Dicen que el ejemplo es el mejor maestro, por lo que Macarena no dudó en aportar su conocimiento empresarial a SoulEM, el proyecto que su madre empezó en los años 90 para permitir encontrar una segunda oportunidad a mujeres en riesgo de exclusión. Madre e hija hacen un tándem ganador en esta iniciativa que va más allá de la Inserción Laboral: además de un trabajo, dan un oficio, un refugio y devuelven la ilusión a mujeres que hacía tiempo que no se permitían soñar con el futuro.

Su madre fue la primera valiente. La que dijo “si yo puedo, otras pueden”. La que no se conformó con lo que veía en su entorno. Una  de esas mujeres que no saben darse la vuelta cuando ven un problema. Luisa Fresno fundó SoulEM en los años 90 y, aunque ya está jubilada, sigue yendo todos los días al taller. Su presencia es importante para las mujeres que trabajan ahí.

Su hija Macarena heredó el ejemplo y la energía. Por eso no dudó en responder a la llamada cuando hace 8 años su madre le dijo “Niña, entra y ayúdame”. Macarena y su madre hacen un tándem invencible porque tienen un propósito muy claro: ayudar a mujeres valientes, ofreciéndoles un trabajo digno y seguro

Neus Portas - Cuéntame qué es Soulem

Macarena López-Cordón -  SoulEM nació como empresa de inserción laboral de la Asociación Entre Mujeres, que es su promotora. Lo fundó mi madre, M Luisa Fresno, una mujer muy implicada, una visionaria de la problemática social. Justo donde vivimos, el barrio de Hortaleza, colinda con un barrio un poco marginal, que es la Uva de Hortaleza, donde en los años 90 casi una generación entera de hombres desapareció por la droga. En esa situación, las mujeres del barrio tuvieron que ponerse al frente de estructuras monoparentales, aprender a trabajar para tirar adelante la familia, pero sin ningún oficio. Mi madre se dio cuenta de que no bastaba con conseguir comida para ellas, sino que había que enseñarles un oficio y darles trabajo y así fue como nació la Asociación Entre Mujeres.

N.P. - ¿Cómo surgió la idea de hacer lámparas? ¿Por qué lámparas?

M.L.- Pues por una de esas casualidades que ocurren con estas cosas (aunque mi madre, que es creyente, lo asimila a un pasaje de la Biblia). En la iglesia donde mi madre hacía de voluntaria, conoció a un señor de origen cubano que trabajaba en mantenimiento y que le contó que en su país se dedicaba a hacer pantallas para lámparas. Esa noche mi madre tuvo un momento eureka: se dio cuenta de que había encontrado qué oficio enseñarles a esas mujeres. Pero antes aprendió ella. Consiguió que Pedro Ariza, un artesano de Lavapiés, le enseñara a hacer lámparas. Y ahí empezó, pero además haciendo las lámparas artesanas de verdad, las plisadas, fruncidas con lazadas... las más elaboradas, vamos. Cuando ella ya supo, pudo enseñar a las chicas a hacer ellas también las lámparas.

N.P.- ¿Y cuándo te incorporaste tú a SoulEM?

M.L.- Yo trabajaba en el sector turístico y en el 2009, que empezaba la crisis, quería irme un tiempo fuera de España. Mientras esperaba a irme, le ofrecí a mi madre ayuda con los temas de marketing y ventas. Me metí y el proyecto me envolvió. Conocí de cerca, desde dentro, un proyecto que había estado siempre en casa. Y ya no pude salir. Lo que tenía que ser temporal, se convirtió en mi proyecto de vida.

Además, me di cuenta de que lo que mi madre había empezado como un proyecto social, era también un proyecto de nicho muy bien definido, sin ella saberlo. Así que empecé a ofrecer el producto al sector que conocía: a los hoteles. Y encajó genial.

Es verdad que al principio teníamos que ocultar quién lo había hecho, porque en ese momento se consideraba de menor calidad, al estar hecho en un centro de inclusión laboral. Pero el diseño y la calidad gustaban, así que nos centramos durante un tiempo en vender sólo el producto, mientras desde dentro afianzábamos el equipo: lo importante en ese momento, en plena crisis, era subsistir, que nadie tuviera que irse.

Así que yo me encargaba de la parte de negocio y mi madre, del aspecto social: hicimos un tándem que encajaba a la perfección.

NP- Y hasta ese momento, ¿dónde se vendían las lámparas?

MS- Pues mi madre vendía, pero con sus recursos y a su manera. Se recorría todas las tiendas de Madrid, con una bolsa llena de telas y fotos. Empezó vendiendo en tiendas infantiles, conseguía colaboradores para pintar a mano las pantallas… Consiguió incluso que algún gran almacén le comprara las pantallas. Hizo mucho, por estar ella sola. Pero no era escalable.

Y al incorporarme y ver que podíamos hacer crecer las ventas, vimos claro que había que pasar de asociación a empresa: primero, porque como asociación teníamos un tope de facturación y segundo (y más importante), porque no podíamos seguir dependiendo de donaciones, teníamos que pasar a activar y hacer crecer un modelo de negocio más sostenible.

Y ahí  nació SoulEM, cuyo nombre significa “el alma de Entre Mujeres”, con un formato de empresa de Inserción Laboral.

N.P.- Entonces, los hoteles son vuestro nicho, ahora mismo.

M.L. - Hasta hace un par de año, sí que eran casi sólo hoteles. Pero la realidad es que un hotel no es estable, no puedes predecir cuándo comprarán. Por eso decidimos dar el salto al retail, para tener más continuidad. Y, de momento, hemos entrado ya en Leroy Merlin y estamos en conversaciones con otras cadenas. Así que muy contentas, porque podemos asegurar el crecimiento sin depender de subvenciones.

Porque aunque es verdad que hay un esfuerzo por capilarizar las ayudas de la administración, todavía cuesta que lleguen a los pequeños. La realidad es que las grandes ONGs se llevan el 90% de las subvenciones. Así que hay que buscar otras vías.

También hay marcas e iniciativas sociales que apoyan el proyecto, con una posición más filantrópica, que resultan una ayuda valiosísima.

N.P.- Háblame del proyecto social. ¿A qué tipo de mujeres ayudáis? ¿Cuál es vuestro objetivo?

M.L.- Aquí damos trabajo a mujeres con pocos recursos, que han sobrevivido a situaciones extremas, exclusión social, explotación sexual… todas ellas con situaciones realmente problemáticas.  Por eso, previo al trabajo, les damos formación y después las contratamos. Porque no queremos sólo formar durante los 3 años que indica la ley para empresas de inserción laboral. Nuestro objetivo es poder ofrecerles un trabajo indefinido. De hecho, siempre decimos que aquí las mujeres entran pero no se van.

Esto a ellas las tranquiliza, sobretodo las que vienen de situaciones más difíciles. Tienen mucho miedo al abandono. Son mujeres que vienen con traumas duros, no sólo por haber cambiado de país, sino que en su mayoría han pasado por situaciones muy complicadas.

De hecho, a menudo pasa un tiempo hasta que son capaces de aprender, porque el miedo paraliza, no te deja asimilar información.

Por eso hemos empezado con talleres de arte terapia, donde pueden soltarse, expresar sus emociones. Está funcionando muy bien para las primera semanas, previo a la formación.

EMPRENDER Y APRENDER

N.P.- ¿Cuáles dirías que son las 3 características de la actitud emprendedora?

M.L.- Pienso en mi madre y veo que es una persona líder, pero con liderazgo innato, sin pretenderlo; valiente, muy valiente. Y luego, el mix entre inteligencia y bondad: me parece muy atractivo cuando una persona usa su inteligencia para hacer el bien.

N.P.- ¿Cuáles son las aptitudes de un emprendedor?

M.L.- Saber vivir con incertidumbre alta manteniendo la calma. Yo soy consciente de que estaré instalada durante casi toda mi vida en un estadio de incertidumbre alta.

Luego la resiliencia. Aquí lo hemos aprendido todas. Hemos aprendido a aguantar en momentos muy difíciles y a ser muy peleonas para que el proyecto aguantara. La crisis fue muy dura. Lo fue para todos, pero para un proyecto pequeño y social, es muy difícil, porque los bancos no te quieren. Además, este es un proyecto de pocas personas pero muy implicadas, así que pusimos toda la carne en el asador, nos la jugamos al “todo o nada”.

Y por último, he aprendido que es importante saber contar tu historia y los premios ayudan mucho a ello. Gracias a premios importantes que hemos ganado, han llegado personas clave a nosotros, que nos han ayudado mucho y nos han ayudado a llegar donde estamos con su expertise.

N.P.- ¿Y qué es lo que hace que alguien actúe cuando ve una necesidad?

M.L.- Yo creo que se lleva puesto pero también se va adquiriendo. Alguien como mi madre, por ejemplo, es difícil que aguante en un puesto medio, que se mantenga en su zona de confort. Pero también se aprende, yo he aprendido mucho con mi madre, ahora me siento cómoda en la incertidumbre y resolviendo las necesidades que veo en mi entorno.

N.P.- Y por el camino ¿qué has aprendido y cómo?

M.L.-  Leo mucho sobre la economía social, sobre emprendimiento y crecimiento empresarial…  ¡Hace años que no leo novelas!

También he aprendido que ya no quiero dedicarme a nada que no tenga un impacto social.

Y, muy importante, he aprendido a definir un modelo de negocio diversificado y sostenible para un fin social.

N.P.- Y de las mujeres que trabajan aquí, ¿qué has aprendido?

M.L.- Resiliencia, tesón, valentía, capacidad de aprendizaje… A relativizar todo, esas mujeres te ayudan a pisar tierra. Aprendemos de ellas por todo lo que han tenido que aprender. Hay mucha fuerza en ellas. Como decimos siempre, la segunda oportunidad no se la damos nosotros, se la han encontrado ellas.

  • Test para emprendedores con actitud •

N.P.- Cuál es tu referente de actitud emprendedora.

M.L.- Mi madre, Mª Luisa Fresno

N.P.- Lo bueno y lo malo de emprender.

M.L.- Lo bueno, que combina realización profesional con personal. Lo malo, que tienes que aprender a vivir en un grado alto de incertidumbre.

N.P.- Cuál ha sido el caso personal en el que sientes que más has impactado.

M.L.- Cada uno de los casos que pasan por SoulEM. Formo parte de un grupo de trabajo que ve vidas transformadas.

N.P.- Si pudieras reinventarte, ¿que serías?

M.L.- Lo mismo, acepto lo que soy.

N.P.- ¿Cuál es tu mayor talento?

M.L.- Las ganas y capacidad de aprender.

N.P.- ¿Y tu mayor hobby?

M.L.- El cine y pasar tiempo con amigos y nuestros hijos, ya sean comidas, viajes, diferentes planes.

N.P.- ¿Cuál es tu propósito vital, tu aportación al mundo -o a tu mundo-?

M.L.- El trabajo por aceptarnos y querernos; a partir de ahí somos capaces de hacer cosas maravillosas por otras personas.

N.P.- Tu héroe o heroína en la vida real.

M.L.- Todas las personas valientes.

N.P.- Algo que no soportes.

M.L.- La vaguería

N.P.- Algo que te fascine.

M.L.- La inteligencia usada para hacer cosas buenas.

N.P.- ¿Cómo llevas los lunes?

M.L.- Bastante bien, tengo más sueño y más hambre (más necesidad de consumir calorías), pero buena actitud.

N.P.- ¿Qué te motiva a empezar la semana con actitud emprendedora?  

M.L.- Recordar a qué me dedico y las personas con las que comparto proyecto.

N.P.- El libro con el que más hayas aprendido

M.L.- Hay muchos, prefiero reseñar un cuento que le estoy leyendo a mi hija Vega, que tiene 4 años, y que me recomendó un amigo: “Las estrellas de mar”, de Eloy Moreno. Es una adaptación de cuento sufí,  que habla sobre los valores humanos y sobre no ser derrotistas, me encanta.

N.P.- Solo se va más rápido, pero en equipo…

M.L.- Se vive mejor, se convierte en una experiencia más completa, más de comunidad,  tanto de celebración en los buenos momentos como de resiliencia para los malos.

N.P.- Yo sola no puedo cambiar el mundo, pero…

M.L.- Muchas personas haciendo cambios pequeñas, construimos un cambio grande.

N.P.- Una frase que te defina:     

M.L.- No deseo que las mujeres tengan más poder sobre los hombres, si no que tengan más poder sobre sí mismas. (Mary Shelley).

Sin duda, entrar en SoulEM es entrar en otro mundo, un pequeño microclima acogedor, diverso, lleno de optimismo y de mucho agradecimiento en la cara de cada una de las mujeres que pude conocer. La energía de M Luisa se percibe como infinita, con sólo un rato de estar con ella. La serenidad y dulzura de Macarena, están en cada palabra. Un tándem maravilloso de madre e hija que dedican su vida a ayudar, como en el libro que nos sugería Maca, a cada una de las estrellas que a veces quedan varadas en la playa. Macarena y su madre no podrán cambiar el mundo, pero para ellas y cada una de las mujeres que acogen en SoulEM, este proyecto es su mundo. Gracias Maca, gracias M Luisa, por ayudarnos a pisar tierra.

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