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En el cuarto videoblog de Auara, que se difunde a través de Diario Responsable, nos cuentan cómo se inició su primer proyecto social. Fue en la República de Benín, que se encuentra en el Golfo de Guinea del África Occidental, entre Togo y Nigeria. Este país es uno de los menos desarrollados del mundo.

Su economía ocupa la posición 170 del total de 193 países, y el proyecto se llevó a cabo en la localidad de Tamarou, que al estar situada al norte del país sufre abandono por las escasas infraestructuras y su lejanía de las principales ciudades, situadas en la costa.

Junto a Manos Unidas, uno de los socios con los que colabora AUARA, se construyó un pozo en el colegio de Tamarou para que 500 personas, entre alumnos y familias, tuvieran acceso a agua potable. Ese pozo ha tenido un impacto muy positivo en la vida de esas personas, que viven en situación de pobreza extrema, y ha sido para ellos como encontrar un tesoro. Un tesoro que les ha permitido dejar de emplear una media de tres horas diarias en ir a buscar agua, poder dedicar ese tiempo a ir al colegio, para formarse para un futuro mejor, y evitar enfermedades causadas por beber agua en mal estado, como el cólera, la difteria, diarreas o cólicos.

Desde diciembre de 2016, cuando se terminó el pozo de Tamarou, AUARA ha desarrollado otros 36 proyectos más en 15 países de África, Asia y América Central, lo que le ha permitido suministrar más de 13,2 millones de litros de agua potable a cerca de 22.300 personas, mientras que otras cerca de 2.000 se han beneficiado de la instalación de sistemas de saneamiento, como baños y duchas.

Durante estos cuatro años AUARA ha construido pozos en países como Benín, Congo, Camerún, Etiopía, India o Camboya, y ha rehabilitado otros ya existentes en Mozambique, Sierra Leona o Camerún.

Los tanques de agua son otro tipo de infraestructuras que construye AUARA, para recoger el agua de lluvia en zonas donde las precipitaciones no son abundantes. Este tipo de contenedores se han instalado en comunidades y colegios de Uganda, Marruecos, Kenia, Camboya o Haití.

Por último, los proyectos relacionados con la construcción de baños y letrinas, que permiten un saneamiento digno para todo el mundo, se han impulsado sobre todo en Camboya e India.

“Nunca sabes hasta qué punto el agua le puede cambiar la vida a alguien”, explica en este videoblog Pablo Urbano, cofundador de AUARA, quien detalla cómo la construcción de baños y letrinas ha permitido que en la localidad de Roka (Camboya) las personas infectadas por VIH por una mala praxis de un chamán, y por miedo al contagio, volvieran a integrarse en la sociedad gracias a la existencia de baños y letrinas.

AUARA, en amhárico, idioma etíope, significa “tormenta de arena”. Y después de una tormenta como las que se producen en desiertos como el de Afar, el lugar más cálido y seco del planeta, lo único que desea el ser humano es poder beber agua. Por eso, el acceso al agua es como encontrar el tesoro más valioso, para después poder continuar luchando para hacer realidad otras ilusiones y deseos.

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