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Este concepto se define como el porcentaje de niños de 10 años que no pueden leer y comprender un relato simple, algo que le sucede a más de la mitad de los niños que viven en países menos desarrollados. En los países pobres, esta proporción se eleva hasta el 80%, según datos de la UNESCO.

Esta nueva meta se corresponde con los esfuerzos encarados en el marco del Proyecto de Capital Humano con el propósito de generar el compromiso político necesario para acelerar las inversiones en las personas. Gran parte de la variación del Índice de Capital Humano (que se utiliza para medir los avances de los países respecto de la salud, la educación y la tasa de supervivencia de su población) obedece a las diferencias en los resultados educativos. “Alcanzar esta meta de aprendizaje es fundamental para lograr nuestra misión”, según David Malpass, presidente del Grupo Banco Mundial. “Para abordar la pobreza del aprendizaje será necesario implementar reformas integrales que permitan garantizar que los recursos internos se utilizarán de manera eficaz. La meta señala la urgencia de realizar inversiones para lograr una mejor enseñanza y mayor coordinación en las prioridades fundamentales del aprendizaje”.

Y según Annette Dixon, vicepresidenta de Desarrollo Humano del Grupo Banco Mundial, “en muchos países se ha eliminado casi por completo la pobreza del aprendizaje, con niveles inferiores al 5 %. Pero en otros es sumamente elevada. Estamos poniendo en peligro el futuro de muchos niños. Esta situación es moral y económicamente inaceptable. Con esta meta de aprendizaje se busca impulsar los esfuerzos para lograr un objetivo ambicioso pero alcanzable”.

Varios países en desarrollo muestran que es posible avanzar con rapidez. En Kenya, se han hecho progresos gracias a las actividades de capacitación para docentes facilitadas mediante la tecnología, las guías para maestros y la entrega de un libro de texto por cada niño (en inglés y en kiswahili), con contenidos adecuados al nivel de los alumnos. En Egipto, el Gobierno modificó los planes de estudio y sus sistemas de evaluación, de manera que ahora se evalúa a los alumnos durante todo el año. Aquí, el elemento principal de las reformas se centró en el aprendizaje y ya no en la obtención de un certificado escolar. Y en Vietnam, los notables resultados del aprendizaje se atribuyen a la aplicación de un plan de estudio de alcance nacional claro y explícito, a la disponibilidad casi universal de libros de texto y al bajo nivel de ausentismo de alumnos y docentes. En muchos otros países, las mejoras siguen siendo preocupantemente lentas. Aun si los países logran reducir sus niveles de pobreza del aprendizaje al ritmo más veloz registrado en los últimos 20 años, el objetivo de acabar con ella no podrá alcanzarse para 2030.

El Banco utilizará tres pilares de trabajo para ayudar a los países a alcanzar esta meta y mejorar los resultados del capital humano de su población. En primer lugar, un paquete de políticas de alfabetización conformado por intervenciones de nivel nacional probadamente eficaces para promover en gran escala la competencia en lectura. Esto supone garantizar el compromiso político y técnico con la alfabetización, asentado sobre planes adecuadamente financiados; garantizar la enseñanza eficaz para lograr la alfabetización mediante una pedagogía eficaz y fuertemente estructurada; preparar a los docentes para que enseñen en el nivel adecuado y brindarles capacitación práctica en las propias escuelas; garantizar el acceso de todos los niños a los libros de texto y de lectura, e impartir la enseñanza en el idioma natal de los alumnos.

También un enfoque renovado sobre la educación que fortalezca los sistemas educativos en su totalidad, de modo que las mejoras en el nivel de alfabetismo puedan sostenerse y ampliarse, y puedan lograrse también los demás resultados educativos. Este enfoque abarca cinco pilares: i) alumnos preparados y motivados; ii) docentes eficaces y valorados; iii) aulas equipadas para el aprendizaje; iv) escuelas seguras e inclusivas, y v) sistemas educativos bien administrados. Y, por último, un programa de mediciones e investigación ambicioso, que incluya la medición tanto de los resultados del aprendizaje como de sus causas, así como innovaciones e investigaciones continuas orientadas a la acción (lo que comprende el uso inteligente de las nuevas tecnologías) que indaguen sobre cómo desarrollar las habilidades básicas.

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