El objetivo del estudio 'La influencia de la RSE en la gestión de personas: buenas prácticas' es analizar y divulgar el impacto de los principios y de las actuaciones de responsabilidad social de la empresa (RSE) en las políticas y prácticas de gestión de personas y cómo esta combinación contribuye a la gestión responsable de las empresas. El estudio recorre los beneficios directos de esta influencia en la motivación de los equipos, en su productividad, en la mejora del clima laboral e incluso en el sentido de pertenencia a la empresa
Según la Estrategia española 2014-2020 en materia de RSE, la gestión responsable de los recursos humanos y el fomento del empleo es una de las diez líneas de actuación. Además, bajo la Ley 11/2018 algunas empresas están obligadas a publicar su estado de información no financiera, aportando no solo información relativa a cuestiones medioambientales, de sostenibilidad o de derechos humanos, sino también indicadores sobre cuestiones sociales y relativas al personal lo que hace más evidente aún la conexión de la RSE con los aspectos de gestión de las personas en las organizaciones. A escala global, esta confluencia entre ambas realidades de la organización se enmarca en el marco legislativo de la Unión Europea y de otros organismos internacionales como el Pacto Mundial o los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
El estudio destaca los principales ejes comunes entre la RSE y la gestión de personas: tanto la RSE como la gestión de personas tratan de superar los mínimos que marca la legalidad, es decir la RSE apuesta por el compromiso social y la sostenibilidad, más allá de lo que se exige por ley y la gestión de personas tiene como aspiración crear el mejor entorno laboral posible gracias a su compromiso con una cultura que promueva la motivación, el desarrollo de talento, la mejora del clima laboral y sobre todo el fomento del sentido de pertenencia a la empresa. Ambas visiones también coinciden en que es un requisito indispensable situar a los empleados en el centro de sus políticas, los trabajadores son el principal grupo de interés para la dimensión social de la RSE.
Cada vez más, a la hora de incorporarse o de permanecer en una empresa, las personas valoran que esta demuestre su compromiso con la sociedad y el medio ambiente y que refleje una cultura efectiva de igualdad, diversidad y transparencia. Estratégicamente, la ética de la empresa y su reputación e identidad corporativas se convierten en un activo y en un referente para la atracción y retención del talento.
Para la articulación de estas interacciones entre la RSE y la gestión de personas se requiere un modelo organizativo adecuado que facilite la toma de decisiones estratégicas y sobre todo el liderazgo efectivo para llevarlas a cabo. Una gestión responsable de las personas implica un liderazgo responsable.
Desde el Instituto de Innovación Social de ESADE, sus académicos proponen un decálogo con las principales líneas de actuación para que una empresa evolucione hacia el concepto de gestión responsable de personas que actúe con eficacia e impacto:
En definitiva, las prácticas de responsabilidad social desempeñan un papel fundamental y eficaz para lograr el compromiso del empleado con la empresa ('engagement'), garantizando la gestión responsable efectiva de las personas.