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A Donny Reyes le han intentado matar varias veces. No debe salir solo a la calle. Mientras está en "Tegus", siempre debe ir con mucho cuidado. Varios de sus compañeros han sido asesinados en los últimos años por defender su orientación sexual. Su sensación al llegar a España es de sorpresa, de extrañeza. Siempre mirando hacia atrás, con miedo. La sorpresa -y la alegría- vienen cuando de repente se encuentran con una bandera arco iris en la calle o ve a dos hombres cogidos de la mano. Si se besan, le da un vuelco el corazón.

Este fin de semana pasó por diario_responsable Donny Reyes, uno de los activistas más reconocidos del movimiento LGTBI en centroamérica. durante el rato que estuvo con nosotros, Helena Manrique nos ofreció entrevistale, pero al ver la afinidad existente entre ellos, la dulzura en el trato que se profesan le ofrecimos la oportunidad de realizar ella misma la entrevista.

Manrique, psicóloga de formación, especializada en intervención comunitaria desde una perspectiva psicosocial y en el fortalecimiento de las capacidades en situaciones de violación de derechos humanos, mujer valiente se prestó a ello. Donny es miembro de la Asociación Arcoiris una organización LGBTI establecida en 2003 cuya labor es calificada como de alto riesgo. La asociación proporciona apoyo a las personas LGBT víctimas de la violencia, lleva a cabo iniciativas de sensibilización, promueve programas de prevención del VIH y presiona al gobierno de Honduras para avanzar los derechos LGBT en el país.

Reyes ha sufrido ataques, intimidación, amenazas, y agresiones por la policía. Se vio obligado a abandonar Honduras y esconderse en varias ocasiones. Entre julio de 2015 y enero de 2018, la asociación que coordina ha reportado más de 50  incidentes de seguridad y seis de sus miembros han sido asesinados. En la entrevista nos cuenta cómo es la vida de un miembro del Colectivo LGTBI en centroamérica y las razones por las que existe tanta la intolerancia en la región

El portavoz de este colectivo hondureño explica que no sólo no se sienten protegidos por las fuerzas militares y los cuerpos de seguridad del estado, más bien se sienten amenazados. Así mismo da a conocer el cruel papel que juegan las iglesias evangélica y la católica en la represión.

Para muchos de elllos España es su última oportunidad

 

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