Un informe del Banco Mundial afirma que abordar las enfermedades más mortales del mundo puede contribuir a una fuerza laboral más saludable y un mayor crecimiento económico. La obesidad es una de las mayores preocupaciones en este sentido.
Las enfermedades crónicas y no transmisibles son una preocupación cada vez mayor en todos los países, independientemente del nivel de ingreso. El Dr. Muhammad Pate, director Mundial del Departamento de Prácticas Mundiales de Salud, Nutrición y Población del Banco Mundial expresó sobre esto: "Una de las maneras más eficaces de abordar las enfermedades no transmisibles es aumentar las inversiones en atención primaria de salud asequible y de calidad". Disponer de más recursos para detectar y tratar afecciones anticipadamente, antes de que se vuelvan más graves, salva vidas, mejora los resultados de salud, reduce los costos de atención médica y fortalece la preparación frente a brotes, señaló el especialista.
Una de estas enfermedades que es urgente enfrentar es la obesidad. La cual significa uno de los factores de riesgo más conocidos de las enfermedades no transmisibles, y es una afección en sí misma. En un nuevo informe del Banco Mundial titulado “Obesity: Health and Economic Consequences of an Impending Global Challenge" (Obesidad: Consecuencias sanitarias y económicas de un desafío mundial latente) se arroja luz sobre la creciente epidemia de obesidad y sus impactos negativos. En la publicación se expone por qué el sobrepeso y la obesidad son un desafío mundial latente, especialmente para las personas pobres y aquellas que viven en países de ingreso bajo o mediano, disipando el mito de que se trata de un problema que afecta solo a los países de ingreso alto y a las zonas urbanas. También se presentan muchas de las tendencias actuales referentes al sobrepeso y la obesidad.
Según datos extraídos de dicho informe, la obesidad casi se ha triplicado desde 1975 y es responsable de 4 millones de muertes en todo el mundo cada año. En 2016, más de 2000 millones de adultos (44 %) padecían sobrepeso u obesidad, y más del 70 % de ellos vivía en países de ingreso bajo o mediano.
Sobre los factores que impulsan la epidemia de obesidad, el informe demuestra que se deben en gran medida a los comportamientos y los entornos en los que vivimos. Estos incluyen: fácil acceso a alimentos altamente procesados y azucarados; una disminución de la actividad física que se relaciona con los avances tecnológicos en el lugar de trabajo y en el hogar, y un mayor consumo de alimentos poco saludables que se vincula con frecuencia con el aumento de la riqueza y los ingresos. Por otro lado, la exposición a riesgos ambientales, como la contaminación del aire, y el acceso restringido a servicios básicos también contribuyen de manera importante a la epidemia de obesidad.
En la actualidad, las enfermedades relacionadas con el sobrepeso y la obesidad, como la diabetes, las afecciones cardíacas y el cáncer, se encuentran entre las tres principales causas de muerte en todas las regiones del mundo, excepto en África al sur del Sahara. Annette Dixon, vicepresidenta de Desarrollo Humano del Banco Mundial dijo: "Reducir el sobrepeso y la obesidad es un bien público mundial. Abordar este problema de manera proactiva contribuirá significativamente a generar capital humano, asegurar un mayor crecimiento económico y mantener una fuerza laboral saludable y preparada para un futuro productivo".
Se proyecta que las enfermedades crónicas y no transmisibles aumentarán para 2030, a pesar de los cambios en el estilo de vida, el envejecimiento de la población y la creciente urbanización. A medida que los países crecen y experimentan cambios en el sistema alimentario, también aumenta la tentación de las personas de consumir alimentos poco saludables y hacer menos ejercicio. Para lograr avances en los resultados en materia de capital humano, los países ya no podrán desatender las enfermedades no transmisibles, ni la obesidad, uno de los factores subyacentes.
Si bien algunos países ya han comenzado a abordar el problema, este esfuerzo requerirá un enfoque que abarca a todo el Gobierno y a toda la sociedad en que se trabaje no solo en los sectores de la salud, la educación y la protección social, sino también en los sectores del clima, el desarrollo urbano y el transporte, y que se incluya al sector privado y se destinen los recursos adecuados para proteger a las generaciones futuras. Llegó la hora de actuar.