Un estudio publicado en la prestigiosa revista Nature Ecology and Evolution y liderado desde el Laboratorio de Biodiversidad y Funcionamiento Ecosistémico de la Universidad Pablo de Olavide muestra cómo la biodiversidad de organismos del suelo es fundamental para mantener el funcionamiento de los ecosistemas terrestres a escala global.
Un gramo de suelo contiene miles de especies y millones de células de bacteria, hongos, protistas e invertebrados. Estos organismos juegan un papel vital en el mantenimiento de un sin fin de procesos ecosistémicos, que son críticos para mantener el bienestar humano y el desarrollo de ecosistemas sostenibles.
Este nuevo estudio proporciona novedosas evidencias experimentales y observacionales de que la biodiversidad de distintos grupos de organismos del suelo es esencial para el funcionamiento adecuado a lo largo de distintos biomas de la tierra. Estos procesos ecosistémicos incluyen la regulación del clima, la fertilidad del suelo, la producción de comida, la descomposición de desperdicios y la mantención de suelos con una carga reducida de patógenos y genes de resistencia a antibióticos. El estudio destaca la necesidad de mantener la biodiversidad de distintos grupos de organismos del suelo, desde bacterias a lombrices y, sobre todo, de identificar y proteger aquellas especies con especial importancia funcional y que se encuentran altamente conectadas dentro de la red trófica.
Esta investigación ha sido realizada como parte del proyecto CLIMIFUN de la Comisión Europea, concedido a Manuel Delgado-Baquerizo, actualmente investigador Ramón y Cajal de la Universidad Pablo de Olavide y líder del laboratorio de Biodiversidad y Funcionamiento Ecosistémico de dicha Universidad, quien explica: “Organismos del suelo como las lombrices, los nematodos o los protistas, pueden parecer mucho menos atractivos, a simple vista, que otros como las plantas, aves y mamíferos. Sin embargo, la vida en la Tierra simplemente no existiría sin ellos”.
Para llegar a esta conclusión, científicos de nueve países y una veintena de instituciones, muestrearon cerca de un centenar de ecosistemas terrestres que van desde zonas desiertas a bosques tropicales y ecosistemas polares situados en regiones de todo el mundo. Este estudio también proporciona evidencias de que los efectos de la biodiversidad de plantas sobre el funcionamiento ecosistémico están catalizados indirectamente a través de la biodiversidad de los organismos del suelo.