de conflictos sociales y de procesos de marginalización, que se traducen en fenómenos de inequidad y exclusión.

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