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En el quinto videoblog de Auara, que se difunde a través de Diario Responsable, su cofundador y CFO, Luis de Sande, nos detalla cómo se debe financiar una empresa social en función de sus necesidades y la fase de desarrollo en la que se encuentre. Cada una de ellas tiene un nivel de riesgo y un coste asociado que se debe saber distinguir, para así buscar el mejor inversor.

Éstas son las cuatro fases:

  1. Fase inicial de Gestación. En esta primera fase lo más importante son los fundadores y la idea en la que se va a basar el negocio, que debe estar bien fundamentada. En esta etapa las necesidades financieras tienen que ser bajas, ya que es cuando se determina si el proyecto va a tener viabilidad. También aconseja fijar bien el acuerdo de accionistas para profesionalizar lo que cada fundador aporta. Asimismo, como empresa social que se está gestando, se debe incluir en los estatutos la misión social.

  1. Fase dos: Creación. Esta fase llega cuando ya se tiene un prototipo de producto y aumentan las necesidades financieras. Además, ya tienes un equipo creado. Como el nivel de riesgo es alto, porque aún no hay nada lanzado en el mercado, los mejores inversores son los llamados “Family&Friends”, la gente cercana a los fundadores que creen en el proyecto y apuestan por él. Una herramienta básica que se debe incorporar en esta etapa es el plan de negocio a 5 años, donde se refleje cómo se desarrollará la empresa y sus necesidades económicas. Es importante, como empresa social, auditar las cuentas para ser muy transparentes. Por último, existen métodos de financiación accesibles como las incubadoras y los premios.
  1. Fase 3: Lanzamiento. En esta etapa se requiere ya un nivel de financiación más elevado, pues es cuando se va a necesitar formar un equipo comercial, la distribución del producto, producir suficiente stock,… Por tanto, la empresa se tiene que profesionalizar más. Es en este momento cuando se deben buscar inversores tipo “business angels”, inversores de impacto y empresas de crowdfunding. Es importante definir bien el plan de salida del inversor de la empresa creada. También empiezan a tenerse en cuenta los bancos, pues se necesitan líneas de liquidez. Al tener ya unos inversores más fuertes y profesionales, Luis de Sande aconseja buscar asesoramiento legal y financiero.
  1. Fase 4: Consolidación. Se trata del momento en el que plantearse escalar la empresa a otros mercados, hacerla más grande y, por tanto, aumenta considerablemente la necesidad financiera. Los inversores que más se aconsejan en esta etapa son los “venture capital” o fondos de inversión de impacto, que buscan apoyar a empresas sociales. Otra forma de conseguir capital es mediante alianzas con empresas europeas y buscar financiación conjunta. Dado que en esta fase lo normal es estar cerca del break even, las entidades financieras suelen acceder a la financiación sin recurso. Todas las herramientas anteriores se acentúan, pues el entorno es mucho más profesionalizado.
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