Para reforestar un terreno, son diversas las circunstancias que deben tenerse en cuenta para que esa repoblación alcance el éxito. Por esto, los siguientes expertos redactaron un documento de gran utilidad para la reforestación: Lorenzo Serrano, Jefe de Sección de Restauración Hidrológico-Forestal, Servicio de Planificación y Gestión Forestal, Dirección General de Medio Natural y Gestión Forestal de Gobierno de Aragón y Mª José Montesinos, Periodista Ambiental.
Estos son los 10 puntos clave que sugieren deberán tenerse en cuenta antes de comenzar la reforestación.
1.Planificación
La planificación previa es lo más importante antes de comenzar (análisis del terreno, objetivos perseguidos, posibles problemas), con objetivos consensuados con la población local, determinante para su posterior mantenimiento. Deben responder a las metas para el punto repoblado, pero de manera integrada con la planificación territorial, los planes estatales contra la desertificación, la planificación forestal y la hidráulica.
2.Objetivos
El objetivo principal de la re forestación debe girar en torno a la sostenibilidad. Ante la posible necesidad de priorizar entre objetivos contrapuestos suele primar la conservación del suelo, por ser un recurso escasamente renovable y por su papel en los servicios eco sistémicos: producción (madera, leña o biomasa, frutos, hongos, caza, pesca...), conservación (dirigida a especies amenazadas o emblemáticas y sus hábitats, a comunidades del flora o fauna, corredores biológicos) o fines divulgadores y científicos. En todo caso, es mejor establecer un objetivo preferente o, en todo caso, un número limitado de objetivos. Pretender atender a muchos objetivos lleva a soluciones muy complejas, a veces antagónicas.
3.Reflejo documental de las decisiones
Una vez definidos los objetivos centrales es necesario delimitar con claridad el conjunto de decisiones, la metodología, el calendario, las herramientas y los medios necesarios para su ejecución en un documento técnico o proyecto de obra.
4.La rodalización
Siempre es mejor plantar por sectores, o rodales, con características comunes de composición de suelo, pendientes, tipos de uso, condiciones de humedad, si son zonas de solana o de umbría.
5.Elección de especies
La definición de que especies plantar en función del terreno que se trate es de vital importancia. Se debe tener en cuenta la capacidad de acogida del sitio a la especie y, en su caso, si se ajusta a su distribución natural. Esta valoración debe realizarse a nivel intra específico, para subespecies o taxones de menor rango que demuestren su adaptación a las condiciones del medio. Como garantía de adaptación, debe buscarse una variabilidad en el empleo de especies, pero en un número limitado que facilite el manejo y el cumplimiento de objetivos. Deberán ajustarse a las condiciones del entorno y a la previsión que se haga de su evolución, atendiendo a que no sean especies con temperamentos incompatibles, y sobre todo pensando en la respuesta ante distintos escenarios de cambio climático.
6.Calidad de la planta de la semilla o material vegetativo empleado
Se considera que en función de la capacidad para su establecimiento y desarrollo en los terrenos que se pretenden restaurar va a depender de los factores genéticos, morfológicos, fisiológicos como las reservas nutricionales o la resistencia de la planta al estrés hídrico, y otros factores para asegurar la salud de la planta. Todos estos aspectos tienen un reflejo e intervención de la administración forestal de acuerdo con la normativa a la que se tienen que ajustar los materiales forestales de reproducción que se utilizan en selvicultura y restauración de los ecosistemas.
7.Determinación y densidad
En general, la forma más eficaz es realizar una distribución regular de la planta forestal en los terrenos donde se realiza una repoblación para limitar la competencia. En muchas ocasiones este tipo de distribución es tildada de poco natural, pero los rodales plantados con una distribución azarosa no son más eficaces que los más regulares. Aparte de que las formas geométricas, las regulares y repetitivas son muy abundantes en la naturaleza, rodales boscosos fruto de la regeneración natural cuando cierran copas y se estructuran, presentan espaciamientos parecido a la disposición al tresbolillo.
8.Preparación del suelo
Lo primero a considerar es determinar qué hacemos con la vegetación preexistente. El hecho de que se plantee la restauración implica que no está sirviendo al objetivo buscado y, además, puede competir por los recursos con la nueva vegetación. Por otro lado, hay que pensar que la respuesta de la nueva cubierta no es inmediata y que, temporalmente, determinadas funciones, como la cubrición y protección del suelo, las cumple la vegetación ya instalada. En consecuencia, es habitual que el desbroce de la vegetación se limite a fajas por líneas a nivel o que sean localizadas en el punto u hoyo en la que se instalarán la nueva planta. La preparación del suelo en sí presenta distintas implicaciones de tipo hídrico, edafológico y mecánico, todas ellas tendentes acoger la planta o la semilla y a garantizar su supervivencia, además de facilitar en gran medida los posteriores trabajos de plantación. Los efectos del laboreo son muy diversos: superar la resistencia mecánica que ofrece el suelo a la penetración de las raíces, mejorar su capacidad de campo y estructura, mejorar la capacidad de infiltración en el entorno de la planta instalada (sitios áridos) o facilitar el drenaje de las aguas (ambientes húmedos).
9.La plantación
El traslado de la planta desde el vivero, su aviveramiento en el monte, su vaciado del contenedor y la propia plantación son hechos traumáticos y estresantes para la planta que no debe realizarse en periodos de máxima actividad vegetativa. En climas muy continentales, con inviernos con temperaturas de bajas absolutas extremas es preferible plantar una vez superadas las intensas heladas. En todos los casos el momento de plantación es cuando el tempero es adecuado (suelo húmedo, pero sin encharcamientos). La plantación puede estar acompañadas de otras labores complementarias dirigidas a la supervivencia de la planta, como crear trampas de agua de escorrentía junto a la planta, aumentar el albedo sobre el suelo próximo a la zona de plantación para evitar la evaporación, instalar umbráculos o protectores para atenuar los efectos extremos del clima o para defender la planta de los herbívoros silvestres y domésticos, etc.
10.Seguimiento
A corto plazo, el seguimiento atenderá al porcentaje de supervivencia de las especies, valorando las causas de una evolución positiva o negativa. Se decidirá si la planta instalada que ha sobrevivido es suficiente o es necesario una reposición corrigiendo los errores cometidos (cambiando de especies, de época de plantación, instalando protectores, etc.). El seguimiento a largo plazo es el que finalmente permite evaluar los objetivos o el camino seguido para ello. Se puede basar en indicadores sencillos (productividad, cobertura, crecimiento), indicadores de diversidad o en cómo se modifican los balances de energía, nutrientes o material del sistema (por ejemplo, hídricos, de carbono, indicadores de actividad de la vegetación, etc.)